Columnas del fin de semana
El papel de los Matte
El papel de los Matte
.
Por Carlos Peña
.
Hace apenas tres semanas, Eliodoro Matte se fotografió
sonriente con la Presidenta Bachelet en el aniversario del CEP poniendo, así,
en escena su poder. Y hace nada más una, el domingo pasado, publicó en estas
mismas páginas el discurso que entonces leyó: una verdadera admonición al
Gobierno por la premura de las reformas y a los empresarios por su falta de
empeño en respetar a los consumidores.
.
¿No sabía entonces Eliodoro Matte (cuando leía y publicaba
su discurso acerca de la prudencia y el buen comportamiento público) que la
principal de sus empresas, durante nada menos que una década, se había coludido
para timar y expoliar a los consumidores?
Decir que no lo sabía, sería llamarlo estúpido.
.
Lo sabía.
.
Y solo la culpa (Freud definía la culpa como el deseo
inconsciente de ser castigado por la transgresión) puede explicar que, a
sabiendas de lo que su principal empresa había hecho, se permitiera leer un
discurso en el CEP y deslizar consejos acerca del buen comportamiento público
(sin duda será el último que pronuncie allí, salvo que el CEP decida
sacrificarse por su benefactor).
.
Fuera de ese significado psicoanalítico (el transgresor
anhelando de manera inconsciente se le castigue) la conducta de Matte resume,
como la página de un manual, los pliegues y la naturaleza del poder económico.
.
Muestra, de una sola vez, cuál es la ley objetiva del
capital.
.
La familia Matte, conducida por Eliodoro Matte, se ha
esforzado, durante años de años, por transformar el dinero que posee a manos
llenas en prestigio e influencia. Como si quisiera mostrar la ubicuidad del
capital (que es siempre inicialmente económico) no se ha contentado con
concentrar dinero y propiedades, sino que, asistida por consejeros y abogados
bien rentados, ha procurado transformar la tangibilidad del dinero (el capital
económico, cuyo ejemplo es la vieja papelera) en bienes más intangibles y más
prestigiosos (como el capital simbólico o el cultural, cuya mejor muestra son
las escuelas Matte, el CEP, los vínculos con los legionarios, etcétera).
.
Al hacerlo, la familia Matte ha erigido un buen ejemplo de
lo que pudiera llamarse la ilusión del capital.
.
La ilusión del capital consiste en alojar el dinero
acumulado mediante actividades competitivas y egoístas (la industria del papel tissue ), en zonas que aparezcan
"desinteresadas" (los vínculos con la Iglesia, la filantropía). Si la búsqueda del dinero supone siempre el
afán personal de ganancia, la búsqueda de bienes más culturales o el ejercicio
de afanes filantrópicos siempre está, en cambio, rodeada de un aura de
"desinterés". La trampa del capital, si así puede llamársele,
consiste en que el área de "desinterés" permite acumular poder e
influencia en favor del área "interesada". Balzac dice (en La Comedia
Humana ) que detrás de toda fortuna se esconde un crimen y quizá por eso, a fin
de hacerlo olvidar, todo capital se transforma en lo que aparentemente no es.
.
Así, mientras la venta de papel tissue permitía extraer de
los consumidores una ganancia adicional a la que obtendría por la mera
competencia, las otras actividades de la familia Matte (las escuelas, los
encuentros del CEP presididos por E. Matte, la filantropía religiosa) hacían
olvidar la inevitable naturaleza de esa actividad y la inmunizaban contra toda
sospecha al extremo que incluso la Presidencia de la República (Frei, Lagos,
Bachelet) trataba a los Matte, y a sus instituciones, con especial deferencia.
.
El escándalo del papel tissue (ese papelón, como tituló acertadamente
"La Segunda") curará a la opinión pública de una de sus últimas
ilusiones: la creencia de que las familias con más linaje y las más religiosas
no incurren en los vicios del capital.
.
La ilusión del capital, de la que la familia Matte ha dado
un buen ejemplo, es como el negocio del papel tissue que ahora la agobia: así como la
ilusión del capital consiste en transformar el dinero egoísta en bienes
supuestamente desinteresados, el negocio del papel tissue consiste en hacer que lo abyecto (la
suciedad y el desecho despreciables) no parezca tal.
.
Nunca un negocio pudo expresar mejor -como si fuera una
metáfora deliberada- las transformaciones del capital.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario