Una editorial publicada en el diario New York Times destacó que "los países que han hecho responsables y juzgado a represores por violaciones a los derechos humanos han emergido con mayor fortaleza" y subrayó que esa decisión "no hizo peligrar la democracia, ni condujo a mayor violencia".
"En América latina, los jóvenes militares solamente tienen que mirar a la Argentina y a Chile, países en los que, respectivamente, 81 y 66 personas, fueron condenadas por crímenes durante dictaduras previas para aprender la lección de que las posibilidades de castigo son ahora mayores que en el pasado. Ello puede explicar por qué los golpes de estado son ahora tan raros en esa región", señaló un informe de Kathryn Sikkink, profesora de Ciencias Políticas de la Universitad de Minnesota, publicado por el diario neoyorquino.
La autora del libro “La Cascada de la Justicia. Cómo el procesamiento por los Derechos Humanos está cambiando la Política Mundial”, agregó que "nunca fue sencillo para ningún país enfrentarse con su pasado".
Explicó que "casi todos los dirigentes, cuando enfrentan un pedido de cuentas, intentan dar vuelta la página y mirar al futuro. Pero las demandas de justicia son muy robustas y los países que hicieron responsables a sus ex dirigentes por episodios ocurridos, han emergido con mayor fortaleza".
También el informe indicó que "los juicios a represores parecen tener efectos disuasivos fuera de las fronteras. Si una serie de países en una región determinada emprenden estos procesos, las naciones vecinas también suelen mostrar una disminución en el nivel de represión, aunque no hubiesen celebrado juicios".
El informe de Sikkink, bajo el título: "Se les acaba el tiempo a los tiranos" subrayó además que "las evidencias históricas y estadísticas nos brindan razones para cuestionar las críticas a los juicios por violaciones a los derechos humanos".
"Mi investigación -agregó la especialista- demuestra que los países en vías de transición, que pasan de gobiernos autoritarios a democráticos, o de la guerra civil a la paz, donde hubo procesamientos por violación a los derechos humanos se tornaron eventualmente menos represivos que las naciones en transición sin esos juicios".
Indicó además que "si comparamos países como la Argentina y Chile, que utilizaron el procesamiento por derechos humanos, con Brasil, que no lo hizo, encuentro que los procesamientos no exacerbaron las violaciones a los derechos humanos, ni hicieron peligrar la democracia o condujeron a mayor violencia".
Sikkink sostiene que "la posibilidad de castigo y caída en desgracia de los represores, convierten a las violaciones a los derechos humanos en episodios más costosos, y por lo tanto, desalientan a quienes en el futuro quieran incurrir en ellos".
"Desde los juicios finales de Nuremberg en 1949 hasta la década de los años setenta, no hubo virtualmente posibilidad de que los jefes de estado o los funcionarios gubernamentales fueran declarados responsables por violar derechos humanos" recuerda la autora del informe.
Sin embargo, Sikkink indicó que "en las últimas dos décadas, la posibilidad de castigos aumentó y los nuevos funcionarios gubernamentales, seguramente, se mostrarán más cuidadosos antes de resolverse a asesinar o torturar a sus opositores políticos".
Agencia Telam
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