POLITICA-OPINIÓN GUMUCIO-KRADIARIO
REALISMO SIN RENUNCIA O RENUNCIA SIN REALISMO
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Por Rafael Luis Gumucio Rivas
Como muchas veces, la
Concertación siempre ha buscado mecanismos para justificar su vocación pactista
con los grandes poderes fácticos y, actualmente, recurre a las malas cifras
económicas para olvidarse de su apoyo prometido a las reformas prometidas por
la Presidenta por parte del 60% de los ciudadanos que votaron por ella en las
últimas elecciones; la Mandataria recurre a la idea críptica de “realismo y renuncia” cuando, en verdad,
se trata de “renuncia sin realismo”.
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La crisis de dominación oligárquica no puede ser solamente
explicada sobre la base de cifras económicas de hoy, que demuestran un bajo
crecimiento, poca inversión, alta inflación y un estancamiento económico. El
núcleo de la crisis está en sistema político oligárquico plutocrático que desde
hace varias décadas ha dado señales de conducir al país a un marasmo,
caracterizado por la desigualdad, racismo y clasismo.
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La plutocracia política y empresarial tiene escasa capacidad
de superar el rechazo ciudadano a los partidos políticos, al parlamento y a las
demás instituciones, que son percibidas como una podredumbre moral. A estas
alturas, el gobierno y la casta política se les ve imposibilitados de
recuperar, a corto o mediano plazo, el respeto y valoración ciudadanos.
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La famosa agenda de probidad es una muestra más de que la
casta política no tiene ninguna voluntad de reformarse a sí misma – le
implicaría arriesgar parte de poder y perjudicar el enriquecimiento ilícito,
usurpando el fruto del trabajo de los ciudadanos -.
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Veamos, por ejemplo, el proyecto de ley sobre partidos
políticos que, a partir de la aprobación de la ley, serían financiados por el
Estado, a fin de evitar que las grandes empresas se conviertan en “cajas pagadoras” de los políticos y, de esta
manera, se adueñen de los partidos, del gobierno y del parlamento. Es cierto
que la democracia representativa no puede funcionar sin partidos, pero cuando
se corrompen, terminan por destruirla. Esta nueva ley exigiría, por ejemplo,
que cada partido tuviera un parlamentario, como mínimo, para tener acceso al
financiamiento estatal. En el fondo, se trata de mantener los mismos viejos
partidos evitando que surjan nuevos conglomerados que puedan poner en cuestión
el poder y monopolio institucional.
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Robert Michels planteó, en 1911, la famosa ley del “hierro
de las oligarquías”, por la cual sostenía que los partidos políticos terminaban
dominados por una oligarquía que se reproducía sin fin - a esta ley corresponde
la mayoría de los partidos políticos chilenos, verbi gracia, las democracias cristianas y las
socialdemocracias están corrompidas por la democracia bancaria y el
neoliberalismo -.
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Una ley de financiamiento de los partidos políticos debiera
contener, al menos, los siguientes principios: 1) democracia interna: los
cargos de deberán ser elegidos por todos los militantes, con una duración de un
año y no reelegibles; 2) los cargos partidarios podrán ser revocados por un
número a determinar de militantes; 3) los candidatos a elección deberán ser
elegidos mediante primarias, a las cuales se les exigirá un alto porcentaje de
participación; 4) los partidos deberán reinscribir a sus militantes y renovar
bianualmente el padrón; 5) los partidos tendrán como obligación ineludible la
formación cívica de sus militantes y de la ciudadanía en general; 6) todos los
cargos políticos serán sometidos a control ético permanente y, en caso de
transgresión, implicará la pérdida del cargo; 7) el Servicio Electoral tendrás
el poder de anular la personalidad jurídica
ante cualquier falta a las normativas legales y a la ética; 8) el
cohecho, el soborno o malversación de fondos serán penados con cárcel efectiva
y prohibición de aspirar a cargos
públicos; 9) habrá la mayor libertad para la formación de partidos políticos,
pero se les exigirá un mínimo de apoyo ciudadano a determinar.
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Mucho me temo que en vez de realismo sin renuncia se
convierta en renuncia sin realismo, es decir, colocar nuevamente en el poder al
partido del orden (Concertación más empresarios), so pretexto de un bajón
económico, en el entendido de que este “partido” es el único que puede gobernar
el país. Nada raro que asome ahora su cabeza el anciano “pavo real”, Ricardo
Lagos.
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