"LUNA DE MIEL A LA LATINOAMERICANA Y CHINA
Por Javier Vadell –
Tektónikos
Una “luna de miel” con claros impactos en el turbulento contexto latinoamericano y global a contramano de las tendencias belicistas y de las narrativas de “Nueva Guerra Fría” que predominan en Occidente. La política externa del presidente de Brasil, Lula da Silva, apunta a priorizar dos objetivos de la geopolítica de un país del Sur Global: la integración regional y las políticas de desarrollo.
Si bien en el primer objetivo prevalece un cierto voluntarismo frente a
la fragmentada realidad política sudamericana, el segundo objetivo tiene a
China como socio crucial para reformular la receta que combine la fortaleza
exportadora de Brasil con las oportunidades del nuevo Programa de Aceleración
del Crecimiento (PAC) del gobierno Lula III, orientado a la transformación
industrial.
El objetivo de nuestro análisis es observar y analizar cómo esta relación bilateral se está forjando a partir de relaciones multifacéticas, flexibles y complejas.
La visita del presidente Luiz Inácio Lula da Silva a la RPCh en marzo de 2023 constituyó un verdadero relanzamiento de la sociedad bilateral entre ambos países. La delegación del presidente Lula fue numerosa e incluía importantes empresarios.
En China se firmaron más de 20 acuerdos bilaterales que contemplaron: el
fomento del turismo entre ambos países; el estímulo de inversiones en
diferentes sectores, incluyendo la tecnología satelital; la cooperación en la
lucha contra el hambre; la protección del medio ambiente y el desarrollo
sostenible, entre otros temas. De hecho, este viaje, además de oportuno, marcó
el foco geopolítico de Brasil de cara al futuro: el desarrollo y la
reindustrialización del país.
A 50 años del establecimiento de las relaciones formales entre la RPCh y
Brasil, la relación bilateral no podría estar mejor encauzada. En un escenario
global turbulento y desafiante, el comercio sino-brasileño sorprendió
positivamente y rompió un récord, destacándose la resiliencia del comercio
bilateral, cuya balanza ha sido superavitaria para Brasil. Además, China
expresó su disposición a fomentar el diálogo por una mayor amplitud comercial y
la cooperación con el MERCOSUR —aunque Paraguay, como miembro pleno, reconoce a
Taiwán.
Es importante destacar los dos sectores claves donde se reforzará la
cooperación: 1) sector financiero: cooperación entre las bolsas de valores de
ambos países con un rol fundamental de los bancos multilaterales; y 2) sector
aeroespacial: incluye la construcción conjunta de un satélite meteorológico
geoestacionario. China y Brasil acordaron promover activamente el proceso de
estudio y fabricación del CBERS-6 e implementar el Plan de Cooperación
Aeroespacial entre Brasil y China de 2023 a 2032.
Brasil y la geopolítica de la Nueva Ruta de la Seda: ¿ingresa o no?
Por lo tanto, en el contexto de esta “luna de miel” entre Brasil y China
es importante destacar un aspecto de extrema relevancia geopolítica. Existen
especulaciones, dentro del equipo gubernamental brasileño, con respecto a la
posibilidad de que el gigante sudamericano pueda ingresar a la IFR. No sería
irrealista pensar en esta posibilidad ya que 22 de los 30 países de América
Latina y el Caribe firmaron Memorandos de Entendimiento de la IFR, entre ellos
Argentina. La idea sería coronar este proceso aprovechando la visita del
presidente chino Xi Jinping en la próxima cumbre del G20 fijada en Brasil,
dentro de cuatro meses.
A pesar de que el gobierno Lula no tomó ninguna decisión al respecto,
existen sectores del gobierno brasileño y de algunos empresarios que son
resistentes al ingreso de Brasil a la IFR. Tres factores parecen condicionar
esta posición: 1) tendencias más conservadoras en la burocracia brasileña que
resisten a mayores compromisos con China; 2) sectores más prooccidentales
convencidos de que el hecho de firmar un memorando de entendimiento de la IFR
sería visto como una provocación a los Estados Unidos; y 3) otros sectores,
mostrando cierta arrogancia, que manifiestan autoconfianza y están convencidos
que las relaciones económicas de Brasil con China no dependen de la firma de un
memorando y que, por lo tanto, no habría ninguna necesidad de ingresar a la
IFR.
La puerta está abierta, es flexible y multidimensional. Debemos aguardar
las importantes cumbres de 2024 —la del G20, en Brasil y con Xi Jinping
presente, y la del BRICS 10— para ver los próximos movimientos.
El Brasil de Lula y la geopolítica sudamericana
La apuesta por el desarrollo basado en una experiencia de reindustrialización
se transformó en la gran apuesta del gobierno Lula, donde China es la pieza
crucial para consolidar ese objetivo, que es económico y geopolítico al mismo
tiempo. Según el Instituto de Estudios para el Desarrollo Industrial (IEDI), la
industria brasileña en 2024 sigue escalando posiciones en la producción
manufacturera global. En la base de datos de la UNIDO (United Nations
Industrial Development Organization) Brasil alcanzó la posición 45, subiendo 15
posiciones desde el cuarto trimestre de 2023 (60º posición).
La apuesta del Brasil de Lula por el desarrollo tiene costos
geopolíticos que deberá enfrentar con una política externa de equilibrista en
un contexto global turbulento. Una equidistancia inteligente será cada vez más
necesaria, aún más si Donald Trump llega a la presidencia de EE.UU. y sus
apoyadores refuerzan las redes de las nuevas derechas en Brasil y en los
vecinos. Noticias recientes publicadas en Bloomberg y Financial Times anuncian
que un potencial gobierno.
La mejora de los indicadores económicos junto con la calidad de vida de
la población, la promoción de un desarrollo sustentado, aprovechando la
transferencia tecnológica de avanzada de China y la experiencia de una
diplomacia profesional de Brasil, serán cruciales no solo para consolidar la
legitimidad de un gobierno progresista, sino también para lidiar de manera
inteligente entre los dos órdenes mundiales en disputa.
(*) Aporte de la Agencia Others News de Roma, Italia.
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