LOS PADRES Y LAS MADRES QUE NO QUIEREN ASUMIR SU PATERNIDAD
Por Jessika Krohne
www.psicologiaglobal.cl
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La vida cambia mucho con el nacimiento de un hijo. Llegar a ser papá y mamá no es tarea fácil. Significa renunciar a muchas cosas y a despedirse de esa juventud libre, relajada, un poco egocéntrica y porque no decir con unos toques de narcisismo. Antes de los hijos la vida gira en torno a uno y de sus necesidades. Uno cumple sus sueños y hace lo que finalmente quiere hacer. Cuando llegan los hijos, hay que estructurar toda la vida. Ya no podemos agarrar el bolso chico y salir. Tampoco podemos aceptar una invitación sin coordinar antes con quien dejar a nuestro bebé.
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Todos estos cambios muchas veces implican un proceso de duelo para una persona de sufrir y anhelar ese espacio perdido y también de aceptar esta nueva etapa de vida. Etapa, que muchas veces no se asume y las parejas continúan con su vida de antes, la del soltero, donde salir o partir en cualquier momento no era problema alguno. Muchos no viven el duelo de esta etapa que se pierde y se quedan pegados en la juventud. Eso puede causar muchos problemas en la pareja y en los niños que nacen.
A estas parejas les cuesta ser papás y mamás y tratan de todas formas de seguir como en el pasado dejando a sus hijos al cuidado de otros. Siguen saliendo con los amigos de antes, muchos de ellos todavía sin hijos, siguen yendo a todos los eventos, a muchos happy hours y evaden la realidad de ser padres. También pueden producirse en esta etapa de no asumir la paternidad, los roces con la pareja ya que se ve lo que el otro no hace por el niño y se critican mutuamente. Empiezan las descalificaciones, los insultos y en el peor de los casos el deterioro de una pareja. Cuando hay un problema con el niño como por ejemplo cuando se enferma, se enfrenta esa situación con un estrés mucho mayor que una pareja que si asume esta etapa de vida. Eso también pueden producir muchos desencuentros en la pareja.
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Estos nuevos padres viven entre dos etapas. No han podido despedirse de la primera etapa de estar como parejas sin hijos y tampoco han podido iniciar la etapa de ser una pareja con un niño pequeño. No logran asumir que ingresaron a una etapa de vida bastante estresante que implica realizar varios cambios de y especialmente cambios de actitud y en la manera de llevar la vida. La etapa donde llegan los hijos transcurre generalmente entre los 4 y 7 años de relación y coincide muchas veces con la primera crisis de pareja. Empiezan a llegar los hijos, por lo tanto se trata de una etapa de muchos cambios y de bastante estrés.
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Es una época donde uno aún se está acomodando económicamente y hay muchos gastos relacionados con los hijos. Ocurre muchas veces en esta etapa un desencanto sexual. Uno suele ser más realista con los defectos y virtudes del otro y la relación de pareja. En esta etapa otras cosas adquieren más importancia que la pareja, como los hijos, los trabajos de cada uno y los compañeros de trabajos o amigos. De aquí viene el dicho popular de la crisis de los 7 años que justo coincide en esta etapa de la relación.
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Definitivamente se requiere de un trabajo bastante intenso cuando se llega a ser madre o padre. La vida cambia con uno y uno cambia en la vida y consigo mismo. Todo es un cambio, pero cada cambio hay que verlo como una oportunidad para descubrir y conocer otras cosas en la vida, como una enseñanza y para finalmente experimentar otras sensaciones que hacen crecer a una como persona.
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La vida cambia mucho con el nacimiento de un hijo. Llegar a ser papá y mamá no es tarea fácil. Significa renunciar a muchas cosas y a despedirse de esa juventud libre, relajada, un poco egocéntrica y porque no decir con unos toques de narcisismo. Antes de los hijos la vida gira en torno a uno y de sus necesidades. Uno cumple sus sueños y hace lo que finalmente quiere hacer. Cuando llegan los hijos, hay que estructurar toda la vida. Ya no podemos agarrar el bolso chico y salir. Tampoco podemos aceptar una invitación sin coordinar antes con quien dejar a nuestro bebé.
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Todos estos cambios muchas veces implican un proceso de duelo para una persona de sufrir y anhelar ese espacio perdido y también de aceptar esta nueva etapa de vida. Etapa, que muchas veces no se asume y las parejas continúan con su vida de antes, la del soltero, donde salir o partir en cualquier momento no era problema alguno. Muchos no viven el duelo de esta etapa que se pierde y se quedan pegados en la juventud. Eso puede causar muchos problemas en la pareja y en los niños que nacen.
A estas parejas les cuesta ser papás y mamás y tratan de todas formas de seguir como en el pasado dejando a sus hijos al cuidado de otros. Siguen saliendo con los amigos de antes, muchos de ellos todavía sin hijos, siguen yendo a todos los eventos, a muchos happy hours y evaden la realidad de ser padres. También pueden producirse en esta etapa de no asumir la paternidad, los roces con la pareja ya que se ve lo que el otro no hace por el niño y se critican mutuamente. Empiezan las descalificaciones, los insultos y en el peor de los casos el deterioro de una pareja. Cuando hay un problema con el niño como por ejemplo cuando se enferma, se enfrenta esa situación con un estrés mucho mayor que una pareja que si asume esta etapa de vida. Eso también pueden producir muchos desencuentros en la pareja.
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Estos nuevos padres viven entre dos etapas. No han podido despedirse de la primera etapa de estar como parejas sin hijos y tampoco han podido iniciar la etapa de ser una pareja con un niño pequeño. No logran asumir que ingresaron a una etapa de vida bastante estresante que implica realizar varios cambios de y especialmente cambios de actitud y en la manera de llevar la vida. La etapa donde llegan los hijos transcurre generalmente entre los 4 y 7 años de relación y coincide muchas veces con la primera crisis de pareja. Empiezan a llegar los hijos, por lo tanto se trata de una etapa de muchos cambios y de bastante estrés.
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Es una época donde uno aún se está acomodando económicamente y hay muchos gastos relacionados con los hijos. Ocurre muchas veces en esta etapa un desencanto sexual. Uno suele ser más realista con los defectos y virtudes del otro y la relación de pareja. En esta etapa otras cosas adquieren más importancia que la pareja, como los hijos, los trabajos de cada uno y los compañeros de trabajos o amigos. De aquí viene el dicho popular de la crisis de los 7 años que justo coincide en esta etapa de la relación.
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Definitivamente se requiere de un trabajo bastante intenso cuando se llega a ser madre o padre. La vida cambia con uno y uno cambia en la vida y consigo mismo. Todo es un cambio, pero cada cambio hay que verlo como una oportunidad para descubrir y conocer otras cosas en la vida, como una enseñanza y para finalmente experimentar otras sensaciones que hacen crecer a una como persona.
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