EL PARALIZADO CORREO DE
CHILE APARECE COMO
UN FIASCO EN TODO EL
MUNDO
CHILE APARECE COMO
UN FIASCO EN TODO EL
MUNDO
Por Walter Krohne
La empresa estatal Correos de Chile, que además de estar mal administrada y ofrecer un pésimo servicio, se encuentra desde hace casi un mes en huelga legal. No he escuchado a ningún personero del Gobierno o del Estado de Chile expresar algún tipo de preocupación por este conflicto ni tampoco proponer alguna solución ni menos dar una esperanza de que el problema se resolverá lo antes posible. Todos los funcionarios de La Moneda se escudan en que Correos es una empresa autónoma del Estado.
Como entidad histórica y con un
pasado de mucha trascendencia, hoy se puede decir que el Correo es ya casi inexistente en Chile. Si bien en los últimos años ha ido perdiendo la
importancia que tenía en el siglo pasado por el surgimiento de internet y diversas
otras tecnologías, sigue siendo un servicio vital para el ciudadano común que
continuamente está enviando cartas y encomiendas, ya sea en el sur, el norte o
en la zona central chilenas como también para las empresas y organizaciones
pequeñas como las pymes.
Desde los más pequeños pueblos o comunidades apartadas
de las grandes urbes salen diariamente miles de cartas con mensajes y señales
de vida de gente modesta que confía plenamente en este servicio, sin
preocuparse de las deficiencias que presenta. Es un vínculo para mucha gente entre
sus comunidades con las grandes ciudades como también lo es dentro de los
grandes centros urbanos para gente común que no puede pagar correos privados. Santiago
es el mayor centro urbano afectado por esta huelga, pero hay muchos otros como
Concepción Valparaíso y ciudades importantes de los extremos norte y sur que se encuentran también al borde de las desesperación.
Sin embargo en La Moneda no hay reacción. Actúan algunos como
si Correos de Chile fuera una especie de pasatiempo o entretención “fiscal sin
fines de lucro” o un servicio que cuando
se puede, funciona y cuando no se puede, simplemente no funciona. Es decir, da exactamente lo mismo.
¿Qué hubiese pasado en un país desarrollado con una huelga
de varias semanas del servicio de Correo?
La gente hubiese puesto el grito en
el cielo y el Gobierno hubiese tenido que emplear toda su eficiencia para
resolverla. Pero aquí en Chile, con un Gobierno que carece de todo
manejo político y es mal negociador, podremos permanecer con este problema fácilmente
un mes más y no pasará absolutamente nada. En Berlín si uno envía una carta a cualquiera
otra ciudad alemana, esta llega a
primera hora del día siguiente. En Chile si enviamos una carta en Santiago a
una dirección del mismo Santiago, esta puede tardar hasta una semana para
llegar a destino. Esta es la gran diferencia, la eficiencia en un país de Europa
y la ineficiencia en Chile. Pero las autoridades económicas chilenas nos hablan
siempre de que en esta década Chile será un país desarrollado, pero ¿con qué
ropa? si el desarrollo de un país no sólo se mide por el crecimiento del PIB,
hay una serie de otros factores que reafirman esta condición o categoría como
es precisamente la eficiencia, entre muchas otras.
Las pérdidas con esta huelga son millonarias. La gente no
puede enviar cartas, ni encomiendas y lo que llega son verdaderos cerros de
envíos postales de todas partes del mundo que se están acumulando en las
bodegas de Correos de Chile. ¿Cuántas cartas y paquetes se extraviarán y nunca
llegarán a su destino?
En los últimos años el Sernac ha recibido miles de denuncias
en contra de Correos Chile por demoras en la entrega, extravío de encomiendas,
robos y recibos en mal estado.
Indignados clientes -algunos dispuestos a presentar
demandas- se quejan de que sus encomiendas se han perdido desde las bodegas;
que muchas veces los paquetes llegan con contenidos cambiados; que los tramitan
por meses; que es casi imposible comunicarse con el call center , y que cuando
lo logran no obtienen solución.
Y en este contexto me recuerdo de una experiencia personal
con Correos de Chile: Llegué a la oficina postal de la localidad costera de Cartagena (litoral central) para despachar una carta urgente dirigida al Commerzbank de
Hamburgo. Le preguntamos a la funcionaria que cuál era la vía más rápida que el
Correo ofrecía como servicio. Ella nos explicó que la carta expresa, que
tardaba entre 2 y 4 días hasta la ciudad de Hamburgo, era el más adecuado. Nos
aclaró sí que el precio por este envío era bastante elevado. Sin embargo, como
no teníamos otra alternativa accedimos a pagar $23.170. La
funcionaria añadió que el pago nos daba derecho a poder controlar el envío vía
Internet en la página web de Correos de Chile, hasta que el sobre fuera
entregado en Hamburgo. Para resumir, nuestra sorpresa fue grande cuando pasaban
y pasaban los días y semanas y el documento no era entregado en la oficina
bancaria hamburguesa. Comencé a hacer las averiguaciones del caso, porque la
página web no funcionó nunca. Cada vez que nos comunicábamos por teléfono con
Correos de Chile nos atendía un funcionario distinto y de muy malas ganas nos
decía simplemente que “la carta no ha llegado a su destino y no sabemos exactamente donde está en estos momentos”. Nuestra
frustración era tremendamente grande. Un buen día, durante la cuarta semana, nos
telefoneó la funcionaria, señora Soledad Lisboa Molina, entonces agente de soporte del
Servicio al Cliente Courier (Gerencia de Negocios Internacionales) quien nos
solicitó que le diéramos un número de teléfono de la oficina del Banco
Commerzbank de Hamburgo para proceder a entregar la carta. Le dimos lo
solicitado, a pesar que todos esos datos ya los habíamos entregado el día en
que contratamos el servicio, el 25 de febrero de 2010, lo que nos revelaba ya una
ineficiencia muy grave de Correos de Chile (Todos los datos quedaron
estampados en la Boleta SC-600307530-CL). A pesar de este llamado telefónico,
la carta continuó desaparecida y finalmente fue entregada el día 25 de marzo de
2010, es decir un mes después de haberse contratado un servicio del que se nos aseguró que tardaría sólo dos a cuatro días en llegar a destino. No hablemos de
las pérdidas que tuvimos con este envío.
.
¿Cómo es posible, nos preguntamos, que Chile, que pretende
ser un país moderno, no tenga un eficiente servicio de Correos? Lo que
hay actualmente no sirve, porque no brinda la confianza necesaria que debe
existir cuando se envía correspondencia, especialmente documentos delicados y
de negocios. Quizá por esta razón es que en el Gobierno parece que no se han percatado que correos ya casi no existe.
Estoy de acuerdo, el gobierno es indiferente a los problemas de Correos de Chile, parece que los gobernantes no pertenecen a la categoría de ciudadanos, es decir a al conjunto personas que les afecta los problemas que tiene el ámbito público. A nuestros gobernantes no les afecta el ámbito público, porque ellos resuelven sus problemas en forma individual. Son distintas maneras de vivir.
ResponderBorrarHéctor Zúñiga