La senadora Isabel Allende, hija del derrocado presidente
Salvador Allende, dijo hoy que “los errores estuvieron más en el Partido
Socialista y en la extrema izquierda que
creía que tomándose fundos o fábricas avanzaría. Mi padre buscó hasta el final
el diálogo. No digo que no se equivocara, pero creo que fue de las personas que
menos se equivocó", afirmó la parlamentaria en una entrevista con Radio Coopertiva.
Planteó que "entre el 70 y el 73
hubo, por supuesto, visiones equivocadas en el Partido Socialista, no hubo una
sola visión, y en ese sentido el PS ha hecho una autocrítica severa, ha
reconocido que no fue irrestricto ni incondicional con el Presidente
Allende".
“El MIR y otras expresiones de extrema izquierda no
tenían ninguna convicción en el programa de la Unidad Popular ni en este
socialismo a través de profundizar la democracia", argumentó.
En esa línea, expresó que "mi padre buscó hasta el
final el diálogo... cuando uno mira atrás es evidente; yo no digo que no se
equivocara, pero creo que fue de las personas que menos se equivocó, porque fue
de quienes más quiso abrir el diálogo...fue un líder cabal".
La legisladora agregó que "creo que hubo
una valoración equivocada de la correlación de fuerzas. Creo que cambios tan
profundos evidentemente requerían un apoyo mayor, además que en el
Partido Socialista había gente con una dosis de triunfalismo, que pensaba que
'avanzar sin transar' era la solución, y era muy distinto a la mirada de mi
padre que prefería ir gradualmente e ir consolidando los cambios que se habían
dado".
Sobre ello, detalló que "era 'la batalla de la
producción'. El consideraba que tomarse la fábrica de chocolates Calaf, por
ejemplo, que no tenía nada de estratégico para la economía, no tenía
sentido".
La senadora Allende también acotó que "yo tenía
claro que mi padre no iba a aceptar ningún ofrecimiento de exilio ni de avión ni
de nada (...) El lo había dicho, y si hay algo que caracterizaba a mi padre era
el compromiso con su propia palabra. Era un hombre de palabra y había dicho que
sólo muerto lo iban a sacar de La Moneda. Yo no me lo imaginaba aceptando un
avión y partiendo con su familia".
"Le costó mucho convencernos pero al final se
impuso, supongo, la cordura, y nos pidió y casi nos exigió que saliéramos.
Dijo: 'He llamado al general Baeza y va a haber un jeep esperándolas'. Aun en
esa circunstancia, siguió creyendo en la palabra dada por militares".
Isabel Allende explicó que, "cuando él abre la puerta
de Morandé 80 nos damos un abrazo en silencio. Ahí no hubo palabras. Me han
preguntado y yo he tratado de pensar si en ese momento yo tenía conciencia de
que no lo iba a volver a ver, y yo creo que yo bajé mi persiana de defensa,
algo hice, pero en ese momento no vislumbré que no lo iba a volver a ver.
Todavía quería pensar que a lo mejor eso todavía podía resolverse; era una cosa
de voluntarismo".
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