COLUMNISTA BOFF SOBRE BRASIL-KRADIARIO
BRASIL: EL PARTIDO DE DILMA ROUSSEFF O SE RENUEVA O SE VUELVE MEDIOCRE
Por Leonardo Boff
Reza un mito antiguo del área mediterránea que, de tiempo en
tiempo, el águila cuando observa en su cuerpo señales envejecimiento, debilidad
en sus ojos penetrantes, y flacidez de las garras, se propone renovarse
totalmente. Así hacía también la fénix egipcia que aceptaba morir para volver
rejuvenecida a una nueva vida. ¿Cuál era la estrategia del águila? Se ponía a
volar cada vez más alto hasta llegar cerca del sol. Entonces sus plumas se
incendiaban y toda ella empezaba a arder. Cuando llegaba a este punto extremo,
se precipitaba desde el cielo y se lanzaba cual flecha en las aguas frías del
lago. El fuego se apagaba.
Y entonces ocurría la gran transformación. A través de esta
experiencia de fuego y de agua, la vieja águila volvía a tener plumas nuevas,
garras afiladas, ojos penetrantes y el vigor de la juventud.
Queremos aplicar este mito al PT, metido en una crisis
crucial que lo obliga a renovarse como el águila o a aceptar el lento
envejecimiento hasta perder todo el vigor vital y la capacidad de renovación de
la sociedad, como era su sueño primordial.
Para entender mejor este relato y aplicarlo al PT vamos a
revisitar al filósofo Gaston Bachelard y al psicoanalista C. G. Jung que
entendían mucho de mitos y de su sentido profundo. Según ellos, fuego y agua
son opuestos, pero cuando se unen se vuelven poderosos símbolos de
transformación.
El fuego simboliza la conciencia, el vigor y la
determinación de abrir caminos nuevos. El agua, por el contrario, representa el
inconsciente y las dimensiones del cuidado y la capacidad de entender el
sentido secreto de las crisis.
Pasar por el fuego y por el agua significa, por tanto,
integrar en sí los opuestos: la determinación con el descubrimiento del sentido
secreto de las crisis. Estas suceden para purificar, limpiar todo tipo de
añadido y dejar aparecer lo esencial. Nadie al pasar por el fuego y por el agua
permanece intocado. O sucumbe o se transfigura, porque el agua lava y el fuego
purifica.
El agua nos hace pensar también en las grandes crecidas,
como las que conocimos en 2011 en las ciudades serranas del Estado de Río de
Janeiro. Con su fuerza se llevaron todo, especialmente lo que no tenía
consistencia y solidez. En una sola noche murieron 903 personas y 32 mil
quedaron sin abrigo. Fue un cataclismo de resonancia mundial. Es el poder
invencible del agua.
El fuego nos hace imaginar el crisol o los hornos que queman
y acrisolan todo lo que es ganga y no es esencial. El oro y la plata pasan por
ese proceso purificador del fuego.
Las crisis existenciales son bien conocidas. Cuando hacemos
esa travesía por la “noche escura y temible”, como dicen los maestros
espirituales, dejamos aflorar nuestro yo profundo sin las ilusiones del ego
superficial. Entonces maduramos para lo que es auténticamente humano y
verdadero. Quien recibe el bautismo de fuego y de agua rejuvenece como el
águila del mito antiguo.
Pero existen también las crisis mayores, de todo un proyecto
e incluso de todo un partido como el PT (Partido de los Trbajadores de Brasil). Él tiene que asumir la verdad: tuvo
muchos aciertos que beneficiaron a millones de personas que vivían en la pobreza
y en la marginalidad, pero también cometió errores evitables: se dejó tomar por
el “demonio” del poder como fin en sí mismo, cuando debe ser siempre medio.
Hubo la corrupción vergonzosa de algunos miembros importantes que destruyeron
el sueño de una multitud que creía y se esforzaba para vivir lo nuevo factible.
Pero dejando las metáforas y yendo directamente al contenido
real: ¿qué significa concretamente para el PT rejuvenecerse como el águila?
Significa entregar a la muerte todos los errores cometidos que impiden que el
sueño despierte.
Lo viejo en el PT son los hábitos y las actitudes de la
vieja política que servía de instrumento para crecer y perpetuarse en el poder.
Con eso perdió el sentido originario del poder como medio de transformación en
beneficio de las grandes mayorías y jamás como fin en sí mismo. Todo eso debe
morir para que el PT pueda inaugurar una forma de relación con los verdaderos
portadores del poder, que son el pueblo y los movimientos sociales.
Rejuvenecer como águila significa también desprenderse de
convicciones endurecidas, de cierta arrogancia de representar el mejor camino,
de querer tener razón en todo. Muchos dirigentes del PT continúan manejando
conceptos superados, incapaces de ofrecer respuestas nuevas a la crisis que devasta
los países centrales y ahora nos toca poderosamente. Rejuvenecer como águila
significa tener valor para volver a comenzar y estar siempre abierto a
escuchar, a aprender y a revisar.
Pero esto no es lo que está ocurriendo. Hasta hoy esperamos
una revisión sincera y el reconocimiento público de sus errores. Sus líderes
imaginan que haciendo así dan armas a los adversarios, cuando demostrarían ser
más fieles a la verdad que a su propia imagen.
El PT, que se presentaba como un águila de alto vuelo, se está transformando en gallina común que hace vuelos
rastreros. No es ese el destino que la historia quiere destinarle.
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