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lunes, 7 de noviembre de 2011

DESAFÍOS PARA LA COMPAÑERA CAMILA

Por Abraham Santibañez

No es delito ser comunista en Chile.... actualmente. Pero hubo un largo (doloroso, por cierto) período en que sí lo fue. Ello explica los persistentes recelos y desconfianzas por lado y lado.

Explica, igualmente, la manera casi sigilosa como Camila Vallejo ha manejado su militancia.

Después de seis meses de iniciada la movilización estudiantil, habiendo ganado no solo el reconocimiento de buena parte de los chilenos, sino además el aplauso de variados sectores internacionales, finalmente se conocen los puntos que calza. Se anunció su integración al Comité Central del Partido Comunista y ya es precandidata, probablemente a la Cámara de Diputados.

Es claramente un ejercicio clarificador y conveniente. En tiempos de transparencia, es necesario que quien ha levantado el vuelo político, asuma abiertamente sus responsabilidades. Encabezar a todos los “indignados” sin una clara definición de ideas ni propósitos, ha hecho difícil avanzar en la solución de los problemas planteados aparte, claro está, del pobre manejo del tema de parte del oficialismo.

Camila Vallejo
Que Camila Vallejo levante todo velo acerca de sus creencias partidistas ayuda al proceso y debería obligar –aunque eso no es tan claro- al gobierno a manejar mejor sus estrategias. Pero también debe ayudar a la oposición, en especial a los partidos de la Concertación. El primer paso en este gran debate debió ser el rayado de la cancha. Ojalá que ahora se logre un acuerdo mínimo acerca de lo que se está discutiendo y de las reales posibilidades de tener éxito.

Por ello mismo, aunque sean positivas estas clarificaciones, resulta lamentable que la heroína de esta historia descalifique y rechace un entendimiento político. No fue feliz la expresión que entregó al diario La Segunda el viernes pasado. No es la primera vez que tiene pronunciamientos antisistémicos, pero hasta ahora sus palabras nunca fueron tan brutalmente reveladoras. Sostuvo que “se está configurando un escenario para un acuerdo, entre la Alianza y la Concertación. Queremos evitar que eso suceda”.

Con ello dio pie para que el Presidente Piñera asumiera la ofensiva después de tanto tiempo de avances y retrocesos. El Jefe del Estado reiteró en primer lugar su confianza en que “el gran acuerdo por la educación en Chile, lo vamos a sacar adelante de forma constructiva y respetando los derechos de los demás”. Y luego fustigó: “Son los que obstruyen toda posibilidad de acuerdo, los que siempre actúan con intransigencia, los que muchas veces creen que con la violencia y no respetando los derechos de los demás van a ser capaces de imponer sus puntos de vista”.

Nadie ignora que a veces el debate parlamentario puede entramparse, y hacerse estéril y poco productivo. Pero, precisamente, si se considera los vacíos e insuficiencias que se han puesto en evidencia en el último tiempo, el gran esfuerzo debería ir a su canalización a través de todas las fuerzas políticas, sin perjuicio de cautelar su acción.

Es una grave inconsecuencia aparecer como militante de un partido político y sostener al mismo tiempo que las batallas se deban seguir dando solamente en la calle.

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