kradiario.cl

lunes, 17 de diciembre de 2012

LA PERVERSA REALIDAD DEL LUCRO Y DE LAS ACREDITACIONES UNIVERSITARIAS

Por Walter Krohne

Dijimos ya varias veces que el escándalo de las acreditaciones universitarias estaba recién comenzando y todo lo que ha ocurrido hasta ahora son sólo muestras de la punta de un gran iceberg. Los chilenos hemos vivido varios años engañados con este sistema de acreditación que sólo ha servido para fomentar el lucro descarado, pero no sólo eso, también las coimas y la estafa globalizada, sin que en todo este oscuro túnel de corrupción alguien haya pensado en mejorar la calidad de la educación, porque este aspecto nunca estuvo contemplado.

La delincuencia y corrupción masiva, como partes de un capitalismo que lo permite abiertamente, está a la vista de todo el mundo y están también identificados los que decidieron abrir universidades, colegios subvencionados por el Estado e institutos, solamente para ganar dinero, sin importarles para nada, en una mayoría de casos, que clase de educación estaban vendiendo a millones de familias, una gran parte de ellas pobres o de clase media, siendo sus hijos aceptados con crédito avalados por el Estado, teniendo que pagar por estos préstamos altos intereses casi de por vida. Este es un negocio redondo para decenas de universidades y colegios, porque es plata segura, con la cual los sostenedores han ampliado “los negocios educacionales” comprando inmuebles a través de empresas brujas que aparecen como firmas arrendadoras a los planteles de enseñanza de los edificios que ocupan para impartir las clases.

Esto no es sólo de este Gobierno, sino que viene de antes, aunque el Presidente del Senado, Camilo Escalona, diga ahora, como lo hizo hoy en 24 HorasTV, que se ha impuesto de esta realidad hace muy poco tiempo al estallar varias bombas de tiempo, como la de la Universidad del Mar que, a pesar de todas las irregularidades detectadas, sigue en pie y sin mucho ánimo de parte de las autoridades de clausurarla ni tampoco estatizarla. Lo curioso es que lo mismo que dijo Escalona lo mencionó antes, en otra entrevista,  el ex Presidente Ricardo Lagos. Si las máximas autoridades del Estado no saben lo que ocurre en el mundo privado de este país, los chilenos estamos lamentablemente perdidos.

Todo esto es el resultado de un modelo neoliberal de libre mercado en el cual todas las cosas que se hagan y proyectos que se emprendan tienen un determinado precio que a veces llegan a niveles tremendamente altos los que permiten a los sostenederores que surjan como “emprendedores” y se conviertan rápidamente en millonarios. El lucro en las universidades está prohibido por Ley y es un delito, pero la gran mayoría de ellas lucra y se buscan los subterfugios necesarios y menos notorios para esconderlo.

El sistema de acreditación a cargo de un organismo conocido como Comisión Nacional de Acreditación (CAN) no tiene ni pies ni cabeza, porque, como dijimos, deja fuera lo más importante como es la calidad de la educación. Esto último no es medido por ningún organismo porque lo que hace la CAN es concentrarse principalmente en dos áreas: Gestión Institucional y Docencia de Pregrado. De las 51 universidades que hoy cuentan con acreditación, 23 casas de estudio sólo han cumplido con estos aspectos mínimos, lo que corresponde al 45% de las instituciones. Sólo nueve universidades chilenas cumplen con el total de las cinco áreas de acreditación, que comprenden, además de las básicas u obligatorias ya mencionadas, las de investigación, vinculación con el Medio (trabajo con la comunidad) y docencia de postgrado.

Si aprueban las dos áreas básicas, pueden recibir acreditaciones de uno a un máximo de siete años, lo que está indicando que da lo mismo aprobar dos áreas o las cinco. Para que esforzarse más si se trata de hacer un buen negocio con el menor gasto posible. Hay universidades que carecen de acreditación en investigación o postgrado, pero igualmente trabajan en esas áreas haciéndole ofertas a los alumnos que postulan, los que en la mayoría de los casos no toman en cuenta este importante aspecto de carcer de una aprobación oficial. En otras palabras esto es un engaño flagrante que se agrega a otros males y delitos como es la corrupción y el lucro.

El quiebre en la práctica de la Universidad del Mar sacó a la luz pública una serie de irregularidades en el sistema que cuando se leen parece difícil de creer, ya que, según nos cuentan las autoridades y nos tratan de convencer de que Chile no es un país corrupto, es una visión que se aleja bastante de la realidad cuando se trata de la educación. Pero lo peor de todo es que existe muy poca disposición para enmendar lo que se ha hecho mal hasta ahora, lo que demuestra una vez más que  las autoridades educacionales actuales siguen estando de acuerdo con el lucro y reconocen abiertamente que la educación es un negocio.

Esto no sólo está muy mal enfocado o planteado, sino además es una realidad perversa que no tiene nombre, porque de la buena educación depende el futuro desarrollo de cualquier país del mundo, pero en este caso es el futuro de Chile.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario