kradiario.cl

viernes, 4 de septiembre de 2015

OPINIÓN DEL EDITOR-KRADIARIO

LOS EMPRESARIOS, LOS POLÍTICOS Y LA REALIDAD CHILENA

Por Walter Krohne


Como en todo orden de cosas, hay empresarios buenos y malos desde el punto de vista de cómo acomodan sus intereses económicos personales en la actual debacle político-social que vive Chile. Un buen número son empresarios nacidos en territorio chileno y que han recibido al menos una parte de su educación o formación profesional en este país, donde también han desarrollado buenas relaciones y contactos que les han permitido proyectarse hacia el exterior. 
.
Durante los últimos 25 años o más han vivido como "reyes"  sin perder ninguna oportunidad de hacer nuevos y buenos negocios o quedarse con la propiedad de empresas que antes fueron parte del patrimonio estatal chileno. Hoy, sin embargo,  se oponen en general a todo tipo de reformas estructurales como la educacional, laboral, de salud, constitucional y otras que tocan temas más sensibles.

En este punto de la historia aparecen los nuevos emprendedores que con dineros e instalaciones prestadas y ayudados o protegidos por el gobierno militar, lograron salir adelante y colocarse en las primeras filas entre los chilenos más adinerados (ejemplo Julio Ponce Lerou, ex yerno de Pinochet, un ex funcionario de CONAF en los años setenta, hoy controlador de SQM que cuenta con una riqueza de 2.100 millones de dólares, según la revista Forbes). Así surgieron los llamados "nuevos ricos" que muy pronto comenzaron también a golpear las mesas de la economía y la política y a abandonar el país cuando las cosas no cuadraban como ellos querían.

Cuando Liliana Solari, presidenta honoraria de Bethia, grupo que controla Falabella (familia chilena que en la Revista Forbes figura en 2015 con una riqueza  de 2.400 millones de dólares y en el lugar 782 a nivel mundial), declara en una entrevista con el Diario Financiero que no están invirtiendo en Chile por el clima de inseguridad económica y falta de garantías para este tipo de operaciones. Si lo hacen, empero, en Kentucky, EE UU, y "pensamos hacer lo mismo en Irlanda, Uruguay o Australia, además que acabamos de inaugurar en Perú la tienda Falabella número 100 en Latinoamérica, pero en Chile no invertimos", es sin duda un golpe duro para un país que necesita urgentemente del apoyo, especialmente  de los chilenos más ricos.

Al analizar estas declaraciones llegamos a la conclusión que estamos al final de un complicado y peligroso ciclo, porque la confianza de quienes son poseedores del capital se ha perdido y sus ejecutivos o dueños no están dispuesto a cambiar de parecer ni siquiera por ser chilenos.

No es un secreto para nadie que el país está pasando por un muy mal momento, tanto económico como político, pero cuando son los propios empresarios chilenos los que no tienen la voluntad de invertir, la situación se pone "color de hormiga". Para algunos investigadores el empresario no se identifica con ningún país en especial ni menos al que pertenecen por razones familiares, porque su principal identificación es el dinero al tener como primera prioridad empresarial el incremento año a año de sus ganancias. Ese es el fin de todo: el dinero es la única nación para los empresarios ricos. 

Los caballos del criadero Bethia o Solari agitando sus pelajes corren por los campos interminables y verdes y una tierra con diversos ambientes y abundantes recursos, especialmente para ricos procedentes de países latinoamericanos como Chile. Además, Kentucky es conocida como la tierra del mañana y los famosos caballos purasangre y las carreras como el Derby de Kentucky, deben ser un escenario idílico para esta familia chilena conocida por sus actividades hípicas, donde Liliana Solari es directora honoraria del tradicional Club Hípico de Santiago.
.
Este grupo de empresarios representa el 1 por ciento de la riqueza en Chile. Están lejos de preocuparse de otros grupos sociales que están en quiebra por ingresos limitados y bajos, o los que viven al borde de la pobreza o la llamada clase media que lucha y lucha, pero que en plazos prudentes de tiempo tienen una rentabilidad muy baja que los obliga a vivir endeudados y enfrentados permanentemente al interés de los bancos que igualmente están en poder de los más ricos. Para ellos la desigualdad social y económica no es un tema solamente de Chile, sino está en todo el mundo. Ya lo ha dicho el economista francés Thomas Piketty en su libro "Capital en el siglo 21" donde advierte sobre el potencial riesgo de que la desigualdad aumente aún más en los próximos años si no se hace algo para frenar una amenaza que haría retroceder al mundo al siglo 19 y que se produce cuando la tasa de retorno sobre el patrimonio es mayor que la tasa de crecimiento (PIB), lo que acelera la concentración de la riqueza. 
.
Piketty da cuenta que la desigualdad se está disparando en todos los países desarrollados, y que el 1 por ciento de la población es cada día más rico, y que el 0,1 por ciento es aún más rico, y que el 0,01 por ciento es aún más rico todavía. Pero "nuestros ricos" no quieren saber mucho de la desigualdad porque le temen a los impuestos debido a que no confían en los políticos.

Liliana Solari  señaló en la entrevista que en Chile “hay mucha inseguridad, no hay garantías para invertir. Nosotros como Bethia no estamos invirtiendo”.

Solari responsabiliza al enfriamiento económico, ya que “conlleva que haya menos trabajo. Codelco mismo ya está hablando de despidos porque no le da el valor del cobre. Eso es anexo al tema tributario y a los temas laborales… Es un conjunto de cosas que están llevando al país a una decadencia. Me da miedo llegar a ser una Venezuela”, sin mencionar abiertamente el fantasma del marxismo o del totalitarismo de otras épocas, como ocurrió en el tiempo de Pinochet, dictadura que muchos representantes de este grupo de chilenos apoyaron férreamente. No hay duda que algunos empresarios siguen orientados con una mentalidad de los años setenta cuando decían que "los marxistas se comían a los niños". Y esto ocurría hace menos de medio siglo.

Para Solari podría darse un cambio de pensamiento entre los inversores si hubiese seguridad ciudadana, gobernabilidad, una justicia verdadera "donde se castigue a los malhechores" y no a los buenos. Hay que dar más seguridad a los inversionistas, cambiando las reformas". Según una reciente encuesta de la Universidad Adolfo Ibañez la confianza empresarial en Chile está en un nivel de 36,6 puntos, similar al nivel registrado durante la crisis financiera mundial de 2008, una situación pesimista que ya se extiende por 17 meses.

Junto con señalar que ella no esperaba nada del gobierno de Michelle Bachelet, hizo un llamado a las autoridades a realizar “ajustes” a las reformas tributaria y laboral y que "estudien bien lo que están haciendo en la parte tributaria y educacional”.

Pero además de seguridad pública ¿qué pide Bethia para poder invertir?
.
"Que nos dejen invertir. Que den señales de que uno puede hacer las cosas bien y no va a perder y no se trata de ganar más o menos, porque cuando uno invierte también estamos ayudando a mucha gente", declaró.
.
Sandro Solari, gerente general corporativo de Falabella, dijo que ante la situación actual "va a haber que trabajar el doble para seguir con el mismo ritmo de crecimiento de los últimos años, contra los vientos internos y los externos".

Por su parte, el presidente de Empresas Penta, Alfredo Moreno, abogó por recordar la historia reciente de éxito de Chile. "Hemos sido un ejemplo de trabajo y crecimiento, por lo que ahora se requiere liderazgo para escapar de las recetas que están predominando  y que son equivocadas".

Holger Paulmann, CEO de Sky Airlines, declaró recientemente que en su empresa "no estamos asumiendo que habrá alguna mejora en el ambiente económico del país, todo lo contrario. Por lo mismo, tenemos que tomar ciertas precauciones como organización para poder enfrentarnos a una situación más apretada en los próximos meses, porque "hay una sensación de que los políticos no están haciendo bien su pega. Entonces, nosotros como empresarios, tenemos que dedicarnos a hacer bien la nuestra".

Todo esto ocurrió durante la semana, pero mientras los empresarios destacaron su propia eficiencia y experiencia, criticando a los políticos y diciéndoles claramente que "deben aprender a gobernar", estalla precisamente en el Grupo Penta el tema de la colusión entre la política y el dinero, como gran escándalo que en pocos meses contaminó todo el escenario nacional cayendo empresarios, parlamentarios, ministros y altos funcionarios del Estado. La definición de Moreno de que "hemos sido un ejemplo de trabajo y crecimiento" se fue "a la chuña" y debió ser rápidamente archivada porque quedó a la vista de todos que el negocio crecía también por el no pago de impuestos o el desvío de los tributos a través de boletas brujas e interviniendo en los poderes del Estado a través de los parlamentarias que financiaban. Todo esto arrastró al suelo la calidad y la moral de los políticos y elevó el desprestigio de los empresarios.
.
Es una situación crítica la que vive este Chile desigual que deberá resolverse con medidas eficaces y urgentes porque de lo contrario nadie puede predecir lo que ocurrirá en un futuro no lejano. Quizá sería bueno pensar en un nuevo pacto político sin "perdonazo" para nadie, pero si ofreciendo la oportunidad de un nuevo comienzo.

No hay comentarios.:

Publicar un comentario