Por Walter Krohne
Director-Editor de Krohne Archiv
No se trata ahora de dar vuelta la página para olvidar el pasado y comenzar todo de nuevo. La renuncia del Director General de Carabineros Eduardo Gordon, conocida hoy y que era esperada en la mayoría de las tiendas políticas y medios de comunicación, significa el fin de una complicada etapa vivida por la institución policial caracterizada por una potente falta de mando, rarezas internas y situaciones escandalosas que salieron a la luz y que nunca fueron investigadas debidamente.
La gota que rebasó el vaso fue indudablemente la muerte del joven Manuel Gutiérrez, de 16 años, hecho ocurrido en medio de graves disturbios en la comuna de Macul al finalizar la huelga de la Central Unitaria de Trabajadores (CUT) la semana pasada. Lo del adulterado parte policial fue sólo un “empujoncito más”, quizá el que faltaba, para que terminara definitivamente la carrera de este controvertido alto oficial.
Sin embargo, la tarea recién comienza, porque la imagen institucional ha quedado por los suelos, anulándose todo o gran parte del prestigio que había acumulado desde años, cuando el funcionario de esta policía uniformada era considerado “un amigo en tu camino” como se decía y se reptía hace ya varias décadas. El deterioro comenzó ya en la dictadura militar, dejando una siniestra imagen que es recordada por los escritos de la época con múltiples acciones violentistas e ilegales, con las cuales se violaron fuertemente los derechos humanos.
En democracia el desarrollo de Carabineros ha ido mejorando pero siempre en un circuito de altos y bajos, sin dejar pasar mucho tiempo entre un escándalo y otro. Tras todo este largo y complicado desarrollo, Carabineros de Chile ha dejado de ser la entidad amiga de los chilenos para convertirse más bien en enemiga y poco confiable, tanto en las poblaciones más pobres y en regiones mapuches, o por graves irregularidades cometidas por funcionarios de la entidad, como violentos asaltos armados contra empresas de seguridad u otros delitos que dejan una lista larga y triste.
En la Moneda las palabras de Gordon fueron muy simples: "El caminar no es fácil. Ustedes saben que en lo personal no he estado de lo mejor de salud. Y he estimado esta mañana, sin rendirme, hacerme a un lado, y he pedido (presentado) al Presidente de la República mi renuncia. Conversé con él, y él la ha aceptado. Así que para el conocimiento de todos, ahora pasaré a dedicar más tiempo a mi persona y a mi recuperación".
Desde luego que negó las acusaciones de un supuesto cambio o adulteración de un parte de tránsito supuestamente para favorecer a su hijo. "Jamás he intervenido en cualquier tipo de operación en que se haya visto involucrado algún ser querido (...) No he tenido ninguna participación en los hechos que se han dado a conocer", enfatizó Gordon refiriéndose a una investigación de Ciper Chile en la que se señala que él intervino para cambiar un parte policial de un accidente en el que estuvo involucrado su hijo en octubre de 2010, quien tras chocar su vehículo se habría dado a la fuga. “Obviamente jamás pensé que estando en este cargo iba a haber tanta maldad y basura hacia personas e instituciones. Es lamentable. Pero eso no nos quita la fuerza para seguir avanzando como institución, porque Carabineros es una institución grande", expresó el general.
Gordon asume |
Gordon se despide |
Según el diputado comunista Hugo Gutiérrez el caso denunciado ayer por Ciper no es nuevo, ya que a comienzos de agosto los antecedentes ya estaba en conocimiento del ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter. Es decir, si esta versión es real y logra comprobarse, el ministro recibiría ahora como endoso la parte final de una de las peores crisis de Carabineros y del Aparato de Seguridad, cuyo comandante es precisamente el mismo.
"Las personas que me proporcionaron los antecedentes, que demuestran de manera fehaciente la falsificación de un parte policial a favor del hijo del general Gordon, también me señalaron que esos antecedentes fueron puestos en conocimiento del ministro del Interior", aseguró hoy el diputado al diario La Tercera.
¿Sería entonces el ministro Hinzpeter la próxima carta que podría caer por haber silenciado un hecho de suma gravedad?
El general Eduardo Gordon asumió el cargo de Director de Carabineros en junio de 2008 tras el trágico fallecimiento en Panamá del General Director José Alejandro Bernales junto a otras once personas.
Su trayectoria en el cargo no fue fácil, porque, aparte de la tristeza que dejó la desaparición de Bernales, pudo apreciarse de inmediato el “cambio de mano” en la institución, como recuerdan algunos oficiales. Así, desde el inicio de su período como general director de Carabineros, Eduardo Gordon no estuvo libre de casos que enlodaron la imagen de la institución, y a los que debió hacerle frente ante los medios de comunicación y la comunidad.
Los problemas fueron surgiendo de inmediato, desde el mismo año 2008 cuando fue baleada en disturbios la menor Kathya Rojas Mora (10), quien perdió la visión de su ojo derecho, culpándose de los disparos a un capitán de la 28 Comisaría de Fuerzas Especiales.
Un año más tarde, el 22 de diciembre de 2009, un funcionario resultó con graves lesiones (Blas Herrera) cuando al comandante Manuel Letelier, en un ejercicio no esclarecido del todo, dijo que “es parte de la instrucción de Fuerzas Especiales bautizarse con un poco de agua", utilizando los chorros más potentes de un carro cisterna en contra de quienes se bautizaban. Letelier les advirtió que lo único que no debían hacer era refregarse los ojos.
El comunero mapuche Jaime Mendoza Collio fue asesinado por el cabo Miguel Jara el 12 de agosto de 2009. Según el fiscal del caso habría existido una manipulación de las pruebas para generar la apariencia de un intercambio de disparos que no sucedió.
El Servicio Médico Legal estableció que fue un golpe en la cabeza que terminó con la vida de Francisco Coronado Cárdenas (19), el joven que falleció eel 27 de junio del 2010 pasado al interior de un furgón de Carabineros en la localidad de Cabrero, en la Octava Región. El peritaje estableció que Coronado murió de un "traumatismo craneoencefálico complicado, por un golpe con o contra un objeto contundente". Carabineros subió al joven al furgón policial y pocos minutos después bajaron a Coronado muerto.
En febrero de este año dos aspirantes a oficial de Carabineros fallecieron mientras realizaban actividades de instrucción en un campamento de Curacaví, en la Región Metropolitana. Los jóvenes fueron identificados como Sebastián Pinuer Barría, de 22 años, y Julio Ulloa Vargas (19), oriundos de Osorno y Chimbarongo, respectivamente.
El ex suboficial de Carabineros Esteban Infante, denunció este año que la institución realizó escuchas telefónicas a parlamentarios. El ex funcionario, que renunció tras ser vinculado a un caso de narcotraficantes, aseguró este hecho a la Comisión de DD HH, indicando que desde la dirección de inteligencia de la policía uniformada se habían intervenido conversaciones de los diputados Guillermo Teillier, Hugo Gutiérrez y Sergio Aguiló y los senadores Alejandro Navarro y Alberto Espina.
En una de las movilizaciones nacionales convocadas por los estudiantes, específicamente en Valparaíso, un funcionario de civil de la policía uniformada se refugió en el Congreso Nacional en medio de la protesta. El sargento en cuestión tomó resguardo en la sede del Poder Legislativo, llegando a rostro cubierto, como cualquier encapuchado, mientras los manifestantes lo increpaban y acusaban de incitar a la violencia y haber lanzado piedras mientras universitarios y secundarios se expresaban de forma pacífica.
A todo esto hay que agregar varias decenas de casos de presos sometidos a humillaciones o torturas físicas, como fue el caso de Juanito Mozo (Juan Alejandro Berríos Urra de 30 años) sometido a este tipo de prácticas al interior de un furgón de Carabineros en La Legua, donde efectivos policiales amenazaron al sujeto con una pistola y un bate de béisbol y lo obligaron a cantar y bailar. Esto ocurrió en diciembre del año pasado.
Igualmente la represión excesiva y peligrosa practicada por Carabineros en las últimas manifestaciones públicas de los estudiantes fueron una muestra clara que en los últimos meses el mando de Carabineros estaba ya por los suelos.
Su último discurso |
Pero el caso que superó a todos los incidentes mencionados fue el del joven asesinado Manuel Gutiérrez (16) que levantó una inmensa polvareda de protestas porque se insistió de inmediato en que los autores había que buscarlos en Carabineros. Este hecho podría haberse archivado sin investigarse, como muchos otros, si no hubiese existido la fuerte presión de quienes querían conocer la verdad, la que fue escondida en los primeros momentos.
"Me gustaría ser recordado como un carabinero profesional, que cumplió, supo entregarse a su gente y mantuvo los postulados institucionales incólumes", dijo el Eduardo Gregorio Gordon Valcárcel, de 59 años, (casado y dos hijos) al asumir su cargo el año 2008.
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