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viernes, 15 de noviembre de 2013

15-11-13-KRADIARIO-878

RECICLADORES DE MATERIALES SÓLIDOS Y DE PERSONAS

Por Leonardo Boff


Viendo aquella multitud que llenaba una sala inmensa, abrazándose y conociéndose por primera vez o reencontrándose, alegres y festivos, con sus ropas sencillas, en su gran mayoría afrodescendientes, yo me preguntaba: ¿quiénes son esos? ¿de dónde vienen? Y me pareció escuchar una voz interior, igual a la del libro del Apocalipsis, capítulo 7,13 que dice: “Estos son los que vienen de la gran tribulación”, los supervivientes de la dura batalla por la vida, honrados porque valientes y victoriosos afrontaron solos, muchas veces, arduas luchas para ganar el propio sustento y el de sus familias.

En Brasil existen entre ochocientos mil y un millón de recicladores/as de materiales sólidos y reciclables. Con el aumento del consumo se producen muchos residuos de todo tipo, orgánicos y sólidos como cartón, plásticos, aluminio y vidrio que son reciclables. Se calcula que cada brasileño produce 1 kg de basura al día especialmente en los centros urbanos. Según el IBGE de 2008 el 50% de los municipios (5507) tiene vertederos a cielo abierto. Allí miles de personas, desde niños a viejos, recogen y separan lo que pueden, inclusive alimentos. Esa actividad es altamente peligrosa, porque se pueden contraer muchas enfermedades infecto-contagiosas. He presenciado disputas de personas con los cerdos y los buitres, en un escenario de gran inhumanidad. Son consecuencia de la sociedad del consumismo y del desperdicio, que no aprendió a vivir las cuatro erres: reducir, reusar, reparar y reciclar.

La mayor deshumanidad no es ser recicladores de basura y tener que contentarse con lo que tiran otros, sino el estigma que acompaña a estos trabajadores, con frecuencia considerados mendigos y vagos.

Primero eran totalmente invisibles. Nadie les miraba ni les otorgaba la más mínima consideración. Después, al crecer la conciencia, se presentaron como trabajadores, que con su recolección de miles de kilos de residuos, desempeñaban una importante función: mantenían limpias las ciudades e impedían muchas inundaciones de calles. Por fin, se fueron organizando en cooperativas y asociaciones y se entendieron como ciudadanos y agentes de transformaciones sociales y ambientales. Adquirieron visibilidad y reconocimiento. Del 4-al 6 de junio de 2001 realizaron en Brasilia el 1º Congreso Nacional de Recicladores/as con la participación de 1600 personas. Allí se lanzó la Carta de Brasilia que marca su identidad y donde expresan importantes reivindicaciones.

Fue notable la Marcha realizada en Brasilia en 2006 por 1200 personas que ocuparon la Plaza de los Tres Poderes, reclamando derechos y políticas públicas para su categoría. Estas vinieron con el Programa Cataforte en 2009 que fue enriquecido el día 31 de julio de 2013 con 200 millones de reales destinados a labores de recogida de materiales reciclables, con galpones y camiones de transporte. Tales medidas, junto con la presión de las entidades, se deben en buena parte al interés personal del Ministro de la Secretaria-General de la Presidencia, Gilberto Carvalho, que puso siempre todo su empeño en la causa de los recicladores/as. En Brasilia el 30 de octubre de 2013, con ocasión del 12º Festival Basura y Ciudadanía, en su nombre y en el de la Presidenta Dilma Rousseff renovó el compromiso de fortalecer las cooperativas y las asociaciones de recicladores/as creadas y a ser creadas.

Fue muy señalado el 4º Festival realizado del 5 al 9 de septiembre de 2005 con la presencia del Presidente Lula y de Danielle Mitterand, viuda del fallecido Presidente francés, en el que se subrayaron sus derechos humanos básicos y el suministro de los recursos necesarios para un trabajo decente y seguro de recogida y separación de basuras. Allí la Itaipu Binacional lanzó un vehículo eléctrico para recicladores/as con capacidad de transportar hasta tres toneladas de materiales durante 8 horas diarias.

La gran lucha de estos trabajadores es impedir que las grandes empresas, que han descubierto la recogida de basuras como un negocio altamente rentable, se apropien en asociación con el poder público de los servicios que prestan estos recicladores, robándoles su sustento y lanzándolos nuevamente a la inseguridad. Las empresas sólo pueden legitimarse si integran a los recicladores sin quitarles los valores que los caracterizan, como la convivencia solidaria y los lazos de pertenencia común que han desarrollado.

Vienen, sí, de la gran tribulación brasilera. Reciclan no solo materiales sólidos, sino personas, en la medida en que juntos construyen su autonomía, rescatan su dignidad, se insertan en la sociedad como verdaderos “profetas de la ecología” y ciudadanos que piensan, discuten sus problemas, deciden luchas comunes y se hacen indispensables en el tipo de sociedad que hemos creado. Merecen respeto, aprecio y todo el apoyo.


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