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martes, 8 de noviembre de 2011

¿SERES CIVILIZADOS SON LOS QUE DEAMBULAN EN VALPARAÍSO O VIÑA DEL MAR?

Por Daniel Lillo Cuadra

¿Son civilizados quienes escupen chicles en el suelo; los “taggers” que pintarrajean con sus absurdas firmas la propiedad pública o privada o los que abandonan sus perros a la suerte de la calle; entre otros especímenes de la fauna urbana a los que nos referiremos en otra ocasión?

Los “rumiantes” y escupidores de chicles, podemos ver las negras costras de su estúpida afición, a un promedio de cinco por metro cuadrado en cualquier calle de Valparaíso o Viña del Mar. El costo de retirar un chicle del pavimento es mayor al de la propia golosina, causando además suciedad, deterioro y contaminación. Si los rumiantes no devuelven el chicle a su envoltorio y lo arrojan a los basureros públicos, lo que sería una demostración de cultura y civilización, debería Chile imitar el ejemplo de Singapur que en 1982 prohibió la comercialización y el consumo de esta goma de mascar (tenían hasta 15 costras de chicle por metro cuadrado), que fomenta la diabetes y las caries dentales, además del deterioro urbano ya anotado.


Los infractores pueden sufrir condenas hasta de 2 años de cárcel y/o una multa de unos 5.500 dólares, constituyendo un delito gravísimo. ¿No somos los “tigres sudamericanos”?, imitemos entonces a los ”tigres asiáticos de Singapur”, una economía floreciente, uno de los países con mayor calidad de vida, alto ingreso per cápita y uno de los gobiernos menos corruptos del mundo. Tarea para diputados y senadores.

Respecto a los “taggers” o graffiteros vandálicos, se podría prohibir, al igual que los cigarrillos, la venta de pinturas “spray” a menores de edad y empadronar a todos los mayores que los adquieran, como en el caso de los psicotrópicos en las farmacias, cursando además fuertes multas o sanciones a los que sean sorprendidos “in fraganti” por la policía. Este fenómeno extranjero, obviamente ya imitado en Chile, podría también paliarse definiendo espacios públicos donde los graffiteros, entre los cuales hay también verdaderos artistas, pudieran expresarse, luego de concursos públicos de proyectos, hermoseando en vez de ensuciar las ciudades.

Un ejemplo de este arte callejero son los diversos murales en los cerros Alegre y Concepción o en la estación Barón de Metroval, lo que podría ser regulado por los municipios. Quienes insistan en dañar viviendas y edificios públicos con sus pintarrajeos, podrían ser sancionados con trabajos comunitarios, como limpiar de plásticos y desechos las carreteras y quebradas.¿Qué mas ejemplarizador que hacer practicar la limpieza a los paladines de la suciedad? Tarea para los legisladores y para alcaldes y concejales.

En lo referente a los perros abandonados en la vía pública, su eliminación masiva, fuera de ser inhumana causa desprestigio a la autoridad responsable, recordemos la reacción pública frente a la matanza de los perros de la Plaza de la Constitución previa a la asunción al poder de la actual Presidenta de la República o la ocurrida en Viña del Mar antes del Festival de la Canción 2007.

Las campañas recomendando la adopción de un animal por sobre la compra de alguno es lo más aconsejable, todos los que protestan contra la matanza de perros podrían adoptar una mascota, que pronto se transformará en su mejor y más fiel amigo.

La eliminación masiva no es considerada un método eficiente tanto desde el punto de vista ético, como el técnico y económico. La esterilización de hembras es más humano y racional, aunque no sea lo óptimo. Los municipios y las entidades de beneficiencia y protección animal, podrían mantener caniles o centros de acogida para los perros abandonados, eliminado a los animales enfermos e irrecuperables, en forma rápida e indolora, procediendo a la limpieza, desparasitación y alimentación de los demás, para fomentar luego las campañas de adopción y tenencia responsable de mascotas, fomentando además el cariño a los animales en los establecimientos educacionales. Quien pasea a sus animalitos, debería inscribirlo en un registro municipal y colocarle la placa pertinente, además la obligación de portar pala y bolsa y de depositar las fecas en basureros públicos, aplicando a los infractores las multas correspondientes. Tarea para municipios, colegios y para toda la comunidad.

Basta de quejarnos frente a la suciedad de nuestras ciudades, actuemos.

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