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lunes, 24 de noviembre de 2014

POLITICA

MES DE CIRCOS… Y DE TELETÓN, PARA FELICIDAD DE LOS ALCALDES

Por Arturo Alejandro Muñoz
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En comunas rurales, a muchos alcaldes y concejales la Teletón les sirve como una magnífica “campaña electoral” que no requiere de presupuestos personales ni de apoyos financieros derivados de empresas… la Teletón se los entrega, gratuitamente.
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Aclaro de inmediato que en este artículo no me referiré a la jornada de las ultra publicitadas “27 horas de amor” que dirige y encabeza Mario Kreutzberger, al menos no lo haré directa ni específicamente, pues la intención de redactar algunas líneas apunta hacia las situaciones que acaecen en muchas comunas rurales cuando, avanzada la primavera, llegan los circos… y la Teletón.

En Chile existen 346 comunas y municipios, e igual número de concejos municipales, cuya conformación varía dependiendo de la cantidad de electores que cada comuna posea. Las más pequeñas del país cuentan con seis concejales, mientras que el resto de las comunas tienen un cuerpo colegiado con ocho o con diez miembros. El número total de concejales en el país es de 2.224.

Como puede colegirse, si incorporamos la cantidad de alcaldes existentes (346), tendremos un total de 2.570 individuos tratando de mostrarse ante el público, haciendo cualquier maroma que les reporte destaque y, por supuesto, mantener la ‘presencia’ que a la larga genera votos, sufragios. Es lo que de verdad les importa, pues el resto resulta ser mero paisaje.

En comunas pequeñas (sobre todo en las rurales) quienes mayores beneficios obtienen de asuntos como la Teletón, son los ediles. El evento de las “27 horas” no puede llegarles en mejor momento… a finales del año… cuando la proximidad de las fiestas navideñas y de las vacaciones de verano aromatiza los ánimos y reblandece las conciencias. Las emociones se encuentran a flor de piel, y los alcaldes (viejos zorros en los intríngulis de la política local) tienen claro que el lagrimeo y el sollozo, si se producen por ver cómo sufren otros y son bien ‘administrados’, reditúan significativas ganancias electorales. Es una magnífica maquila que no desaprovechan.
Uno de los principios básicos de la Praxiología señala que “la consecución de un objetivo no debe entrabar ni impedir la consecución de otros objetivos”. De esa laya, 2.224 concejales y 346 ediles recogen el fruto que cae del raleo político que emana de ese evento, alineándose codo a codo con las grandes empresas que colaboran a condición de obtener pingües ganancias económicas.

Con la Teletón, supuestamente todos “ganan”… desde los inocentes y muy necesitados niños que requieren con urgencia tratamientos médicos y apoyos especializados, hasta inversionistas, empresas, canales de televisión, animadores y… alcaldes y concejales.

También sale ganancioso el Estado, el gobierno de turno, ya que el disfraz solidario que cobija a la sociedad chilena durante esas 27 horas (y más), le permite un momento de respiro en medio de las trifulcas que agobian a sus ministerios (Transportes, Interior, Educación, etc.), e insuflan en la gente cierta conmiseración con los actos corruptos de la casta política y con las acciones fracasadas del oficialismo y de la oposición.

Después de todo, las 27 horas de amor deben llegar a cada una de las esquinas y áreas del país. ¿Ven? La Praxiología una vez más. Conseguir un objetivo no debe entrabar la consecución de otros. Y la Teletón responde eficazmente a ello.

Por eso, además, el accionar de alcaldes y concejales presentándose en los eventos locales para “recabar fondos en Beneficio de la Teletón” deviene en una especie de “campaña electoral” magnífica, ya que no requiere de presupuestos personales ni de apoyos financieros derivados de empresas… la Teletón los produce, gratuitamente, con televisión en cadena nacional, y con las calles a disposición de las autoridades comunales para presentarse ante su propio público local como “personajes de gran corazón, humanos, solidarios, y preocupados por el bienestar de la gente y de los niños”.

¿Qué estoy diciendo con todo esto? ¿Que la Teletón, más allá de la interesada, comercial y muy temporaria solidaridad de las empresas, es un asunto político que coadyuva en el mantenimiento del statu quo, beneficiando a los grupos partidistas asentados en el Congreso y en La Moneda, a la vez que potencia fuertemente a las autoridades locales en detrimento ostensible de personajes independientes que no cuentan con la posibilidad de aparecer mediática y públicamente cual ‘combatientes’ de la tristeza y del dolor?

Sí, eso estoy diciendo. Praxiología pura.

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