Editor de Krohne Archiv
Otra vez Chile está frente a un escándalo financiero que no tiene más explicación que no sea la falta de control por parte del Estado, especialmente en un modelo mercadista a la chilena donde en muchos casos no existe la moral necesaria para tratar a los usuarios que llegan confiados a las casas de retail a comprar en cómodas cuotas mensuales.
No deja de ser cierto que para ser actor en un modelo como este, que nos fue impuesto desde el exterior, hay que tener moral, lo que se echa de menos en casi todos los comercios de la plaza, muchas veces en manos de extranjeros, que ven en Chile un ambiente propicio para ganar dinero fácil.
El elemento moral, como vemos, es indispensable para que las cosas funcionen bien y los usuarios no se vean de pronto “acogotados” con deudas millonarias que nunca han concertado con nadie. El tema entonces es que en Chile, donde en este tipo de comercio la moralidad es baja, ¿es posible dejar a este mercado sin el debido control del Estado?
El caso de La Polar pasará a la historia como otro affaire increíble que se olvidará con los años sin resolverse totalmente y sin castigos efectivos para los responsables directos. Es decir un caso Inverlink, pero de otra manera.
En esta conocida tienda por el slogan publicitario de “llegar y llevar”, donde las clases más humildes podían adquirir productos a varios meses plazo, olía desde hace tiempo a pudridero con una administración inescrupulosa que implantó un método de “repactación unilateral” de los créditos o de la deuda que consistía en que si un cliente dejaba de pagar dos meses sus cuotas, la deuda era “readecuada” con el interés más alto del momento (hoy está a casi 50%) lo que fue llevando a la ruina financiera a mucha gente necesitada.
Este sistema era impulsado, primero por los millonarios incentivos que deben haber recibido sus ejecutivos y algunos controladores por dar luz verde a este tipo de operaciones totalmente ilegales y, segundo, para posicionar la firma manteniendo las acciones a un alto nivel, las que eran buscadas por los inversionistas, mediante la presentación de balances anuales impecables que se lograban escondiendo un número importante de deudores morosos. Y todo esto cuando se quería lograr la aprobación de los accionistas para un aumento de capital de 400 millones de dólares. En otras palabras, se habría intentado maquillar la verdadera situación financiera de la firma.
De esta forma, La Polar obtuvo premios por ser una empresa muy bien administrada y dedicada a los más pobres a fin de que este sector también pudiera participar en forma fácil en el “maravilloso” mundo del consumo, toda gente humilde que fue engañada hasta que todo quedó en evidencia cuando comenzaron las denuncias en el Servicio Nacional del Consumidor (Sernac). Era conocida en el sector financiero como “la joyita del retail”.
Con todo lo que se ha sabido en estos días, en que las acciones de La Polar volvieron a caer hoy en un 11,7 por ciento tras una recuperación el viernes de 19 por ciento y el gran desplome del jueves de 42%, cuando se informó de los errores en las políticas crediticias que obligarían a la empresa a elevar las provisiones en unos US$400 millones.
En el Fondo y dicho con palabras claras, el panorama de La Polar es crítico. Primero porque la firma perdió toda su credibilidad por falta de moral de la que hablamos al comienzo. Esto se vio ya el jueves con el bajón de las acciones en un 42% y también hoy.
Segundo, aparte de tener que provisionar entre $150.000 y $200.000 millones (entre US$320,5 millones y US$430 millones), luego de reconocer malas prácticas crediticias, le empresa tiene compromisos por US$143 millones, los cuales deben liquidarse antes de julio y US$292 millones en los próximos 12 meses. En esta forma sus niveles de solvencia están por el suelo. No es posible conseguir el capital necesario en los plazos indicados, lo que pone a esta compañía al borde de la quiebra, salvo que algún grupo financiero se interese por hacerse cargo de ella para volverla a levantar, para lo cual se reqerirían unos 1.000 millones de dólares.
Tercero, ya se prevén fuertes pérdidas para este trimestre y, peor aún, no se tiene certeza de la realidad de los números, como explicó hoy el diario Estrategia. Hoy se reunió por más de dos horas con el Superintendente de Bancos, Valores y Seguros (Sbif), el actual presidente de La Polar, Heriberto Urzúa, quien dijo que no sólo un gerente –que ya fue despedido- es responsable por las malas prácticas crediticias aplicadas en la empresa, porque ciertamente fallaron también los controles de la Sbif, los controles internos de la firma, los auditores externos y todos los ejecutivos y directores, que no se sabe si estaban de acuerdo con estas prácticas ilegales o simplemente miraron para el lado. Todo esto hay que investigar.
Las utilidades de La Polar llegaron a 47.912 millones de pesos en el 2009, cifra que descendió a 29.767 millones de pesos en el 2010 y este año, la utilidad entre enero y marzo fue de 6.210 millones de pesos, de acuerdo a los informado por la SBIF. La firma tenía una deuda por cliente de 1.213.600 pesos en el 2010, la más alta frente a otras tarjetas de crédito como Presto, CMR, Ripley y Cencosud. Es la segunda después de CMR con el mayor tamaño de la cartera con 741.828 usuarios (CMR: 879.809 y Presto la menor cartera: 293.482 millones).
La deuda-tarjetas por plazo de la empresa La Polar, que es en total de 440.781 millones de pesos se distribuye así: Hasta 90 días: 68.510 millones de pesos; 90 días a un año: 71.378 millones de pesos; Más de 1 año a 3 años: 73.624 millones de pesos; Más de 3 años a 5 años: 9.906 millones de pesos; Más de 5 años 217.362 millones de pesos (datos Sbif).
La pregunta que nos corresponde hacer ahora es si esta grave enfermedad de La Polar es o no una epidemia que podría afectar también a otras tarjetas de crédito como CMR, Cencosud, Ripley y Presto, que al parecer también escapan del control estatal a través de la SBIF?
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