Opinión Política
LA VIEJA CONCERTACIÓN Y EL DESAGUADERO MORAL DE LA POLITICA
LA VIEJA CONCERTACIÓN Y EL DESAGUADERO MORAL DE LA POLITICA
Por Hugo Latorre Fuenzalida
La derecha es y ha sido corrupta por definición;
pero además de su condiciónde amoralidad frente al dinero, se debe esa
inmoralidad a lo que enseñaba Ortega y Gasset: “la circunstancia”. Y la
circunstancia de los derechistas es que han estado desde siempre con el
poder en sus manos y eso corrompe necesariamente; más aún, cuando lo tuvieron
absolutamente (durante la dictadura) se corrompieron también absolutamente…y de
paso corrompieron a los institutos armados (simplemente por eso de
“dime con quién andas y te diré quién eres”…o en qué terminarás).
.
Pero los socialistas, estandartes antaño de la
rebelión contra ese orden corrupto, liderado por nuestra derecha irredenta,
aparecen ahora sumido en el lodazal de la corruptela más bochornosa, esa que se
hermana a Ponce Lerou y a Pinochet. Pero, hablando en justicia, no es el pueblo
socialista el que ha caído en la adoración del becerro de oro, es la capa
dirigente que dio forma y figura a la vieja Concertación. Esos que se sometieron
al mundo reluciente del socialismo español, caído desde ese entonces en los
pliegues del interés empresarial y alejado de manera frívola del interés por lo
popular; conducidos por Felipito González, seguido por sus pupilos
Ricardo Lagos y el nunca bien ponderado Fernando Flores. Hijos adoptivos de la
globalización financiera y multinacional, acólitos menores del mercado
especulativo, articuladores del operativo tenebroso que asaltó al sistema
público, en beneficio de sus socios capitalistas y del bolsillo propio.
Hacia esa casta concertacionista es que debe
dirigirse el dedo acusador, esa casta que patrocina todos los engarces
entre familias y poder, familias y cargos, familias y directorios, familias y
vínculos afectivos. Todos aquellos que creyeron que podían ascender la escala
social por la puerta secreta, cohabitar con lo más siniestro de los latrocinios
derechistas sin ser percibidos y mantener al estilo Escalona una perorata
incendiaria contra los capitalistas y burgueses, sabiendo que era una pura
máscara parlante, una cínica burla a la fe popular, un circo, un espectáculo de
marionetas. Pero los hilos que mueven a las figuras no siempre se pueden
ocultar del todo, y han sido descubiertos poco a poco. Primero los vínculos de
las familias DC y las mineras transnacionales y las platas de CODELCO en sus
subcontrataciones y en sus pérdidas a futuro; luego las concesiones carreteras,
los préstamos a la familia Luksic con platas del Banco Estado; el
financiamiento fraudulento de la política, con daño al erario público, etc.,
etc.
Todo este caudal de corruptelas ha invadido el alma
de Chile de una forma que-desgraciadamente- va perdiendo impacto en su debida
magnitud de mega escándalo. Hoy nos va pareciendo normal que un personaje
defraudador y ex reo declarado como Sebastián Piñera sea presidente de Chile y
pretenda repetirse el honor inmerecido, sin que a los chilenos le llame
siquiera a reflexión. El único que se ha escandalizado ha sido un derechista
eximio como Hermógenes Pérez de Arce, quien ha señalado urbi et orbe que
Piñera es indigno moralmente del cargo de primer magistrado. Pero eso, al resto
de la derecha le tiene sin cuidado, pero también pareciera que a los electores
chilenos tampoco, aunque el tipo ha perseverado en sus actos dolosos y
mentirosos, como lo van relatando sus continuas citaciones a comparecer ante la
justicia. Pero en Chile, basta ser político connotado para ser inmune a las
penas del sistema.
Es que todos están en esa parada, muchos se
cansaron de ser de clase media esforzada, como es el caso de Martínez y de
Correa, de Garretón, de Jaime Estévez, que circularon más cerca del sol, y de
tantos otros de circulación en órbita menor pero que han servido a las empresas
a las que antes supervisaron, con cargos de relevancia. De esta forma fuimos avanzando
de desvergüenza en desvergüenza, hasta caer de lleno en la sinvergüenzura.
Porque ¿qué otro calificativo puede merecer esta
conducta hipócrita?
Lo peor del caso que entre los refajos de su
corrupción se han llevado atada la fe en la institucionalidad pública, de parte
del pueblo; ese pueblo en su decepción reiterada se abstiene de participar
incluso en el acto soberano de votar, con lo cual le deja el camino despejado a
sus enemigos históricos que son los hijos de la plutocracia violenta, usurpadora
y también antigua maestra en la corrupción.
El pueblo está dando la espalda a la política y eso
es tremendamente peligroso, porque anuncia el imperio de los déspotas
degradados, de los inescrupulosos y de los traficantes de la política.
Es ese viejo liderazgo de la Concertación el que
nos ha arrastrado a este emporcamiento del progresismo, al mimetismo monstruoso
con el conservadorismo avaricioso y voraz, a la complaciente aceptación de las
leyes secretas que tapan el más ruinoso asalto a la riqueza social y pública
realizado a manos de la dictadura y la derecha fascista; que empatan en
tropelías y sobornos con los partidos de derecha y negocian en tribunales el
sobreseimiento o anulación de causas que comprometen por igual a ambos bandos
de estafadores y mafiosos.
¿Cómo sacarse de encima a este lastre, por parte de
los políticos que desean recuperar la decencia en Chile?
¿Barrer con el viejo liderazgo concertacionista?
Ya el pueblo mismo les está dando una señal, al
bajar a Lagos, por falta de apoyo popular y el estancamiento de Carolina Goic,
representante de los interesas bastardos de una DC que se ha acoplado a las
malas prácticas como método y doctrina.
Esa camada pestilente debe ser dejada atrás,
ignorada y marginada. Debe ser desenmascarada a pesar de sus poderes y sus
dineros, porque, como los leprosos, contagiarán a quienes les de hospedaje. Ahí
no hay “seriedad” ni “ponderación” ni sabiduría….,lo que se da en ese antro es
ventajismo, venalidad, traición y desvergüenza.
Cualquiera que desee dejar atrás esa fase nefasta
de la Concertación y sus corruptelas mayores y menores, sus traiciones a los
principios y a los programas, a las proclamas y a los valores, debe apartarse
de ellos y no afanarse en “abuenarse” con quienes creen ser portadores de una
clientela electoral importante. Porque como dijo una vez el honesto Frei
Montalva: “Ni por un millón de votos cambiaré una coma de mi programa”. Y ese
programa sí era revolucionario, era transparente y decente, no como esta sarta
de artificiosas palabras que contienen los programas como el del señor Lagos o
la ridícula panfletariedad del programa de Piñera.
La “escoba” vuelve a ser el símbolo en tiempos
oscuros…y todos sabemos qué basura se debe barrer.
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