El líder ultraderechista (foto izquierda) será juzgado por dirigir, presuntamente, una conspiración para anular la
victoria electoral del actual mandatario, Luiz Inácio Lula da Silva, mediante una
intervención militar. La decisión fue aprobada por unanimidad por los cinco jueces integrantes de la
Sala Primera del Supremo tras conocer los
detalles de la investigación, expuestos por la Fiscalía, y escuchar los
argumentos de la defensa del líder ultraderechista.
En un país todavía marcado por la memoria de la última dictadura militar (1964-1985), el juicio contra el expresidente, un nostálgico de ese periodo, amaga con sacudir la vida política los próximos meses.
El líder de la oposición
brasileña clamó su inocencia y se declaró un "perseguido".
"Parece que tienen algo personal contra mí, y las acusaciones son muy
graves e infundadas", dijo a periodistas rodeado de congresistas, incluido
su hijo Flávio Bolsonaro, en su primera reacción.
Allí admitió que, tras
las elecciones de 2022, discutió con comandantes militares
"hipótesis" para declarar el Estado de sitio y de defensa, pero
defendió que estos escenarios están previstos en la Constitución, como informaron
las agencias internacionales.
El magistrado Alexandre
de Moraes, instructor del caso y primero en votar, consideró que hay
"materialidad" e "indicios razonables" en la acusación que
presentó la Fiscalía. El juez dijo que los hechos fueron descritos "en
forma detallada" y "satisfactoria". "Tuvimos un intento de
golpe de Estado violentísimo (...) una violencia salvaje, con petición de
intervención militar para un golpe de Estado", señaló.
El juez sostuvo que
"la organización criminal siguió todos los pasos necesarios para derrocar
al Gobierno legítimamente elegido" en un objetivo que "no se
concretó" por "la resistencia de los comandantes del Ejército y la
Fuerza Aérea a las medidas de excepción".
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