21-11-2013-KRADIARIO 879
UNIDAD PARA GANAR
Por Camilo Escalona
La distancia que separa la candidatura de Evelyn Matthei con la de Michelle
Bachelet es una brecha amplísima al igual que su aislamiento político y
electoral.
Tal realidad ha obligado a la candidata de la derecha a un fuerte
remozamiento de su comando de campaña con vistas a la dificultosísima empresa
de no debilitarse aún más hasta el 15 de diciembre, sino que, al menos, dar la
imagen que remonta en parte la brecha instalada en el escenario electoral.
En efecto, más de veinte puntos porcentuales y un duro conflicto con la
figura que podría ser más cercana, como es el caso de Franco Parisi, configuran
una situación potencial que podría marcar una diferencia enteramente
indeseable, no sólo para las pretensiones relativas a estos comicios, sino que
para el anhelado deseo de remontar el año 2017, en las futuras elecciones
presidenciales.
Por eso, la Moneda asume el ingrato rol de tomar
el timón de la nave que hace agua, de asistir en la emergencia y de evitar su
naufragio.Por encima de las sonrisas que venden un optimismo irreal, esa tarea
de salvataje es lo que representa la participación de la Primera Dama en el
Comando de Mathei.
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Junto a ello, las giras ministeriales, los apremios presidenciales en la
prensa y otros hechos, indican la urgencia que se otorga en las altas esferas
al propósito de ganar algunos “puntitos” para reducir la distancia.
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Una vez más hemos de advertir que se ha
confundido, ya demasiadas veces, en las alturas del poder, el respaldo político
a sus partidarios con el intervencionismo ramplón, que hace uso ilegítimo ya
sea de la billetera fiscal expresada en canastas familiares u otros beneficios
de tal carácter, o en anuncios grandilocuentes de obras que no tienen sustento,
ya que el gobierno que las compromete simplemente se acaba.
En el ancho mundo de la “nueva mayoría” sólo las rupturas, escisiones o
ánimos de fronda, podrían opacar la definitiva configuración del triunfo en la
segunda vuelta. Las reformas comprometidas exigen la presencia de todas y cada
una de las fuerzas que se han constituido en la alternativa de gobierno
liderada por Michelle Bachelet.
La nueva correlación de fuerzas en el Congreso Nacional es notoriamente más
auspiciosa, pero ninguna de las vertientes que han conformado el nuevo
escenario se puede restar, o peor aún, ser excluido.
Desde el histórico triunfo del NO en 1988, que la
unidad en la diversidad ha sido la clave para avanzar.
Se trata de protagonistas con identidad diferente, con múltiples fisonomías
que hacen del bloque democrático un caudal de propuestas y energías que se
debilitaría cualitativamente si faltara alguno de ellos.
De modo especial, articular la reforma educacional con la reforma
tributaria para financiarla, pondrá en la agenda ese decisivo desafío de ser
capaces de articularse y de unirse, asumiendo la diversidad esencial que
configure a la Nueva Mayoría, para concretar una reforma social que cambia los
propios paradigmas con que se desarrolla la convivencia nacional, en que los derechos sociales de ciudadanos y
ciudadanas ya no depende de la capacidad de pago de cada cual, sino que
constituye una inequívoca responsabilidad del Estado.
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De manera que poner el acento en lo que une y no en lo que nos separa es la
madurez que se solicita de fuerzas y protagonistas que están prontos a alcanzar
la enorme responsabilidad de gobernar los destinos del país.
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