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domingo, 18 de mayo de 2025

A DESPEDIRSE DEL 49% DEL PRESUPUESTO DE LA OEA QUE APORTA HASTA AHORA EE UU, UN ORGANISMO QUE SE IZQUIERDIZA

La Organización de Estados Americanos (OEA), el hasta ahora  más importante ente jurídico, político e institucional del hemisferio sur, atraviesa la peor encrucijada de su historia reciente, entre divisiones y una movediza estructura organizacional que hacen difícil avizorar su subsistencia futura.

 El 26 de mayo próximo, Surinam, miembro de la regional CARICOM, asumirá por primera vez la secretaría general, tras ser electo “por aclamación” -según los medios locales caribeños- en marzo pasado,  su representante Albert Ramdin, actual canciller del gobierno izquierdista de Chan Santokhi, en marzo pasado.

Ramdin, de 67 años, sustituye en el cargo al uruguayo Luis Almagro, quien estuvo frente a la OEA durante dos períodos (2015-2025).

Surinam será acompañado en su gestión por Colombia con la diplomática Laura Gil como secretaria general adjunta, electa el 5 de mayo con el apoyo de Brasil, Bolivia, Uruguay, y varios Estados del Caribe, luego de ser la viceministra de asuntos multilaterales del gobierno de Gustavo Petro.

Otro elemento que añade incertidumbre al funcionamiento de la organización es el “distanciamiento” de EEUU. Durante la elección de marzo, Washington decidió un alto a su actividad diplomática, luego que el candidato de Paraguay, Rubén Ramírez, a quien apoyó, se retiró por estar en desacuerdos con el respaldo de países de izquierda a Ramdin y las posiciones de éste en apoyo al régimen de Venezuela.

El rol de EE UU y su aporte de 49%, el más alto que recibe la OEA, quedan “en el aire”, y con ello también el futuro de la institución hemisférica.

“Estamos viviendo un momento sumamente peligroso en la proyección de la OEA, porque un país miembro de CARICOM asume la secretaría con una agenda muy distinta a la de Latinoamérica”, asegura el diplomático Milos Alcalay, exrepresentante permanente de Venezuela ante las Naciones Unidas y defensor de la organización internacional.

Afirma que Almagro, si bien fue canciller del gobierno izquierdista de José Pepe Mujica (recientemente fallecido), hizo suya la defensa de los principios y valores frente a la secretaría general de la OEA.

“Entendió que su papel era hemisférico, no personal; era la defensa de los principios de la OEA, de buscar elecciones transparentes y evitar la corrupción. Eso es lo que la organización necesita en estos momentos”, señala Alcalay.

No ha escuchado de ninguno de los electos la defensa a los principios rectores de democracia, derechos humanos, desarrollo y seguridad, a los que hay que regresar, asegura.

“Veo con preocupación que ese no es el rumbo, que es más bien la sustitución de la OEA, que es un viejo afán de grupos totalitarios como Cuba, el régimen de Maduro, en Venezuela, y de Ortega en Nicaragua”.

En este contexto, Alcalay indica que lo “realmente preocupante” es la elección y el rol que jugará Colombia con “la candidata de Petro”.

Destaca que el presidente de ese país, en vez de defender a la OEA, lideró hace dos días, como presidente de la CELAC, una reunión de los miembros de la comunidad con China, que sirvió de anfitrión como aliado ideológico, en medio de las fuertes tensiones arancelarias con EEUU.

Sostiene que esta entidad, fundada en 2011 con el empuje de Hugo Chávez, “se creó precisamente para tratar de acabar con el organismo interamericano” que incluye a EEUU y Canadá, y ha llevado como una agenda paralela”.

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