A sólo 99 días de las próximas elecciones generales en EE UU, las encuestas reflejan una intensa competencia por el voto popular entre el expresidente Trump y la vicepresidenta Kamala Harris. Hasta el momento, Harris parece tener más posibilidades de reemplazar a Biden como candidata presidencial de los demócratas. De hecho, las encuestas muestran que Harris tiene un mejor desempeño que Biden frente a Trump y ha logrado recortar la ventaja que el expresidente tenía antes del colapso de Biden el 21 de julio.
Según un promedio
de las principales encuestas como Wall Street Journal, Forbes/HarrisX, Forbes/HarrisX,
NY Times/Siena, Rasmussen Reports y Morning Consult, el republicano Donald
Trump supera en votación Kamala Harris por 1,7% con un porcentaje individual de 47,9%
para el ex Presidente y 46,2 para la actual vicepresidenta.
Los analistas
esperan que la diferencia entre Trump y Harris seguirá reduciéndose cuando la vicepresidenta
se involucre plenamente en la campaña. Los datos de los últimos sondeos ya
consideran la opinión de los encuestados respecto de Harris como candidata a la
presidencia.
El pasado 21 de julio, Joe Biden cedió a las presiones desatadas tras su mal desempeño en el debate con Donald Trump y anunció su renuncia a continuar como el candidato del Partido Demócrata en las elecciones de noviembre, pero siguió apoyando la candidatura de su vicepresidenta, Kamala Harris.
La
avanzada edad de Joe
Biden (81 años) ha sido uno de los argumentos en su contra
utilizados con fuerza durante toda la campaña por Donald Trump (78 años),
aunque la diferencia de edad entre ambos no es considerable.
Las elecciones
en el país no se deciden mediante el voto popular, sino a través de un proceso
de sufragio indirecto: los candidatos deben conquistar cada estado para sumar
electores y obtener al menos 270 votos del colegio electoral, de un total
de 538.
Algunos
territorios son más decisivos que otros en el camino a la Casa Blanca. Tanto
Harris como Trump tienen respaldo electoral en estados considerados seguros
para sus respectivos partidos, como California para los demócratas o Alabama
para los republicanos. Por esta razón, concentran sus esfuerzos en obtener la
victoria en estados disputados, como Florida o Michigan.
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