¿REVOLUCIÓN O GATOPARDISMO EN EL VATICANO?
Por Fabiana
Frayssinet
“Negociamos bien: el
papa es argentino y Dios es brasileño”, bromeó Francisco cuando periodistas le
preguntaron cómo era tan amado en este país, donde convocó a millones de
personas, teniendo en cuenta la histórica rivalidad futbolística entre ambos
pueblos.
El cardenal argentino Jorge Bergoglio, hoy el papa
Francisco, tuvo especial cuidado de dejar esos asuntos fuera del protocolo de
la Jornada Mundial de la Juventud, motivo de su visita a Brasil del 22 al 28 de
este mes.
En respuesta a los periodistas en el avión que lo llevó de
regreso al Vaticano, respondió en entrelíneas lo que ahora muchos leen como una
“revolución” del “papa que llegó de la tierra de nacimiento del Che (Ernesto)
Guevara” o, como mínimo, el inicio de una apertura de la Iglesia Católica.
“Si una persona es gay y busca al Señor con buena voluntad,
¿quién soy yo para juzgarla? El catolicismo enseña que no hay que discriminar,
sino acoger”, agregó al condenar, sin embargo, a los “lobby gay” que como otros
grupos de poder no son “cosa buena”.
El escritor y teólogo dominicano Frei Betto señaló, en
entrevista con IPS, que se trata de un jefe de la Iglesia Católica dispuesto a
hacer concesiones, un hombre de diálogo y no de disciplina. “Ya no tenemos un
papa conservador como los dos que lo antecedieron”, opinó.
Pero son concesiones y no revoluciones, para el sociólogo
Luiz Alberto Gomes de Souza, director del Programa de Ciencia y Religión de la
Universidad Cándido Mendes. El sociólogo no ve en la figura del papa argentino
la de un “rebelde” que llegó al Vaticano a cambiar la doctrina.
“Yo diría que el papa no cambió la doctrina tradicional
sobre una serie de temas, pero sí que, al evitar una condena, de cierta manera
emitió un silencio que es libertador. O sea, un silencio que permite que se
comiencen a discutir estos temas”, dijo Gomes de Souza a IPS.
El obispo de Roma, como prefiere ser llamado Francisco en
esta nueva postura de humildad papal, cerró una puerta para otros asuntos como
el aborto y el matrimonio de personas del mismo sexo, a los que se opuso
férreamente como cardenal en Argentina.
“La Iglesia ya se ha expresado perfectamente sobre eso. No
había necesidad de volver a hablar de eso”, respondió a los periodistas.
Sin embargo, Gomes de Souza entiende que Francisco habría
abierto otra puerta: la de un nuevo “clima” propicio para el debate” en
cuestiones “congeladas” en las parroquias, como el celibato obligatorio de
sacerdotes, la moral sexual, la castidad de los jóvenes, la condenación de usar
métodos anticonceptivos y la diversidad sexual.
“La gente (de la Iglesia) tenía miedo de discutir esos
asuntos. Ahora de cierta manera, él los descongeló”, opinó el experto.
“Él no cerrará el debate en el interior de la Iglesia sobre
los temas de teología moral que están congelados desde el siglo XVI, y que los
teólogos no pueden abordar sin correr el riesgo de censura o sanción”,
consideró Frei Betto.
El papa no se refirió a esos temas “congelados”, pero sí a
otros calientes abordados por los periodistas en el avión, como el divorcio o
la participación de las mujeres dentro de la Iglesia Católica.
“Creo que ha llegado el tiempo de la misericordia… Cuando se
reúna el grupo de los ocho cardenales, en los primeros días de octubre,
discutiremos cómo seguir adelante en la pastoral matrimonial”, respondió
Francisco al referirse al reclamo de católicos divorciados, que no están
habilitados a una segunda unión por los ritos católicos.
De este modo dejó abierto también el tema de la ampliación
del concepto de “nulidades” del matrimonio.
También abrió una puerta para las mujeres.“Se debe seguir
adelante, no se puede entender una Iglesia sin mujeres activas en ella…No hemos
hecho todavía una teología de la mujer. Hay que hacerlo”, añadió.
Pero para que no haya confusiones, el papa aclaró que, “en
cuanto a las ordenaciones de las mujeres, la Iglesia ha dicho no”. “Juan Pablo
II se pronunció con una formulación definitiva. Esa puerta está cerrada”,
sentenció.
En el ámbito de un nuevo clima de “alegría” y de optimismo,
y no de “quien parece en constante luto”, como dijo en su homilía en Aparecida,
el papa argentino prefirió destacar lo “positivo”, como remarcó en el avión de
regreso.
Paulo Carneiro de Andrade, de la Pontificia Universidad
Católica, define ese nuevo ambiente eclesiástico “optimista”, no como un
“cambio doctrinario, sino en la relación pastoral”.
Un clima necesario en medio de una Iglesia Católica que
pierde terreno ante agrupaciones evangélicas más festivas en sus cultos y con
pastores más cercanos a sus seguidores.
Lo que cambió, según Carneiro de Andrade, fue “el contexto
pastoral en el que ahora se habla”. Como Gomes de Souza, este teólogo destaca
que no hay “innovación” en temas como la integración de los homosexuales en la
sociedad y en la condena a la homofobia. Tampoco en el de los divorciados, que
ya había sido discutido en la era de su predecesor, Benedicto XVI.
“Sorprende porque antes el tono era negativo, de
condenación, de desconfianza del mundo moderno. Este papa muestra una visión
más positiva y constructiva de fe cristiana. Por eso lo que dice adquiere otra
dimensión”, dijo Carneiro de Andrade a IPS.
Una nueva dimensión cuidadosamente entretejida en la
elección del perfil del nuevo papa.
Es “un papa necesario, que fue elegido debido a la renuncia
de Benedicto XVI y que admitió no poder tomar cuenta de los problemas que la
Iglesia afronta”, precisó Frei Betto.
En la entrevista con la emisora brasileña TV Globo,
“Francisco dejó claro que hubo una articulación de los cardenales reunidos para
el cónclave, y que la decisión de que el papa a elegir debería ser alguien
capaz de transformar la Iglesia….”, aseguró.
Carneiro de Andrade coincidió en que el colegio cardenalicio
“quería una pastoral que tuviera esa relación y un evangelizar con un modelo
más propositivo, más optimista sobre el futuro”.
La constante sonrisa y el reguero de bromas que dejó el papa
Francisco en Río de Janeiro muestran ese camino. Lo cual, ante el rostro
siempre adusto y serio de Benedicto XVI, no deja de ser una revolución.
“En su visita a Brasil, el papa Francisco se mostró abierto,
incluso en temas que, hasta ahora, estaban prohibidos en la Iglesia Católica,
como la homosexualidad y el papel de la mujer”, recordó Frei Betto.
“Fue muy importante lo que dijo, en el viaje de regreso a
Roma, sobre el respeto a los gays y la necesidad de una teología de la mujer,
lo cual espero que represente un primer paso para que en el futuro se permita
la ordenación sacerdotal femenina. Y con seguridad él habrá de revertir la
prohibición de que los divorciados accedan a los sacramentos”, añadió.
“Podemos entender que él no cerrará el debate en la Iglesia
de los temas de la teología moral”. Pero también hay que tener en cuenta que,
“en la Iglesia, todo camina lento”. “No es fácil mover un elefante que pesa
2.000 años de tradición”, advirtió.
(*) - Others News - Ips
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