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viernes, 29 de enero de 2016

¿CULPAS O DISCULPAS?
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Por Hugo Latorre Fuenzalida.


Genaro Arriagada, que ha tenido una larga trayectoria como militante DC, con una lucidez distinguida en su recorrido, entre las últimas el aconsejar la salida de Jorge Pizarro como presidente de su partido, ha cometido un desliz incomprensible para un analista como él cuando en un artículo reciente, en la “La Tercera”, ha planteado que la pérdida de preferencias en la DC en los últimos años de democracia se debe a su alianza con la “izquierda”.
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Dos falacias acompañan a esta afirmación de Genaro:

    En Chile, desde la caída de Salvador Allende y la pérdida de la democracia no ha habido gobiernos de izquierda, ni alianzas con ninguna izquierda. Si se mira sin prejuicios históricos y poniendo sobre la mesa los programas concertacionistas más sus realizaciones, se verá que lo que se ha dado en los hechos es una ratificación con profundización del modelo  e imperativo social y político neoliberal-pinochetista, con absoluta hegemonía ideológica de la derecha y con subalterna edulcuración de una socialdemocracia,  que más bien ha lucido como una sucursal de un liberalismo cargado al londinense, claro que menos honrado.
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     Como no ha existido una izquierda a la cual culpar, la caída de la DC en las preferencias de la gente corresponde necesariamente a una actuación de la DC durante todos estos años, que se ha caracterizado por una renuncia a sus ideales sociales y a un alejamiento del pueblo, a una prescindencia del pueblo, a una especie de traición a la historia de la Falange y del Partido hasta 1973, pisoteando los valores y pensamiento forjado desde sus líderes fundadores.
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     Más bien, la  alianza que se ha dado, en los hechos, ha sido con el estamento cívico-militar, que ha impuesto  durante todos estos años sus paradigmas contra una alianza de papel, que simula ser progresista pero que –en la hora de la verdad- termina siendo un perfecto guardián de los intereses empresariales más profundamente conservadores, injustos, inequitativos y premodernos.
     
     La caída de la DC, ha sido constante, como la de todos los partidos políticos, que se vienen desacreditando  indefectiblemente, en la medida que su actuar no admite espacios para una reivindicación. La derecha tuvo un repunte no a expensas de la DC, esa es una extrapolación abusiva, sino a expensas del agotamiento del ciclo afortunado de la Concertación en la fase posdictadura, lo que se  confirma en el hecho que al caer la derecha después del gobierno de Piñera, la democracia cristiana no ha recuperado votación. Y la recuperación electoral de la Nueva Mayoría (si es que se puede hablar de recuperación de votos, dado el universo de los que votan) se debió más al fenómeno Bachelet que a los méritos propios del partido.

.    En una oportunidad, en que se celebraban elecciones a la Junta Nacional, les advertí a la gente que participaba en un evento en Las Condes, que si se analizaban las cifras del crecimiento económico durante el período 1990-1997, veríamos que una proporción muy pequeña de la población venía creciendo a una tasa del 7% interanual, mientras que el 80% de nuestro segmento de partidarios más firme y seguro, venía desmejorando aceleradamente su condición (tasa crecimiento del 0,6%) si se le comparaba con el 20% que se ubica por sobre ella. Y esa sería la causa por la que la DC iría perdiendo arraigo electoral y popular, además de otras razones que sería largo detallar: como el abandono del militante de base, la falta de políticas para la clase media, la compresión económica de la clase media por el cobro privatizado de todos los servicios (educación, salud, vivienda, AFP, etc.), y el aburguesamiento sospechoso de corrupción de sus dirigentes y representantes.
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.  Por eso me extraña que un hombre informado como Genaro Arriagada sostenga un argumento tan superficial respecto a las razones de la caída de la DC y a creer que todavía existe una izquierda en algún rincón del sistema político oficial en Chile. Porque una cosa es que de pronto unos pocos hombres de la antigua y extinta izquierda amanezcan con un exabrupto de conciencia y reproduzcan dichos de antaño de manera altisonante, como los sonambulismos chillones de Camilo Escalona o Quintana, y otra muy distinta es que sostengan una coherente y permanente posición  reivindicativa de lo popular.

.   Creo que a Genaro le está pasando, con la “izquierda”,  lo del cazador aquél ,que una vez muerto el tigre le agarró pánico al cuero.



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