EL FUTURO SE DECIDE EN PARÍS
Editorial – El País
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La cumbre del clima que comienza hoy debe alumbrar acuerdos
que garanticen la reducción de emisiones.
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Pocas veces una reunión internacional habrá sido tan
importante. De lo que acuerden los 195 países que se han dado cita en París en
la Cumbre del Clima que comienza hoy depende en buena medida el futuro del
planeta. La cumbre debería alumbrar un nuevo acuerdo de reducción de emisiones
de CO2 y otros gases que sustituya al protocolo de Kioto de 1997 y asegure que
el calentamiento global no superará los 2°C de aquí a final de siglo. De ese
límite depende que el cambio climático en curso tenga consecuencias nocivas,
pero manejables, o que los efectos sean calamitosos.
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Hay datos que invitan a un prudente optimismo. A diferencia
de Copenhague (2009), se ha extendido la conciencia global de peligro y el
consenso sobre la necesidad de actuar de forma urgente. Mientras el protocolo
de Kioto fue suscrito por solo 37 países industrializados —28 de ellos de la
UE— que sumaban apenas el 12% de las emisiones nocivas, a París acuden casi dos
centenares de países, tanto industrializados con en vías de desarrollo. Entre
ellos se encuentran además los dos principales emisores, China y Estados
Unidos, que no suscribieron Kioto y ahora acuden con planes de reducción ya
comprometidos. Otro avance, fruto del cambio de metodología, es que 176 países
llegan a la cumbre con objetivos nacionales ya establecidos.
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Pese a todo, la cumbre será un fracaso si el nuevo protocolo
que tiene que entrar en vigor en 2020 no mejora estos objetivos: las
reducciones de emisiones anunciadas son insuficientes para que el calentamiento
no exceda de 2°C.
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El protocolo de Kioto logró reducir un 22% los gases de
efecto invernadero en los países firmantes, pero las emisiones globales han
seguido creciendo desde 2000 más de un 24%. Es vital aumentar los objetivos de
reducción y asegurar mecanismos para que efectivamente se cumplan. Los costes
son elevados, y los países en desarrollo temen que eso estrangule su capacidad
de crecimiento. Por eso es importante que los países con mayor capacidad
aporten dinero al fondo ecológico de 100.000 millones destinado a compensar
esos costes. El acuerdo no es fácil, pero debe ser posible. El futuro del
planeta se decide en París.
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