Por Jessika Krohne
www.psicologiaglobal.cl
No
hay paciente que no me mencione la pandemia en sus sesiones psicológicas.
Muchos lo usan como ayuda para ubicarse en el tiempo. “La conocí antes de la pandemia”, “estoy en este trabajo desde que comenzó la pandemia”, “Nos
separamos durante la pandemia”, son frases que constantemente aparecen en terapia.
Cada paciente cuenta como vivió la pandemia desde un punto de vista muy
personal, cuyos relatos muchas veces contienen mucha angustia, ansiedad y
soledad.
En
la época del confinamiento, nos metimos más en el mundo de la tecnología que al
comienzo nos servía para estar más cerca de nuestros seres queridos pero que
finalmente se instaló para quedarse. Las compras online tuvieron un boom y
empezó a instalarse la necesidad de la inmediatez, donde uno pedía algo por
internet y si llegaba el día siguiente ya era muy tarde.
Perdimos
el hábito del ejercicio físico que está comprobado, es una de las maneras más
potentes de cuidar la salud mental, a parte de la física.
El
aislamiento, la falta de ejercicio, y de contacto con la naturaleza, el cese
total de los vínculos sociales, el enganche de las pantallas y las alteraciones
neuropsiquiátricas que se estaban produciendo por el aislamiento, causaron
muchos estragos en la sociedad y en los años posteriores se dispararon las
consultas psiquiátricas y psicológicas.
Se instaló el trabajo online, que hasta el día de hoy persiste en algunas empresas Creo que eso ha sido algunas de las cosas positivas que nos dejó la pandemia, ya que muchos empleados hoy en día tienen la posibilidad de trabajar de forma híbrida, lo que les permite acudir presencial a la empresa y estar otros días trabajando desde la casa. Eso le favorece a muchas madres, por ejemplo. Ayer hablaba eso con una paciente que trabaja de esa manera y tiene una hija de 10 años. Se siente muy afortunada de tener esa posibilidad, ya que cuando le toca trabajar desde la casa, puede almorzar con su hija y estar más tiempo con ella. Ella hacía la comparación cuando era pequeña y su madre llegaba todos los días muy tarde a la casa y apenas la veía.
Por
la crisis de salud mental que estamos viviendo, es necesario cambiar algunos
hábitos de vida e introducir momentos de desconexión y espacios de respiración
y meditación a nuestras vidas.
En
consulta, incentivo cada vez más a mis pacientes que adquieran técnicas de
meditación y aprendan a parar durante el día, a desconectarse del entorno para
conectarse con su cuerpo. Cada uno puede establecer su propia rutina, y la
clave es empezar de a poco. Primero, aprender a conectarse con el cuerpo y
después aprender simples técnicas de respiración.
Un
equipo de Stanford publicó un estudio que demostró que aprender técnicas de
respiración podía mejorar la atención, la memoria y la gestión de las
emociones. Los beneficios son múltiples
y vastamente estudiados.
Como todo hábito, es importante empezar de a poco, pero ser constante para que se vuelva parte en la vida de uno.
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