Provincialistas: Rolando
Figueroa, Claudio Vidal, Alberto Weretilneck, Gustavo Sáenz y Hugo Passalacqua.
Por Joaquín Rodríguez Freire
Publicación del diario Ámbito de Argentina
La lucha de las provincias a través de los Gobernadores que responden a fuerzas locales intentarán incrementar su representación en el Congreso para ganar poder de fuego frente a Nación. Entienden que se juega el futuro de su vínculo con la Casa Rosada en la era Milei.
Las elecciones nacionales argentinas del 26 de octubre próximo tendrán una importancia central para los gobernadores de escuderías provincialistas, que apuestan sus fichas a aumentar su volumen legislativo y así sumar poder de fuego en la pulseada por fondos con la Casa Rosada. Sin las estructuras de los grandes partidos nacionales como sostén, ven en el Congreso una herramienta clave para la correlación de fuerzas con la administración de Javier Milei.
Tres gobernadores provincialistas darán la pelea en
ambas cámaras
Uno de ellos será el rionegrino
Alberto Weretilneck, quien arriesgará las bancas de sus dos alfiles en el
Congreso: la senadora Mónica Silva y
el diputado Agustín Domingo, del bloque
Innovación Federal. Ninguno de ambos buscará la reelección. Para la compulsa de
octubre, Weretilneck alistó al frente Juntos Defendemos Río Negro
(JDRN), que incluye a la UCR, a la Coalición Cívica y a otras
marcas vernáculas.
La provincia pondrá en juego sus
tres escaños en la Cámara alta. Además de Silva, los otros dos legisladores son
los peronistas Martín Doñate y Silvina García Larraburu. También deberá renovar un par de
puestos en la Cámara baja: el de Domingo y el de Aníbal Tortoriello, del PRO.
Aunque en un principio los amarillos y los violetas anunciaron una alianza para
desafiar al gobernador, finalmente tomaron caminos separados en
medio de acusaciones cruzadas y pases de factura.
El legislador Facundo López y la secretaria de Energía
provincial, Andrea Confini, serán los
candidatos al Senado, mientras que Juan Pablo Muena y María Eugenia Paillapi
encabezarán la nómina a diputados.-
La batalla
por el Senado, una de las claves de las elecciones legislativas de octubre.
En tanto, su vecino neuquino Rolando Figueroa competirá con el sello La Neuquinidad, que nuclea al PRO, a sectores del peronismo y hasta a algunos libertarios. Si bien el diputado Osvaldo Llancafilo, del Movimiento Popular Neuquino (MPN), le reporta, Figueroa no cuenta con representantes estrictamente propios en el Congreso, por lo que lleva las de ganar: cualquier nombre que logre colocar le sumará capacidad para intervenir en la conversación nacional.
Precisamente, la banca de
Llancafilo es una de las tres que el distrito pondrá en juego. Las otras son
las de Tanya Bertoldi, del peronismo, y la del radical
"con peluca" Pablo Cervi,
flamante incorporación de LLA. A la vez, Neuquén es una de las
ocho provincias que elegirán senadores. Hoy en día, sus tres lugares en ese
recinto los ocupan Oscar Parrilli y Silvia Sapag, de Unión por la Patria (UP),
y la excambiemita Lucila Crexell.
El gobernador postula a Julieta
Corroza y Juan Luis "Pepe" Ousset para la Cámara alta y a Karina
Maureira, Joaquín Perrén y María José Rodríguez para Diputados.
Al norte del país, el
salteño Gustavo Sáenz, otro cacique provincialista, jugó a las
escondidas hasta el filo del cierre de listas. Aunque anticipó que daría
libertad de acción a los suyos y que no presentaría una lista propia, finalmente inscribió a su alianza "Primero los Sateños",
que lleva a la exsecretaria de Energía Flavia Royón como primera candidata a
senadora, acompañada por Nacho Jarsún.
Sáenz no tiene senadores
actualmente, ya que esos escaños les pertenecen a los peronistas Sergio Leavy y Nora del Valle Giménez y
al autónomo Juan Carlos Romero, quien no
buscará la reelección. Por el contrario, Leavy y del Valle Giménez sí lo harán,
aunque en ristras distintas. El primero encabezará las postulaciones del
Partido de la Victoria, mientras que la segunda acompañará a Juan Manuel
Urtubey en Fuerza Patria (FP), las dos ofertas de un justicialismo que
competirá fracturado.
En diputados, los salteños
arriesgarán tres bancas, de las cuales solo la de Pamela
Caletti es propia del mandatario. Las restantes son del libertario Carlos Zapata y de Emiliano Estrada, de UP, quien irá por un nuevo periodo
en el sello de Urtubey. El oficialismo local, en tanto, empuja a Bernardo Biella, Oriana Nevora y Juan Cruz Cura para
ocupar esos lugares.
La pulseada
por diputados
Del otro lado del norte, los
renovadores del misionero Carlos Rovira corren
el riesgo de perder la banca de Carlos Fernández,
una de las tres que la provincia disputará. El exgobernador Oscar Herrera
Ahuad es el elegido de Rovira y del actual mandatario de Misiones, Hugo
Passalacqua, para disputar ese lugar, ante la amenaza concreta
de La Libertad Avanza, que quedó en segundo lugar en las elecciones locales. De
hecho, el candidato violeta será el mismo que en mayo: Diego Hartfield.
Al sur del país, el
santacruceño Claudio Vidal tendrá sus
primeras elecciones legislativas desde que asumió el mando, en 2023. Vidal se
integró a Provincias Unidas, el flamante frente electoral que comparte con sus
pares Martín Llaryora (Córdoba), Maximiliano Pullaro (Santa Fe), Ignacio Torres
(Chubut) y Carlos Sadir (Jujuy), aunque jugará con el sello "Por Santa
Cruz".
Claudio
Vidal, gobernador de Santa Cruz.
Su distrito renovará tres
escaños en Diputados: Sergio Acevedo, del
oficialismo local; Gustavo González, de
UP; y Roxana Reyes, de la UCR. Para el mandatario, es
clave retener el lugar de Acevedo, uno de sus dos representantes en la Cámara
baja -el otro es José Luis Garrido, con cargo hasta 2027-.
En ese escenario, el gobernador
postula a Daniel Álvarez, Gisella Martínez y Juan José
Ortega. El peronismo lo desafiará con el cura y extitular de la
Secretaría de Políticas Integrales sobre Drogas de la Nación Argentina, Juan
Carlos Molina, en un bastión histórico del kirchnerismo, que perdió su
hegemonía hace dos años en manos del gremialista petrolero.
Con el ajuste sobre las cuentas
de los distritos impulsado por el Gobierno de Javier Milei como telón de fondo,
esta no será una elección más para los provincialismos, que manejan los tiempos
de acuerdo a la hora política que atraviesan. Aunque en principio
prestaron apoyos a la gestión de LLA, en los últimos meses empezaron a mostrar
los dientes para contrastar con Nación y sacar a relucir la bandera del pago
chico. También como una forma de autodefensa ante un ajuste que no da tregua y
tiene a las jurisdicciones en el centro de la escena.
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