CASO QUEMADOS-KRADIARIO
JULIO CASTAÑER Y LA BANALIDAD
DEL MAL
Por Rafael Luis Gumucio Rivas
.
.
La
filósofa y escritora Hannah Arendt, en su libro Eichmann en Jerusalen,
desarrolló la teoría de la banalidad del mal. Eichmann, uno de los más
connotados criminales nazis, raptado desde Buenos Aires por los servicios de
inteligencia judíos y luego juzgado y condenado a la pena capital en Jerusalén
que, según la autora, era una persona común y corriente y no tenía nada de
loco fanático o dogmático, incluso, un buen padre de familia.
.
Según Arendt, quienes llevan a cabo los más grandes males a la humanidad son,
a veces, seres muy comunes en la cotidianidad.
.
La
filósofa distingue tres tipologías de seres humanos que conforman el escenario
de los regímenes totalitarios: los nihilistas, es decir, los oportunistas que
se apegan a todo poder; los dogmáticos y fanáticos y, sobre todo, las personas
comunes y corrientes – estos últimos, en momentos álgidos, por ejemplo, una
crisis de poder, trasvasijan sus valores cambiando el “no matar” por el aplauso
al asesinato.
.
Arendt
distingue entre el conocer y el pensar: una persona puede ser muy docta y, a su
vez, un criminal – en Chile, entre otros, Jaime Guzmán Errázuriz, “un genio del
mal”, como decía mi amigo Agapito Santander; el pensar es algo muy distinto que
el conocer que supone, como lo decía Sócrates, “un diálogo consigo con sus
demonios”, es decir poseer una conciencia moral, que no es lo mismo que
distinguir entre el bien y el mal.
.
En el
caso de los jóvenes quemados en Chile se dan todos los elementos de análisis de
Arendt sobre la banalidad del mal: el
principal culpable, Julio Castañer, oficial del ejército se convierte, por “el
pacto de silencio” y con el pasar de los años, en un académico de la
Universidad de Magallanes, nada menos que en la cátedra de Ciencias Políticas y,
aun cuando distingue entre el bien y el mal, como es un fanático y dogmático
anticomunista, estará convencido de que obró bien al quemar a estos dos
estudiantes e, incluso, proponer que los asesinaran, pues no quería dejar
rastros.
.
Eichmann,
durante el juicio en Jerusalén sostenía lo mismo: “yo no maté a nadie, sólo
obedecí órdenes”. El ejército chileno, que durante más de veinticinco años –
desde la transición a la democracia – han promovido el pacto de silencio
premiando y apremiando a los entonces conscriptos para que declaren en falso
ante los tribunales civiles y militares, obligándolos a memorizar un libreto
redactado por abogados, incluso civiles, ha sido el protagonista culpable de
que hasta ahora sus miembros estén protegidos por la impunidad.
.
Los
“valientes soldados”, en doscientos años de historia, han matado más chilenos
que a invasores extranjeros, incluso, la única guerra que ganaron – la del
nitrato contra Perú y Bolivia – sólo sirvió para enriquecer al imperialismo
inglés.
.
Sin
seres nihilistas y fanáticos y, además, la complicidad de la oligarquía, es
inexplicable quemar vivos y sin ninguna piedad a otros semejantes, hecho que
sólo ocurrió durante la inquisición, el estalinismo, el nazismo y todas las
doctrinas de “seguridad nacional”, que hacen mucho más daño que los mismos regímenes totalitarios.
.
En la
categoría de los fanáticos hay que incluir, en Chile, a los dirigentes de la
Unión Demócrata Independiente (UDI), que aún siguen considerando el régimen de
Pinochet como el que “eliminó la lacra marxista” y, aunque muchos cínicos no lo
digan en público entre ellos, el secretario general de la UDI, Guillermo Ramírez, quien se refirió al
caso “quemados” con frases como “se cuenta una parte de la historia, pero en el
contexto; una persona, (Adolf Hitler), mató en campos de concentración a seis
millones de judíos, y estamos hablando de un dictador en un país austral donde
hubo 2.000 desaparecidos…” – “cuantitativamente es muy diferente”, los remito a
Youtube y encontrarán miles de testimonios similares a los de Ramírez -. No
falta quien sostenga que las cámaras de gas nunca existieron y que los nazis
solamente mataron a dos mil judíos y que
los demás murieron de tifus por falta de gas para combatir los piojos. Si
analizamos a profundidad los argumentos de algunos dirigentes de la UDI, no son
muy diferentes de los de estos nazis tardíos – sólo los traidores de la
Concertación han permitido la subsistencia de este partido político, cuya
doctrina en defensa de actos criminales debiera estar fuera de la ley, como
ocurre en Alemania en la actualidad.
.
La
banalidad del mal también se ha consolidado en este país debido a los
“cómplices pasivos”, entre los cuales se encuentran los ex Presidentes de la
Concertación y Sebastián Piñera, además de José Miguel Insulza – ex secretario
general de la OEA, ministerio de colonias de Estados Unidos – además de la
corrupta casta política que quiere mantenerse en el poder a toda costa, aun
cuando no represente a nadie.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario