29-11-2013-KRADIARIO-880
¿POR QUÉ RENUNCIÓ REALMENTE
BENEDICTO XVI?
Por Mark Dowd (*)
En febrero de este año, Benedicto XVI sorprendió al mundo cuando se
convirtió en el primer Papa en renunciar a la Iglesia Católica en casi 600
años. Pero la atención se dirigió rápidamente hacia la sucesión y el
nombramiento de un nuevo pontífice. En medio de este drama, una pregunta nunca
fue totalmente respondida: ¿por qué renunció Benedicto?
La respuesta oficial de Joseph Ratzinger ofrece como explicación el declive
de sus capacidades físicas y mentales, pero ha persistido la sospecha de que
había otras razones. Mis indagaciones han confirmado estas sospechas.
Comencé mi investigación visitando al cardenal nigeriano Francis Arinze en
su apartamento ubicado en la vecindad de San Pedro. Él es una de las
principales figuras de la Iglesia y conoce el Vaticano como la palma de su
mano.
Arinze fue incluso mencionado en marzo como uno de los posibles sucesores
del papa que había dimitido y fue parte de la selecta comitiva que escuchó
personalmente la noticia de la boca de Benedicto en el Palacio Apostólico.
Le pregunté sobre los escándalos que antecedieron la sorpresiva decisión
del Papa, en particular el tema de los "Vatileaks" que protagonizó el
mayordomo del pontífice, Paolo Gabriele, al filtrar documentos confidenciales
que exponían las luchas de poder dentro de la Iglesia. ¿Puede haber sido ése un
factor detrás de la renuncia? Su renuncia fue inesperada.
.
Francis Arinze |
"No creo que haya disfrutado lo que ocurrió", me dijo el
cardenal.
En el Vaticano, los miembros más jóvenes y ambiciosos de la Iglesia suelen
recibir un consejo: "Escucha mucho, observa todo y no digas nada". El
hecho de que una figura tan importante se permita esencialmente un desvío de la
línea oficial es significativo.
Básicamente, el papa Benedicto XVI fue un papa maestro, un teólogo y un
intelectual. "Para él, solo que lo mandaran a una semana de entrenamiento
de habilidades gerenciales sería un infierno", me dijo una persona del
interior del Vaticano.
.
Su mala fortuna fue acceder al papado en un momento en que existía un vacío
de poder, en el que un número de mandos medios de la curia romana -los
funcionarios de la Iglesia- se había convertido en "pequeños
Borgias", como explicó otro clérigo.
.
Pero no es sólo mi palabra, esta evaluación viene de la fuente más
importante, el actual líder de la Iglesia. Y el papa Francisco (izquierda) no suele ser
tímido con sus palabras. "La corte es el leprosario del papado", ha
dicho el sucesor de Benedicto. Él ha descrito a la curia como
"narcisista" y "autoreferencial". Con eso tenía que lidiar
Joseph Ratzinger.
Desde los últimos años del pontificado de Juan Pablo II, el corazón de la
sede eclesiástica ha estado dominado por camarillas enfrentadas. Eso es lo que
quiso exponer, según sus propias palabras, Paolo Gabriele cuando fotocopió y
filtró todos esos documentos.
Pero el exmayordomo también dijo que su relación con el papa Benedicto era
como la de "un padre y su hijo". Entonces, ¿por qué actuó de una
forma que iba a avergonzar inevitablemente a alguien tan cercano a él?
La renuncia
"Después de haber examinado ante Dios reiteradamente mi conciencia, he
llegado a la certeza de que mis fuerzas, debido a mi avanzada edad, no se
adecúan por más tiempo al ejercicio de mi Ministerio "
Benedicto XVI
"Él manifestó que había visto muchas cosas horribles dentro del
Vaticano y que, en determinado momento, no pudo soportarlo más", afirmó su
abogada, Cristiana Arru, mientras movía las cuentas de su rosario y brindaba su
segunda entrevista pública desde el escándalo.
"Y él buscó una salida. Según sus palabras, él había visto muchas
mentiras y pensaba que el Papa había sido ignorado en temas clave", añadió
Arru.
Gabriele fue encontrado culpable de "robo agravado" y pasó tres
meses en custodia hasta que fue perdonado por el Papa. Pero eso no fue el
final. El líder de la Iglesia comisionó una investigación para saber todo lo
ocurrido alrededor de este tema.
Tres cardenales produjeron un informe de 300 páginas. Supuestamente iba a
permanecer bajo llave pero un diario italiano dijo que había sido informado de
sus principales contenidos. ¿El resultado? Más filtraciones embarazosas, esta
vez con rumores sobre una red de sacerdotes homosexuales que ejercían "una
influencia inapropiada" dentro del Vaticano.
La ruta del dinero
Los dolores de cabeza siguieron afectando al Papa alemán. En el ambiente
periodístico se suele decir que "hay que seguir al dinero" para saber
qué está ocurriendo realmente, y esto se aplica también al Vaticano.
Durante años, manejos económicos implicaban que el Vaticano terminara
pagando tasas mucho más altas que las del mercado. Cuando un informante trató
de reformar el sistema, funcionarios en la corte papal convencieron al
desafortunado Benedicto XVI de promoverlo a un cargo a casi 6.500 kilómetros de
Roma.
Absurdos similares ocurrieron en el Banco del Vaticano (izquierda), por años una fuente
de titulares de diarios poco beneficiosos para la Iglesia Católica. Fue creado
para ayudar a las órdenes religiosas y agilizar la transferencia de dinero más
que necesitado en regiones lejanas del planeta. Pero cuando una cuantiosa
proporción de transacciones se realizan en efectivo y terminan en zonas
inestables del globo, no es necesario ser un genio para ver qué puede estar
saliendo mal.
Parece que funcionarios del banco tomaban decisiones clave sin informar
constantemente al Papa. Cuando el directorio expulsó a su presidente
reformista, Ettore Gotti Tedeschi (convenientemente el mismo día que la
historia del arresto de Gabriele saturaba la cobertura noticiosa), el Papa no
lo supo hasta que fue muy tarde.
Según las palabras de su secretario privado, Benedicto XVI estaba "muy
sorprendido". Gotti Tedeschi era un miembro del Opus Dei y se creía que
era muy cercano al Papa, pero al final esto no lo ayudó.
¿Fue todo esto demasiado para un anciano pontífice?
Examinemos las precisas palabras del vocero de prensa del pontífice, padre
Federico Lombardi: "La Iglesia necesitaba alguien con mayor energía física
y espiritual que pudiera enfrentar los problemas y desafíos de gobernar la
Iglesia en este cambiante mundo moderno".
Quizás esto es lo más cerca que usted estará de escuchar de la boca de un
alto funcionario eclesiástico que la Iglesia se había vuelto ingobernable y
necesitaba alguien más en el timón para poner fin al deterioro.
Esta es una Iglesia que ahora tiene la enorme oportunidad de seguir
adelante y enfrentar los desafíos del siglo XXI. Muchas veces visto como
remoto, su liderazgo ahora busca escuchar las opiniones de los católicos en
temas controvertidos como métodos anticonceptivos y matrimonio homosexual. La
reforma vino tras el escándalo. Esto no pasa desapercibido para el cardenal
Arinze.
"Lo que uno debe recordar es que Dios suele escribir recto en líneas
torcidas".
No hay comentarios.:
Publicar un comentario