A una semana del atentado de París
FRANCIA Y EL EI INSTALAN ESCENARIO DE UNA GUERRA IMPLACABLE
El gobierno francés ha respondido al crimen terrorista del viernes 13 en Paris, con operaciones de castigo sobre instalaciones del Ejército Islámico (EI), ubicada en territorio de Siria ocupado por rebeldes antigubernamentales apoyados por Occidente.
Francia parece determinada a instalar el escenario de una guerra de exterminio mientras Estado Islámico, proclama una “Guerra santa” contra los “cruzados”- los cristianos- occidentales, y reivindican el ataque contra Paris, a la que caracterizan, según un delirante comunicado, como “capital de las abominaciones y la perversión que porta el estandarte de la Cruz en Europa”.
Los ataques franceses quieren ser presentados como una respuesta condigna a la ofensa del viernes 13, tanto como a la incapacidad de los servicios secretos franceses de prever el ataque como la presencia en el territorio nacional, de yijaidistas conocidos y hasta prontuariados y de la carencia de inteligencia estratégica y prospectiva que anticipara un escenario de escalada en respuesta a su política de intervención militar en Siria y sus bombardeos previos a posiciones e instalaciones del EI.
El propio presidente francés, Francois Hollande ha sido enfático en establecer que al embate terrorista se responderá con “una guerra implacable”, “sin tregua”, y en el estado de conmoción que se ha instalado en el mundo tras los ataques en Paris, pareciera ser, según lo consignan las agencias informativas occidentales, algo esperable y adecuado al desafío.
En realidad Francia participa desde septiembre de 2014 en ataques aéreos de la coalición liderada por Estados Unidos y donde participa también Inglaterra, y la OTAN en general, contra posiciones del EI en Irak, y desde hace un par de meses en territorio de Siria.
Tras el atentado, y también es una consecuencia objetiva de la acción terrorista, los líderes occidentales ya no necesitan andarse con rodeos, subterfugios o disimulos para proclamar su supuesto “derecho” a bombardear, atacar territorios ajenos, arrasar con poblados o instalaciones, invadir, ocupar países y eliminar e instalar gobernantes, y de haber declarado, hace tiempo, la guerra a movimientos, agrupaciones, bandas, combatientes, cuyas motivaciones se engloban y las mas de las veces se caricaturizan o se desnaturalizan bajo o el odioso concepto de “terrorismo”.
Tampoco hablan los medios oficiales de la Alianza Atlántica de las razones o motivos reales –políticas, económicas, geopolíticas y militares, que los llevan, a sus Estados Mayores y servicios de inteligencia, a entrenar, financiar, asesorar a los rebeldes que se han levantado contra el gobierno legitimo del presidente Bashar al Assad, que desde hace años desestabilizan el país y provocan la estampida de refugiados hacia Europa.
Declaraciones al diario español, “Tribuna”, del coronel español, Pedro Baños, analista en Geopolítica, Estrategia, Defensa, Seguridad, Terrorismo, Inteligencia y Relaciones internacionales aportan importantes elementos para el análisis.
Fueron los servicios secretos turcos – el Milli Istihbarat Teskilati, (MIT)- los que, en un primer momento, financiaron, armaron, entrenaron, asesoraron al EI, apuntó el militar.
Baños, asesor militar del Parlamento Europeo, en Bruselas, afirmó en declaraciones a un medio español, que fueron los servicios secretos turcos los que “en un primer momento suministraron armas, apoyo y financiamiento al EI. Si no tuviera apoyo externo no existiría. Esta es la auténtica realidad”.
Baños aseguró que los servicios secretos de Turquía- parte integrante de la comunidad de inteligencia de la OTAN y estrechamente vinculados a la CIA y los servicios de inteligencia militar de Estados Unidos, “crearon el Estado Islámico”.
El oficial agregó otro elemento como parte del contexto en que surge el EI: ”Hay Que indagar con detenimiento en el pasado inmediato de Irak y Siria para entender los orígenes del Estado Islámico y, para ello tendríamos que empezar por comprender lo que sucede con la invasión de Irak por parte de Estados Unidos en el año 2003”.
Ese año, apunta, “cuando Estados Unidos entra en Irak, se pone en marcha un proceso que descompone por completo la estructura burocrática del partido Baas de Sadam Hussein, dominada hasta entonces por los sunitas. Debemos tener en cuenta que Irak como país surge en 1932, como un estado artificial creado por los británicos que unieron a tres etnias que históricamente habían estado enfrentados entre sí: los chiitas en el sur, los kurdos en el norte y los sunitas en el centro, en Bagdad y en la parte occidental del territorio”.
La expulsión de los sunitas de todas las esferas del poder, la alevosa persecución, exterminio y una cruenta guerra civil estimulada y avalada por los invasores es el escenario de esta democracia a la occidental, instalada por los invasores fue el corolario lógico de la hecatombe.
En Siria, con un gobierno autoritario, se mantenía sin embargo una estabilidad interna, tolerancia entre las distintas religiones y etnias, desconocida en las restantes monarquías o brutales regímenes de la región, muchos de ellos, sobre todo Arabia Saudi, estrechos aliados políticos y militares de Estados Unidos.
Pero Siria y su presidente Bashar Al Assad no daban suficientes garantías a Occidente: tiene una poderosa base naval rusa y relaciones amplias con el Kremlin, que por razones geopolíticas busca presencia en el área del Mediterráneo.
De manera que la OTAN y Estados Unidos, arman, entrenan, financian, y dan apoyo político a rebeldes antigubernamentales para que desaten una guerra civil y para los que ahora piden reconocimiento internacional y sentar a una mesa de negociaciones para llegar a acuerdos de gobernabilidad interna.
Es en este escenario y tras el caos desatado o fomentado por Occidente, sus armas y sus fuerzas militares y de inteligencia, donde aparece el Estado Islámico, con su proyecto mesiánico de constituir un Califato, un estado teocrático, integrista, cambiar el mapa geográfico, político y económico de la región y donde, como se dice, “a río revuelto, ganancias de...” Estados Unidos, y la OTAN, claro.
Para darse cuenta de esta influencia de Turquía y de las monarquías del Golfo, es importante tener en cuenta donde surge, geográficamente el Estado Islámico, dice el experto español. Y, agrega, “Si nos fijamos bien, el EI empieza sus acciones en el norte de Alepo (segunda ciudad Siria), porque es una zona muy próxima a Turquía, en la que el servicio secreto de ese país, actúa con comodidad”.
En Chile , el portavoz del Centro Islámico de Chile y de
la Mezquita As Salam,(Ñuñoa), Mohammad Saíd Rumie, que califica de “barbarie” y
de contrarios al Islam los actos terroristas en Paris,, subrayó en
declaraciones de prensa que “un principio Isis (EI), fue financiado y entrenado
por Estados Unidos. Hubo campamentos en Turquía y en Jordania. Se trataba de
sacar del poder a Bashar Al Assad, que estaba en le lista del eje del mal que
había que combatir”.
Antes, Estados Unidos y sus servicios secretos
financiaron, armaron y le dieron objetivos a Osama Ben Laden, a los talibanes y
Al Qaeda, preparados en escuelas coránicas de Pakistán: atacar y desestabilizar
a la Unión Soviética. Y los servicios secretos turcos, cumpliendo la
planificación de la OTAN, apoyaron también activamente la insurgencia de los
chechenos contra Moscú.
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Y otra reflexión. Más bien una advertencia y llamado de
alerta ante los anuncios de “guerra total”, “una guerrea que será implacable”, en
la que “no se trata de contener sino de destruir al Estado Islámico”.
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Las guerras de exterminio, las de “tierra arrasada” del
ejército nazi supusieron el terror y el sufrimiento de millones de personas en
la Segunda Guerra Mundial, lo mismo que en las guerras de las metrópolis
coloniales (Francia de manera destacada, entre ellas) contra los movimientos de
liberación- pero en definitiva, fueron derrotadas, como concepto y como
práctica.
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Lo que se debería ensayar por parte de la comunidad
internacional es, sin duda detener la acción del terrorismo, pero sobre todo
entender- lo que en estos casos significa asumir- las condiciones, el entorno,
el contexto de los fenómenos, buscar respuestas políticas y sociales a los
temas de fondo, sobre todo no invadir, intervenir, no ocupar países y
territorios ni sojuzgar pueblos. no asesinar gobernantes ni derrocarlos por
medio de conspiraciones pagadas en dólares.
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Todo ello ayudará además a fortalecer a las sociedades, y
los lideres movimientos o partidos políticos de la región efectivamente
preocupados por el destino de sus pueblos, que hoy también son víctimas de las
acciones terroristas, pero también de la miseria, la brutalidad de sus tiranos-
que son los principales aliados de Estados Unidos en la región.
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La lógica brutal de terror y represalias solo conducirá a
más sangre y muerte. Es lo que enseña la historia.
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