Colusión empresarial y descrédito de la política
OTRA VEZ LA ÉTICA
Por Hernán Ávalos
Nos negamos a creer que Chile sea un país de amigos de lo ajeno, estafadores y corruptos. Pero no podemos cerrar los ojos ante la realidad.
La respuesta de un estudiante de 8° Básico alumno de un colegio pagado de Vitacura, entrega ciertas luces sobre la profundidad del deterioro ético de nuestra sociedad. Un cuestionario sobre Ciencias Sociales y Educación Cívica aplicado al su curso incluyó la pregunta ¿qué significado tiene para usted hacer trampas? Y este alumno respondió: “actuar con inteligencia”.
Obtención de ventajas
El anti valor sobre el engaño en el comportamiento de las personas, la actitud innoble para obtener ventajas o éxito a ultranza, no es más que el reflejo de la educación recibida en el hogar y el ejemplo de los padres, de la familia, del entorno y en general de los adultos cercanos, quienes actúan con bajos estándares éticos, o en caso extremos con valores morales trastocados o distorsionados.
Otro caso reciente fue el homenaje que brindó el directorio de la papelera CMPC presidido por Eliodoro Matte, a su gerente general Jorge Morel, luego de aceptar su renuncia al cabo de 26 años de servir el cargo. Este fue uno de los principales artífices de la colusión empresarial para abultar los precios del papel higiénico entre 2006 y 2015, como ha precisado la Fiscalía Nacional Económica responsable de la investigación administrativa. Morel puede haberse retirado con discreción. Pero los aplausos que recibió de sus empleadores fue una burla para los consumidores que raya en la inmoralidad.
El mismo Eliodoro Matte, jefe del grupo familiar empresarial y referente de la derecha política y económica chilena, preside el Centro de Estudios Públicos, CEP, cuyas encuestas de opinión han tenido la presunción de influir en nuestra sociedad durante los últimos 28 años. Al tenor de este comportamiento ético ¿qué valor intelectual pueden tener las encuestas del CEP? ¿Y qué confiabilidad pueden alcanzar sus estadísticas?
La ética
Pero hay más antecedentes que llaman a la reflexión sobre la ética en los negocios, en la política, en la religión, en el deporte, en el arte, en el trabajo, en el servicio público, en el ejercicio profesional, en general en todas las actividades sociales.
Luego de conocido el escándalo de la colusión del papel higiénico, Eliodoro Matte mantuvo la presidencia de la CMPC, como del CEP, acentuando la crítica ciudadana a su comportamiento y arrastrando progresivamente a ambas entidades al desprestigio empresarial y político. Una compensación equivalente a la defraudación podría aminorar la falta, puesto que la colusión será un delito con penas de cárcel de aprobarse el proyecto de ley en discusión parlamentaria. Pero recomponer el prestigio tomará muchos años.
Por si fuera poco, esta conducta empresarial antiética para obtener ganancias ilícitas a costa de los bolsillos de los consumidores, origina una contradicción en el propio clan Matte, puesto que Bernardo, hermano de Eliodoro, ostenta el cargo de vicepresidente de la Fundación Paz Ciudadana, entidad sin fines de lucro que pretende estudiar y orientar las políticas sobre prevención y control de la delincuencia y la criminalidad.
Es cierto que el robo en sus diversas variantes es por lejos el delito de mayor ocurrencia en el país. Y si usted visita las cárceles, comprobará que los ladrones, tanto por su escasa educación como por su debilidad ético-moral, intentan justificar sus delitos por la necesidad de sobrevivir, la provisión de alimento para su familia, la falta de trabajo o de oportunidades. Y objetivamente imputados de tales delitos no son comparables con los industriales del papel higiénico, los productores avícolas, o los comerciantes de fármacos y medicinas, todos profesionales universitarios provenientes de familias tradicionales quienes, aparentemente, tuvieron una sólida formación valórica.
Entonces hay que preguntarse: ¿Por qué estos empresarios vulneran las leyes de la economía social de mercado para maximizar sus utilidades? ¿Acaso están motivados únicamente por la codicia? ¿Conocen la responsabilidad social empresarial? ¿Su religión, sus creencias, sus principios toleran engañar a su público?; su indiferencia con los enfermos, niños, mujeres y ancianos, sin importar su condición y la vulneración sistemática de la competencia por el mercado que defienden ¿sólo en la retórica?
Desde la perspectiva ética y moral, no es igualmente reprochable evadir el pago del pasaje del transantiago, copiar en las pruebas, hacer trampas en los deportes, revelar por la prensa la vida privada o la opción sexual de personalidades, mentir para evadir responsabilidades, escapar de un atropellamiento sin auxiliar a las víctimas, ejercer mando, autoridad o cargos de representación popular estando imputado de falta o delito, o coludirse para abultar precios de artículos destinados al consumo masivo.
La política aumentó su descrédito desde fines del año pasado cuando aparecieron parlamentarios en ejercicio sorprendidos en falta y cuestionados en su ética por el financiamiento adicional e ilegal de sus campañas electorales que le otorgaron ventajas sobre sus adversarios. Los senadores, Moreira, Rossi, Von Baer aparecieron como los más comprometidos, recibiendo dineros bajo cuerda de las empresas Penta y Soquimich.
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Más delicada es la situación de los senadores Bianchi y Orpis, del ex senador Novoa y del ex subsecretario de Minería Pablo Wagner, investigados por dineros mal habidos. Y lo más grave es que aquellos parlamentarios cuestionados por la justicia y aún en ejercicio, pretenden seguir legislando asilados en el fuero, ignorando el reproche ético de la ciudadanía.
Ya el sistema electoral binominal había creado una crisis de representatividad en las dos décadas que estuvo vigente, haciendo insostenible en democracia, el veto parlamentario de la extrema derecha representada por la UDI y elevando el desprestigio de la actividad política que Pinochet y sus ideólogos se encargaron de denostar en 17 años de dictadura, siendo ellos mismos políticos neofascistas, seguidores de la doctrina de la seguridad nacional, adoradores del mercado y de la economía neoliberal que perdura hasta hoy.
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Por estos casos de comportamiento aparentemente exitoso en los negocios y en la política, con denominador común en la búsqueda de dinero con bajos estándares ético-morales y por el ejemplo de sus padres, de su familia y el hogar, el alumno de 8° Básico del colegio particular pagado de Vitacura mencionado al comienzo de esta nota, respondió que hacer trampas es actuar con inteligencia. Fue el único de su curso que entregó esa respuesta, lo cual hace mirar con optimismo los logros que pueda alcanzar en nuestro país una educación integral y de calidad, en el mediano y largo plazo.
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