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lunes, 23 de enero de 2012

PIÑERA PODRÍA HABER SIDO UN GRAN PRESIDENTE, PERO HA PERDIDO UNA A UNA TODAS LAS OPORTUNIDADES

Por Walter Krohne
Director-Editor de Kreohne Archiv

Es lamentable como el Presidente Sebastián Piñera ha desperdiciado todas las oportunidades que le han dado la oposición y la derecha moderada para haber podido pasar a la historia como uno de los grandes Presidentes de Chile con  cambios fundamentales promovidos y concretados en el quinto período presidencial tras el retorno de la democracia en 1990.

Sin embargo, corre el serio peligro de terminar aislado y criticado como un empresario con muy poco liderazgo, escaso apoyo popular y cero visión política, quedándose entrampado en torno a temas simples o “livianitos” como el subsidio de las Bodas de Oro o el 7 por ciento de salud para los jubilados, o problemas casi insolubles por el momento como la criminalidad o el problema de la pobreza, este último sin solución fácil mientras no se creen en Chile centros laborales y fabriles importantes que proporcionen puestos de trabajo en forma permanente.

Está ya demostrado, no sólo en Chile sino también en otros países del mundo, que el neoliberalismo no resuelve los problemas sociales de la pobreza porque la riqueza no se reparte adecuadamente y el abismo de las desigualdades sociales y económicas son cada vez mayores. Aquí la intervención del Estado es clave.

La primera oportunidad que tuvo Piñera se la puso en bandeja el movimiento estudiantil y en sus manos tuvo todos los mecanismos a su disposición para cambiar radicalmente la educación, un tema que está ligado  fuertemente también al de la pobreza. Hay modelos mundiales de una educación estatal gratuita que podría haberse intentado aplicar en nuestro sistema educacional mal diseñado y muy oneroso para la mayoría de los padres que no tienen otra posibilidad que enviar a sus hijos a la universidad, cueste lo que cueste, si quieren para ellos un futuro mucho mejor y más seguro.

Hoy da casi lo mismo en qué universidad se estudie, porque lo que más vale es llegar a tener un título universitario, un cartón. Es parte del negocio o del lucro de la educación chilena, unos cobran fuertes sumas y otros reciben un reconocimiento para intentar un trabajo digno. No existe en Chile otro camino porque quienes estudien para ser sólo técnicos tendrán luego dificultades para encontrar un buen puesto de trabajo, principalmente por la falta de buenas fuentes laborales en el mundo de la producción industrial y la tecnología.

Sin embargo, el mandatario, mal aconsejado, hizo todo lo contrario de lo que debería haber hecho: Dilató el diálogo que era indispensable para resolver el conflicto y en la primera ocasión que tuvo definió a la educación como “un bien de consumo”.

No hay duda que en todo esto hubo una clara influencia de la Unión Demócrata Independiente (UDI) –la derecha extrema- que ha vetado todos los proyectos fundamentales para el desarrollo de Chile por no ser convenientes para los sectores económicos altos que ella representa. Piñera se ha convertido lentamente en un rehén de la UDI y no ha demostrado tener la capacidad suficiente para rebatirle y mantener una línea de acción propia y definida.

La segunda oportunidad perdida por Piñera es el de las reformas políticas. Aquí la bandeja se la puso Renovación Nacional (oficialista) y el Partido Demócrata Cristiano (PDC) de oposición con el documento “Un nuevo régimen político para Chile”, es decir los dos partidos centristas colocaron el tema sobre la mesa con una propuesta contundente y amplia y que iba más allá del binominal, ya que proponía una modernización completa del Estado, para pasar de un modelo presidencialista a uno semipresidencial y cambiar el sistema binominal por uno "proporcional moderado", lo que para la UDI sería como tomar veneno o tener una bomba de tiempo en su propia casa.

¿Qué hizo sin embargo Piñera? En vez de abrirse para discutir la propuesta, la rechazó casi sin leerla. “El gobierno no comparte ni el fondo ni la forma del pacto entre los partidos que dirigen Ignacio Walker y Carlos Larraín”, sentenció finalmente el portavoz oficial de La Moneda, también UDI, Andrés Chadwick. Otra vez el Gobierno estuvo influenciado por la “furia” de la extrema derecha que ya lo ha dicho en todos los tonos que no quiere cambios,  calificando el proyecto como “una proposición política hecha por payasos”, como declaró el senador UDI Jovino Novoa.

El vicepresidente de RN, Manuel José Ossandón, reaccionó sorprendido: "Seguimos lo que el Presidente dijo. Por eso que no entiendo cómo el gobierno ha cambiado de un lado a otro sus declaraciones. ¿No es un puente haber invitado a los ex Presidentes de la República" a conversar sobre el binominal y la reforma tributaria?

¿Qué va a pasar con el binominal? Nada importante. Es lo más seguro que se llevará al Congreso un proyectito con gusto a poco o nada que cambiará cosméticamente este sistema electoral, sin que se note mucho y sólo para decir después: “Y también cambiamos el binominal”. Es decir, muy parecido a lo que hizo el ex Presidente Ricardo Lagos con su reforma de la Constitución de 1980 cambiándole al final la firma de Augusto Pinochet por la suya.

No hay y no habrá cambios como también lo dijo el fin de semana Novoa en una entrevista con el diario La Tercera: “Si hubiesen dicho que este gobierno iba a poner adelante la idea de aumentar impuestos y cambiar el sistema binominal, a lo mejor estaríamos con Eduardo Frei gobernando y no con Sebastián Piñera”.

“Los gobiernos tienen prioridades y deben marcar su sello. Y este gobierno, cuando fue elegido por la mitad más uno de los votos, tenía el sello del emprendimiento, del crecimiento, la creación de empleos y gobernar mejor que la Concertación. Ese es el 'mono' que se le vendió al país”, agregó.

Si bien Piñera, y de esto estoy convencido, quisiera quizá en el fondo intentar una agenda mucho más dinámica e innovadora,  no le sería posible bajo las actuales condiciones porque para ello tendría que parar en seco a la UDI y  no tiene ni la fuerza ni la capacidad para hacerlo. El es el Presidente y no Jovino Novoa. El va a ser el único responsable de lo que haga o no haga y no Novoa, quien ya acusó al Gobierno de "falta de conducción política y de una reacción blandengue".

La tercera oportunidad que tendría Piñera para pasar a la historia es impulsar una gran reforma tributaria que toque todos los frentes, especialmente el de la justicia impositiva para que paguen mucho más los que se están llevando el capital fuera de Chile y no sea la clase media, formada por empleados, profesionales y trabajadores en general, los que sigan aportando una parte significativa de los impuestos.

Pero esto tampoco va a pasar, porque la UDI se opone. Y ya lo dijo Novoa. “Cuando el gobierno pone en discusión el tema político (y la reforma tributaria también lo es), abre una caja de Pandora, va a salir cualquier cosa, si hoy en día cualquiera opina”.

No nos queda entonces más que esperar al 2013, porque si tenemos suerte quizá elijamos a una figura presidencial que haga los cambios que Chile realmente necesita con urgencia.

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