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viernes, 10 de julio de 2015

OPINIÓN DEL EDITOR-KRADIARIO

LA ENCRUCIJADA DE BACHELET ORIGINA PÉRDIDA DE CREDIBILIDAD, FRUSTRACIÓN E INEFICIENCIA DEL APARATO PÚBLICO

Por Walter Krohne

Chile se ve afectado por  tres problemas graves: Ineficiencia o falta de iniciativa en el sector público, pérdida de credibilidad; y frustración generalizada.  Estos tres puntos avanzan en paralelo a la decadencia económica y son los que mantienen paralizado al país. Quizá la incredulidad sea el elemento principal de una crisis sin fin, porque ha puesto en tela de juicio todo lo que se hace o se dice y se califica de mentira o engaño los anuncios de las autoridades o políticos que, por esta razón y otros tropiezos, sus imágenes han caído al suelo en todo tipo de encuestas. En otras palabras, el sistema político queda deslegitimado.

La televisión nos ha vuelto a mostrar en estos días los discursos de la Presidenta Bachelet que pronunció antes de asumir su segundo mandato en La Moneda en 2014, en los cuales con una voz llena de energía planteaba las tres grandes reformas de su administración: tributaria, educacional y una nueva Carta Fundamental. La primera es la única de las tres reformas que está terminada y ya es Ley de la República, pero ésta solamente puede calificarse con una nota "4", porque el entonces ministro Alberto Arenas, que finalmente fue separado de la cartera de Hacienda, simplemente "perdió el norte" y no supo o no pudo dirigir o influenciar en el diálogo que iba a contemplar como objetivo común a largo plazo terminar con la desigualdad en Chile o al menos reducirla en forma significativa, como se dijo desde un principio.

Sectores extremos de su coalición o alianza de Gobierno, con manifiestas divisiones internas, distorsionaron el programa de la Presidenta, y paralelamente al cauce central de las tres reformas principales,  fueron colocándose en tabla, en forma desordenada una serie de otras propuestas y proyectos que terminaron debilitando la relación entre el Ejecutivo y el Legislativo. Esto afectó al proyecto de reforma tributaria que ya había ingresado al Congreso mal diseñado. Varios de los nuevos impuestos están o van a afectar a la clase media, la clase trabajadora que resiste hoy los más grandes problemas y sacrificios.

Hoy tenemos una nueva ley tributaria que no satisface a ninguno de los sectores afectados o comprometidos, porque,  como muchas otras iniciativas, proyectos de ley o textos convertidos en ley, se hizo con mucha rapidez y con la idea fija de aprobar y aprobar  leyes sin preocuparse de la eficiencia misma ni tampoco de su contenido, sino más bien fue el deseo ardiente de mostrar un número creciente de proyectos aprobados. La idea era trabajar apurados sin mayor eficiencia porque si quedaban fallas éstas podían ser corregidos más adelante. Y así, con este criterio de trabajo,  nos encontramos hoy con una reforma tributaria incompleta que no alcanza para financiar la reforma educacional, como se dijo y se argumento en un comienzo. Esta debe ser ahora necesariamente corregida o adecuada como ya lo ha dado a entender el nuevo ministro Rodrigo Valdés.
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Y así ha sido con casi todo el trabajo legislativo, mediocre y con consecuencias para un futuro cercano.  Se pensó en una reforma tributaria pero no se pensó en que es la empresa privada  la  que tiene todas las herramientas para darle un nuevo impulso a la economía que ha estado de baja desde mediados de 2013. En otras palabras no se quiso escuchar a quienes saben y son especialistas. No hay que olvidar que la empresa privada, como motor del aparato productivo, debe ser atendida como corresponde dejando atrás ideologías de antaño y abrirle las puertas para poder lograr una mayor productividad. Para esto hay que bajar costos y diversificar la producción. De este desarrollo cuelga el crecimiento de un país como también de aquí se apoya fuertemente la capacidad de una economía para crear permanente nuevos puestos de trabajo.

Los derechos de los trabajadores son muy importantes y deben ser respetados  siempre, pero no se debería ocupar  todo el tiempo disponible en una reforma laboral cuando sería preferible realizar esta reforma en forma paulatina o escalonada, paralelamente con el desarrollo de los sindicatos. Hoy, el 80% de los trabajadores chilenos no está sindicalizado, tarea que hay que promover primeramente. No se trata o no se puede conseguir todo de una vez  o  al mismo tiempo. El empresariado no ve con buenos ojos esta reforma y tampoco los trabajadores están contentos con lo que se ha logrado avanzar.
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Hay que tener presente que una economía como la chilena, lejos de ser fuerte,  no puede transformarse en cuatro años. Hay mucho por hacer, como por ejemplo transformar la economía actual de mercado en una economía mixta en la que el Estado pueda decir y hacer aportes concretos en favor de los cambios.

Sin embargo se quiere hacer todo de inmediato sin orden ni planificación:  terminar con la penalización del aborto, aprobar el consumo de la marihuana con fines terapéuticos, la ley Ricarte Soto etc., pero quién se está preocupando de los problemas básicos que tiene el chileno, como las listas de espera en los hospitales o las intervenciones quirúrgicas que pueden llegar a arruinar a familias enteras…y la criminalidad que no tienen propuesta concreta ni siiquiera de reducción...¿quién se preocupa de los cambios que deben hacérsele al transporte público? …¿o de los cobros excesivos de los medicamentos que siguen promoviendo laboratorios coludidos con tres cadenas de farmacias en Chile con precios que registran una diferencia de hasta 70% si se comparan con los que están vigentes en cualquiera farmacia de Mendoza ?… ¿Qué ocurre con las jubilaciones que son miserables y que no le dan ninguna  calidad de vida a chilenos de la tercera edad que toda su vida activa la entregaron a apoyar al país en distintas actividades y profesiones….¿qué pasa con las isapres?...¿hasta cuándo sufriremos con la contaminación ambiental en Santiago y otras ciudades del país...por qué no baja el precio de la bencina como está bajando en todo el mundo  ¿son los impuestos específicos los que impiden tener un precio más normal para los combustibles? y la gran incógnita...¿cuándo se decidirá el camino a seguir en el campo energético?

El tristemente célebre concepto de la “retroexcavadora” tuvo una gran responsabilidad en la decadencia de este gobierno porque originó gran temor y desconfianza y desde aquí surge el segundo de los ejes que afectan a Chile, como es el de la pérdida de la credibilidad.
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El tema de la vinculación de la política con la economía, para recaudar dineros de campañas, es transversal que no ha dejado títere con cabeza. Ya no es posible pensar que exista algún político que esté libre de responsabilidad en este complicado asunto. Son muchísimas las personas con cargos públicos investigadas, que parecían estar limpias de toda responsabilidad o culpa, hacen ahora fila frente a la Fiscalía para contar lo “bestialmente” malo que hicieron al trizar los pilares mismos de la democracia chilena.

Quizá uno de los problemas que derrumbó a Bachelet, a quien le falta hoy la energía de la campaña, es el caso Caval, en el que están directamente implicados su hijo Sebastián Dávalos y su nuera Natalia Compagnon.

El hecho mismo, con todas las vinculaciones e implicancias que ha tenido y tiene este singular negocio, que obedece a una "desesperación" por hacer dinero rápido, ha llevado a declarar hasta al poderoso banquero Andrónico Luksic, vicepresidente del Banco de Chile. En algunos sumarios se habla de la "mami" o "la señora" cuando alguna declaración se refiere a la presidenta en el marco de declaraciones de los implicados. Esto es peligroso para La Moneda porque siempre queda la duda de si ella está o no implicada directa o indirectamente, lo que no se ha aclarado lo suficientemente debido a una grave falla comunicacional. Este hecho tuvo y sigue teniendo un gran impacto en la opinión pública que se ha reflejado en la baja del apoyo a la Presidenta llegando hasta a un 22 por ciento dentro de la sociedad chilena.

Los ejemplos son muchos, tantos que ya se aprecia una profunda frustración porque los problemas básicos que se arrastran desde año a año a través de distintos gobiernos no se resuelven para nada. Esto origina desconfianza en los actores políticos y en las instituciones de todo tipo, que al parecer no estarían funcionando como se esperaba.

La frustración, junto a la pérdida de credibilidad y a la deficiencia del aparato público es una verdadera bomba de tiempo como levantamiento social de graves consecuencias para Chile. Habrá que esperar que "el segundo tiempo" anunciado por Michelle Bachelet, tome realmente en cuenta las necesidades reales de la gente y no se siga por un desvío peligroso sin avances claros, como ha sido la complicada reforma educacional.  Si se habla claro y con la verdad, los chilenos estarían agradecidos de saber si la gratuidad universitaria -comprometida en un 70% para marzo de 2018 y en un 100% para 2020-, como una de las promesas emblemáticas de la Mandataria en su campaña presidencial, y uno de los estandartes en las candidaturas parlamentarias de la Nueva Mayoría, va a ser real o no. Hasta ahora nadie ha tocado el tema, aunque todos saben que no hay fondos para ello.

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