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domingo, 9 de marzo de 2025

EUROPA, Por Martín Poblete Pujol



Hace poco más de treinta años, según lo contaba el Canciller alemán Helmut Kohl, un grupo de jóvenes le preguntó que les habían dejado los estadistas y políticos de post-Segunda Guerra Mundial, "los de su generación Canciller",  Kohl les contestó con una sola palabra: Europa.

Tenía razón Kohl, un complejo entramado de acuerdos, instituciones y tratados, abarcando todos los aspectos económicos, financieros, políticos y sociales, culminaron en el Tratado de Maastricht y la fundación de la Unión Europea.  

Sin embargo, quedaron pendientes las cuestiones de seguridad continental, entregadas al predominio de los Estados Unidos y su alianza geoestratégica, la OTAN;  al día de hoy, la más importante instalación militar en Europa es el complejo aéreo-militar americano en Ramstein, Alemania. 

En los aspectos nucleares, con excepción del Reino Unido, todos los países integrantes de la Unión Europea dependen de la protección del paraguas nuclear americano; Francia tiene un reactor pesado, en Marcoule, su fuerza nuclear es considerada demasiado pequeña y no ha sido considerada en las negociaciones de control de armas nucleares entre Estados Unidos, Gran Bretaña y Rusia.

La guerra de agresión de Rusia en Ucrania, y la sucesión de acontecimientos al comienzo del gobierno del Presidente Donald Trump en Estados Unidos, con sus implicancias para la OTAN y la seguridad europea, han dado un fuerte remezón a las nociones preexistentes, el resultado es un rudo aterrizaje en aquello que don Miguel de Unamuno llamaba "el sentido de la realidad". 

Respecto de la guerra, Europa puede mantener el aprovisionamiento del ejército ucraniano en el actual frente en territorio de Ucrania, otra cosa es mantener la incursión ucraniana en Kursk, región históricamente importante para Rusia; en asunto relacionado, elevar la capacidad estratégica y nuclear de las principales potencias europeas, léase Alemania, Francia, Italia, será tarea de largo plazo, por lo menos diez años según lo ha indicado el Presidente Macron.  

En consecuencia, a la hora de implementar un eventual acuerdo de paz y de garantizar su aplicación en el terreno, Europa necesita de la cooperación de Gran Bretaña y, fundamentalmente, de Estados Unidos. En estos asuntos, la historia y la realidad son implacables.   

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