POLÍTICA-FINANZAS-GRECIA-KRADIARIO
EN GRECIA LA DIGNIDAD VENCIÓ
A LA CODICIA
Por Leonardo Boff
Hay momentos en la vida de un pueblo en que debe decir No,
más allá de sus posibles consecuencias. Se trata de la dignidad, de la
soberanía popular, de la democracia real y del tipo de vida que se quiere para
toda la población.
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Hace cinco años que Grecia se debate en una terrible crisis
económico-financiera, sujeta a todo tipo de explotación, chantaje y hasta
terrorismo por parte del sistema financiero, especialmente de origen alemán y
francés. Hubo una verdadera intervención en la soberanía nacional mediante la
pura y simple imposición de medidas de extrema austeridad elaboradas, sin
consultar con nadie, por la Troika (Banco Central Europeo, Comisión Europea y
el FMI).
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Tales medidas han implicado una tragedia social, ante la
cual el sistema financiero no ha mostrado ningún sentido de humanidad. “Sálvese
el dinero y que sufra o muera el pueblo”. Efectivamente, desde que comenzó la
crisis ocurrieron más de diez mil suicidios de pequeños negociantes
insolventes, centenares de niños dejados a las puertas de los monasterios con
una nota de las madres desesperadas: “no dejen que mi niño muera de hambre”.
Uno de cada cuatro adultos está desempleado, más de la mitad de los jóvenes sin
ocupación remunerada y el PIB cayó un 27%. No pasa por la cabeza de los especuladores
que detrás de las estadísticas se esconde un viacrucis de sufrimiento de
millones de personas y la humillación de todo un pueblo. Su lema es “la codicia
es buena”. No cuenta nada más.
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Los negociadores del nuevo gobierno griego de izquierda, de
Syriza, con el primer ministro Alexis Tsipras y como ministro de hacienda un
académico y famoso economista de la teoría de los juegos, Yanis Varoufakis, que
quisieron negociar las medidas de austeridad durísimas, encontraron oídos
sordos. La actitud era de total sumisión: ”o tomar o dejar”. El más duro era el
ministro de Finanzas alemán Wolfgang Sträuble: ”no hay nada que negociar;
aplíquense las medidas reglas”. Nada de estrategia del gana-gana, sino pura y
simplemente el gana-pierde. La disposición era humillar al gobierno de
izquierda socialista, dar una lección a todos los demás países con crisis
semejantes (Italia, España, Portugal).
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La única salida honrosa de Tsipras fue convocar un
referendum: consultar al pueblo sobre si decir No (OXI) o Sí (NAI). ¿Cuál es la
posición ante la inflexibilidad férrea de la austeridad que aparece totalmente
irracional por llevar a una nación al colapso, exigiendo un cobro de la deuda
reconocidamente impagable?
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El propio Gobierno propuso la consulta y sugirió el No. Los
acreedores y los gobiernos de Francia y Alemania amenazaron, practicaron un
verdadero terrorismo, en palabras del ministro Varoufakis, y falsificaron las
informaciones, como si el referéndum fuese para quedar en la zona Euro o salir
de ella, cuando a decir verdad no se trataba de eso. Solo se trataba de aceptar
o rechazar el “diktat” de las instituciones financieras europeas. Grecia quiere
quedarse dentro de la zona euro.
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La victoria del domingo 5 de julio fue espectacular para el
No: 61% contra 38% del Sí. Primera lección: los poderosos no pueden hacer lo que
les parece y los débiles no están dispuestos a aceptar más las humillaciones.
Segunda lección: la derrota del Sí mostró claramente el corazón empedernido del
capital bancario europeo. Tercero: trajo a la luz la traición de la Unidad
Europea a sus propios ideales que eran la integración con solidaridad, con
igualdad y con asistencia social. Se rindieron a la lógica perversa del capital
financiero.
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La victoria del No representa una lección para toda Europa:
si quiere seguir siendo títere de las políticas imperiales norteamericanas o si
quiere construir una verdadera unidad europea sobre los valores de la
democracia y de los derechos. El nada sospechoso semanario liberal Der Spiegel
advertía que a través de la Sra. Merkel, arrogante e inflexible, Alemania
podría provocar, por tercera vez ya, una tragedia europea. Los burócratas de
Bruselas han perdido el sentido de la historia y cualquier referencia ética y
humanitaria. En venganza el Banco Central Europeo dejó de suministrar el dinero
para que los bancos griegos siguiesen funcionando y los obligó a cerrar.
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Una lección para todos, también para nosotros: cuando se
trata de una crisis radical, que determina los rumbos futuros del país, debe
volverse hacia el pueblo, portador de la soberanía política y confiar en él. A
partir de ahora los acreedores y las inflexibles autoridades de la zona Euro
tendrán por delante no a un gobierno, al que pueden aterrorizar y manipular,
sino a un pueblo unido que tiene conciencia de su dignidad y que no se rinde a
la avidez de los capitales. Como decía un cartel: ”Si no morimos de amor, ¿por
qué vamos a morir de hambre?”
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En Grecia nació la democracia de cuño elitista. Ahora está
naciendo una democracia popular y directa. Será un complemento a la democracia
de delegación. Esto también vale para nosotros.
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Un pronóstico, quizá una profecía: ¿no estará naciendo, a
partir de Grecia, la era de los pueblos? Ante las crisis globales serán ellos
los que irán a las calles, como entre nosotros y en España, y tratarán de
formular los parámetros políticos y éticos del tipo de mundo que queremos para
todos. Ya no confían en el que viene de arriba. Seguramente el eje
estructurador no será la economía capitalista que se desmorona, sino la vida:
de las personas, de la naturaleza y de la Tierra. Eso realizaría el sueño del
Papa Francisco en su encíclica: la humanidad “cuidando de la Casa Común”.
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