.
EL IMPERATIVO DE DECIR LA VERDAD
Por Eduardo Frei Ruiz Tagle
.
La ex directora del Instituto de Salud Pública, Ingrid
Heitmann, reconoció hace unos días, en una entrevista realizada por la agencia
de noticias alemana DPA, que el año 2008 descubrió, en el subterráneo del
organismo, dos cajas de ampollas de toxinas botulínicas, las que luego –en una
cuestionable decisión- mandó a incinerar, pese a que personal de la Policía de
Investigaciones había ido varias veces hasta ese lugar a buscar esos productos
sin haberlos encontrado.
Conocido lo anterior, las primeras reacciones iban
encaminadas a investigar lo sucedido en el ISP.
Sin embargo, sin restar importancia a eso, aquí lo relevante
es que este hecho confirma que los organismos de seguridad de la dictadura
utilizaron productos químicos como armas para eliminar a opositores sin dejar
huellas, lo que está absolutamente acreditado en muchas de las causas judiciales
relativas a las violaciones a los derechos humanos, entre ellas, la que
sustancia el magistrado Alejandro Madrid por el asesinato del ex Presidente de
la República, Eduardo Frei Montalva. Ese debe ser el principal enfoque de las
indagaciones y lo que no debemos perder de vista para llegar a la verdad en
todos esos casos.
Esta verdad se comenzó a develar conforme avanzaba la
investigación por la muerte del bioquímico Eugenio Berríos, quien precisamente
trabajó para la Dina elaborando esas armas.
.
Esta historia se remonta a los años noventa cuando ya en
plena democracia se inician las investigaciones por los crímenes de lesa
humanidad ocurridos tras el golpe de Estado.
.
En ese contexto, Berríos podía convertirse en un dolor de
cabeza para el Ejército si decidía entregar su testimonio ante la justicia y
por eso lo sacaron del país rumbo a Uruguay donde luego fue asesinado por
militares chilenos con la colaboración de militares uruguayos, a quienes –dicho
sea de paso- se les acaba de duplicar la condena.
.
En su trabajo en la Dina, Berríos experimentó con el gas
sarín y con los botulínicos. Esta última es una neurotoxina que como agente de
intoxicación o envenenamiento produce el botulismo, enfermedad que puede llegar
a causar la muerte al afectar la función respiratoria.
Precisamente así fue como murieron un número indeterminado
de opositores al régimen militar.
.
Para tal efecto, el Ejército montó toda una infraestructura
con laboratorios y clínicas clandestinas, dotada de recursos humanos y
financieros, y que contó con el apoyo y complicidad de las más altas
autoridades del gobierno de la época, partiendo por el propio dictador. ¿Cómo
se explica entonces, que las toxinas fueran enviadas desde Brasil directamente
a La Moneda a través de valija diplomática?
.
Han pasado muchos años desde aquello y la información que se
ha obtenido acerca de esas prácticas siempre ha llegado desde fuentes ajenas al
Ejército. No ha sido fácil. Cada vez que hemos solicitado a los altos mandos de
esa institución que entregue los antecedentes que posee, siempre nos hemos
encontrado con la misma respuesta: “no tenemos información”.
Pero además, hemos sido testigos de variados intentos para
impedir el progreso de las investigaciones: fuerzas ocultas que se mueven
sigilosamente para impedir que se sepa la verdad, amenazas implícitas y
explícitas, y poderosos medios de comunicación que han buscado desacreditar el
trabajo del juez Madrid. No obstante, todos esos esfuerzos han sido en vano. No
han logrado y no lograrán detener el avance de la justicia.
.
Llegó la hora de dejar de jugar con el dolor de muchas
familias de nuestro país que llevan cuarenta años esperando saber qué pasó con
sus seres queridos desaparecidos o asesinados y que los culpables de esos
delitos reciban la sanción que merecen.
Basta de mentiras y encubrimientos. Ya se ha hecho
suficiente daño y por eso, al igual como lo dijo Ernesto Lejderman, pido que de
una vez por todas digan la verdad, rompan los pactos de silencio y entreguen
los antecedentes que poseen, de manera que Chile pueda al fin dar vuelta la
página de uno de los capítulos más trágicos de nuestra historia. Sería una gran
contribución en momentos que estamos a solo días de conmemorar el 40
aniversario del golpe militar.
.
Un país no puede mirar hacia el futuro si no es capaz de
ajustar las cuentas pendientes con su pasado. Y esto es válido para todos los
casos de violaciones a los derechos humanos.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario