EL NEGOCIO ADICIONAL QUE HACEN LAS CLÍNICAS CON LOS COBROS DE LOS FÁRMACOS
Hasta 150 veces por
el mismo producto cobrán los centros de salud a los pacientes que se internan
en ellos sin que haya ningún control sobre estos cobros excesivos. Los
pacientes, al recibir el alta en una clínica una parte de la cuenta corresponde a
los fármacos usados durante su hospitalización. El diario La Tercera realizó
una investigación sobre estos casos tomando 14 productos cobrados por 10
centros de la Región Metropolitana, lo que mostró dichas diferencias.
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La medición consideró el grupo de medicamentos más vendido
en las farmacias del retail , según las estadísticas del Instituto de Salud
Pública, y su precio en unidades, en algunas de las clínicas más concurridas.
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El análisis muestra que
la clínica Las Lilas tiene las
mayores tarifas en ocho productos. La principal variación se da en el
antihipertensivo Enalapril, de 10 mg, que cuesta $ 1.971, es decir, 150 veces más que en la
clínica Santa María, donde el precio es de $ 13.
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En los recintos privados se afirma que la diversidad de
costos se debe a factores como el volumen de compra que realizan que, si es
alto, disminuye el valor y eso se traspasa al paciente. Hasta ahora, las clínicas
adquieren los insumos directamente a los laboratorios, pues no pueden acceder a
comprar a través de un intermediario como la Central Nacional de Abastecimiento
(Cenabast), que rebaja los precios al transarlos en gran cantidad.
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Jaime Burrows, subsecretario de Salud Pública, sostiene que
“llama la atención porque hay consumo capturado, el paciente no elige y se
cobra más. Lo hemos representado, pero sería bueno que las clínicas explicaran
esa situación”.
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Las diferencias de precios
entre los medicamentos se debe también a las características de la
clínica. En Las Lilas explican que sus precios se justifican por “menores
volúmenes de compra, considerando el tamaño de la clínica (según número de
camas) y a la presencia de productos de marca”. Añaden que el objetivo del
recinto es que al momento del alta del paciente “no existan excesos para ser
entregados, provocando cobros extras e innecesarios”. Además, se sostuvo que en
algunas prestaciones está incluido el valor final de los insumos.
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En la Clínica Santa
María se cobra los menores precios en nueve tipos de productos, pero no hubo
una explicación del establecimiento sobre esto.
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Los seguros de salud privados plantean que los costos en
este ítem van en aumento, lo que impacta en la industria. Rafael Caviedes,
presidente de la Asociación de Isapres, asegura que las pólizas cubren
productos farmacológicos cuando el paciente está hospitalizado, pero que existe
una proporción - en ascenso-, que debe ser asumida por el afiliado.
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¿Cuánto suben la cuenta los fármacos tras una
hospitalización? “Los insumos y medicamentos corresponden, en promedio, al 21%
del costo por hospitalización, alcanzando un gasto anual de casi $ 250 millones
en el sistema isapres”, agregó.
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Emilio Santelices, académico de la Escuela de Salud Pública
de la U. de Chile coincide con Caviedes. Sostiene que la única manera de que
bajen los aranceles en este ítem es “a través de la contención de costos, lo
que implica, la implementación de los Grupos Relacionados de Diagnóstico (GRD)
o soluciones integrales de salud, con precio final conocido para cada
prestación. “Debe haber un precio establecido desde que una persona se
diagnostica, recibe tratamiento y hasta que se le da el alta, lo que incluye controles
posteriores. La clínica que implemente ese modelo, tendrá ventajas”, dice.
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Servicios de urgencia
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Algunos pacientes de clinicas particulares reclaman por no haber sido informados de
los precios; otros porque se les cobran atenciones que no han recibido.
"Pagué $3,4 millones por una semana que mi mamá estuvo
hospitalizada en la clínica Indisa. Sabía que saldría mucho, porque se atendió
particular, pero me llamaron la atención los medicamentos. Coticé en farmacias
y en empresas que venden insumos para las clínicas, y costaban casi la
mitad", cuenta Isabel Oyarce.
En la clínica INDISA, en un reportaje realizado por El Mercurio (Economía y Negocios) se ha dicho que "los precios de medicamentos se
ajustan a una política de precios de mercado de las clínicas que involucran
otros costos, como disponibilidad/stock, recursos humanos, almacenamiento,
cadena de frío y control de manipulación".
"Uno entra en
una especie de laberinto. Me sentí con una desinformación tremenda", dice
Carlos Díaz, quien en abril entró a la urgencia de la clínica Vespucio, porque
se le incrustó una astilla en el dedo y como es diabético prefirió que lo
atendieran ahí. Terminó pagando $145.350.
"Al entrar dije
en el mesón que quería pagar lo que salía en el cartel, pero me dijeron que no,
porque habría insumos extras y había que firmar un pagaré", relata Carlos,
quien firmó.
"Entré, un
médico me preguntó qué me pasaba, él llamó a un cirujano que me cambió a otra
sala, donde me sacaron la astilla con una pinza. Cuando vi la cuenta no lo
podía creer".
En clínica Vespucio
explican que los precios de urgencia sólo comprenden la prestación médica y/o
de enfermería inicial. En el caso de Carlos cobraron $32.180 por la urgencia,
$37.120 por el cirujano, más $29.880 por el procedimiento que hizo el cirujano;
$40.170 por el uso de la sala de procedimiento, más $2.988 por la anestesia y
$3.012 por los insumos y medicamentos: una jeringa, aguja, guante, lidocaína
(anestésico), gaza y venda.
Andrés también sufrió
el problema en la urgencia del hospital Militar cuando llevó a su hijo con una
quemadura en la mano. Salió con una cuenta de casi $200 mil.
"Me cobraron una
curación en el pabellón de quemados por $169.648, y mi hijo nunca estuvo en un
pabellón; si sólo le pusieron suero, gasa y una venda", dice. Con el
respaldo de la cuenta de los insumos queda claro que no hubo intervención.
Él reclamó en la
clínica, pero le dijeron que era lo que correspondía.
El establecimiento
agregó que hasta hoy no tenían publicados los precios en urgencia, pero
"al detectar esta deficiencia se han tomado las medidas para
publicarlos".
El problema de los
códigos también afectó a Héctor Briones en la clínica Dávila.
"Me atendieron
muy bien, pero catalogaron la herida de mi hija con un código Fonasa de herida
grave, cuando era simple. La diferencia en dinero es abismante: $148 mil versus
$40 mil. Reclamé, y en una auditoría interna de la clínica me señalaron que
estaba correcto, ya que, según sus protocolos, las heridas cerca del ojo y del
labio son complicadas. Pero eso no dice la descripción de códigos de
Fonasa", reclama Briones.
En clínica Dávila
dicen que la herida era de alto riesgo y que correspondía cobrar una curación
incluso más cara, pero el médico optó por la que tenía el código de Fonasa por
$148 mil, porque "representaba el de menor costo para el paciente".
Es decir, por una
misma curación se pueden usar hasta tres códigos distintos, y dependerá del
médico cuál se le aplicará al paciente.
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