INTERNACIONAL-TURQUÍA SE ARMA-KRADIARIO
TENSIÓN EN TURQUÍA QUE SE VE AMENAZADA POR EL ESTADO ISLÁMICO, SIRIA Y LOS KURDOS DESDE IRAK
El embajador de Turquía
ante la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), Mehmet Fatih
Ceylan, explicó a sus homólogos esta semana hasta qué punto la seguridad de su país se
está viendo amenazada por las arremetidas del autoproclamado Estado Islámico
(EI), por la guerra civil en Siria y por la actuación en el norte de Irak del
brazo armado del Partido de los Trabajadores de Kurdistán (PKK), catalogado
como organización terrorista por Estados Unidos y la Unión Europea a petición
de Ankara.
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El secretario general de la alianza atlántica, Jens
Stoltenberg, se limitó a asegurar que Turquía contaba con la solidaridad de sus
socios porque el diplomático Ceylan no pidió en ningún momento apoyo de carácter militar.
“Turquía no ha solicitado una mayor presencia de la OTAN en su territorio. Por
su tamaño, la turca es la segunda fuerza de combate de esta coalición”, señaló
Stoltenberg, subrayando que, como institución, la organización bajo su mando no
estaba involucrada de ninguna manera en la lucha contra Estado Islámico.
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Aunque el político noruego aplaudió los esfuerzos redoblados
del Gobierno de Recep Tayyip Erdoğan para hacerle frente al EI, también
insistió en que los bombardeos aéreos y la zona de seguridad establecida en el
marco de esa lucha son “asuntos bilaterales” de Turquía y Estados Unidos. Pero,
mientras los embajadores de los Estados miembros de la OTAN se reunían en Bruselas,
atendiendo al llamado de Ceylan, Erdoğan declaró en Ankara que se acercaba el
momento en que necesitaría el respaldo de la alianza atlántica.
Este asunto incomoda a los diplomáticos de la coalición.
Stoltenberg declaró que la OTAN condenaba “todos los atentados terroristas”
perpetrados contra intereses turcos, aludiendo tácitamente tanto al ataque de
EI en Suruç como a los asesinatos de agentes policiales orquestados por el PKK.
Pero en la OTAN abundan las críticas contra el intento de Ankara de mezclar la
lucha internacional contra EI con el forcejeo doméstico entre el Gobierno de
Erdoğan y los kurdos del PKK; sobre todo considerando que el EI y el PKK son
enemigos.
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Diplomáticos de la OTAN traen a colación que en Siria hay
milicias kurdas cercanas al PKK combatiendo contra el EI, que las fuerzas estadounidenses
están buscando la manera de cooperar con ellas, y que a Turquía se le reprocha
el haber apoyado con su pasividad previa los desmanes cometidos por EI en
Siria. De momento, Stoltenberg se mantiene al margen de esa polémica, haciendo
declaraciones vagas y prometiendo “monitorear los sucesos en el sudeste de
Turquía”.
La alianza militar se reunió a solicitud de Ankara para
analizar el escenario que se abre ahora que las fuerzas armadas turcas
bombardean al EI y a los kurdos.
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Los radicales van ganando posiciones. El proceso de paz
turco pende de sus hilos mientras todos esperan las declaraciones del jefe del
Partido de los Trabajadores del Kurdistán (PKK), Abdulla Öcalan, actualmente en
prisión en la isla de Imrali. Quizás haya dicho ya algo. O quizás le hubiese
gustado hacerlo, pero sus palabras se han quedado encerradas en el mar de
Marmara. De facto, Ankara y el PKK vuelven a estar en guerra desde este 26 de
julio. Así lo declaró el brazo militar del PKK a través de internet, dando por
finalizado el alto el fuego de 2013. Con una palabra de Öcalan se podría
revocar esa declaración. Pero… ¿querrá hacerlo? ¿es lo que quiere Ankara?
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Nuevo camino de Erdogan
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¿Qué pretende el presidente Erdogan? Con sus 61 años, buscó
el equilibrio con los kurdos del país como ningún otro jefe de Gobierno turco.
Por eso merece su reconocimiento. Pero con los ataques aéreos a las posiciones
del PKK, se ha producido un cambio de rumbo. No es que haya cambiado de
orientación de la noche a la mañana, sino que, entretanto, ha entendido que en
la región no se ha desarrollado todo como él esperaba.
Ahora, intenta corregir el rumbo con bombas y misiles. Y eso
afecta tanto a la milicia terrorista del autoproclamado Estado Islámico (EI),
que Ankara permitió –o incluso apoyó– y al PKK. Con el apoyo de sus seguidores
de Turquía, los kurdos sirios se enfrentaron al EI. Ahora, las ciudades de
Kobane y Tel Abyad se convirtieron en símbolos de la resistencia kurda, algo
que Ankara desaprueba.
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Ataques y formación de Gobierno
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Además, hay otra cosa que enerva a Erdogan. El
distanciamiento de la formación pro kurda HDP y la pérdida de la mayoría
absoluta de su partido (AKP) en los comicios parlamentarios del 7 de junio. En
Turquía todavía no se ha formado el nuevo Gobierno. ¿Deberían considerar
Erdogan y su equipo la celebración de nuevas elecciones para tratar de sacar al
HDP del parlamento atizando el fervor nacionalista y el miedo al terror?
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Esta posibilidad no se debería descartar. Pero entonces, el
proceso de paz se podría considerar como fracasado, puesto que muchos verían
traicionadas sus aspiraciones y nadie se acordaría de cuánta estabilidad y
crecimiento podría generar el entendimiento con los kurdos en Turquía. Por otra
parte, no se puede reprender sólo a Erdogan. Los elementos radicales del PKK
contribuyen igualmente al fracaso del proceso de paz con sus asesinatos y
ataques. Y si además del terror del Estado Islámico sumamos más terror del PKK,
empezarán tiempos difíciles para Turquía.
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