30-8-2013-KRADIARIO-EDICIÓN N°868
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EL DESCALABRO DE LA CANDIDATURA DE LA DERECHA
Por Walter Krohne
Una accidentada encuesta, con un trabajo de campo realizado
en medio de una de las peores crisis de la derecha chilena, ha derrumbado
prematuramente la candidatura de Evelyn Matthei. Ya hay ahora un antes y un
después porque la diferencia con su principal contrincante, la ex Presidenta
Michelle Bachelet, no es grande, sino aparece más bien como abismante, tomando
en cuenta que sólo quedan 79 días para las elecciones presidenciales. Sólo un "milagro" podría cambiar la situación.
El CEP (la medición se aplicó a 1.471 personas en total,
pero 1.306 fueron encuestadas cuando Matthei ya era candidata) preguntó a los encuestados: ¿quién le gustaría
a usted que fuera la o el próximo presidente de Chile? y la respuesta en un 44%
favoreció a Bachelet y sólo un 12% a Matthei.
La medición alcanzó también a Marco
Enríquez-Ominami con un 4%, a Franco Parisi también con un 4% y a Marcel Claude
con un 2%. Esto significa que Enríquez-Ominami y Parisi están cada uno a solo 8
puntos de diferencia con la abanderada de la derecha. El discurso de ambos es
potente y proponen cambios que el electorado, especialmente el de los más desconformes,
saben apreciar muy bien y les llega al alma con mucha fuerza. Hay que recordar
que Enríquez-Ominami fue el precursor de los díscolos que han salido por su
cuenta a proponer cambios radicales en un Chile que se ha debatido desde hace
23 años entre la gastada Concertación y la derecha que se niega a realizar las
necesarias reformas, especialmente en la UDI, el partido de Matthei.
Peor aún fue la respuesta a la pregunta siguiente: “independiente de lo
que usted prefiere ¿quién cree que será la
o el próximo Presidente de Chile?”, la que igualmente favoreció a Bachelet consolidando su
delantera con un 75% contra casi un insignificante 6% para Mathei.
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Y esto no es todo, porque donde las ventajas para Bachelet y Marco Enríquez Ominami (Me-O) se observan con mayor claridad es en la evaluación de los personajes políticos -que no implica necesariamente adhesión a ellos-, donde Bachelet vuelve a liderar la lista, ya que pese a caer 11 puntos desde la medición anterior, obtiene un 64% de imagen positiva y 15% de opinión negativa contra 32 y 39 por ciento, respectivamente, de la candidata oficialista y el Me-O un 37% de percepción positiva contra 18% de opinión negativa.
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Y esto no es todo, porque donde las ventajas para Bachelet y Marco Enríquez Ominami (Me-O) se observan con mayor claridad es en la evaluación de los personajes políticos -que no implica necesariamente adhesión a ellos-, donde Bachelet vuelve a liderar la lista, ya que pese a caer 11 puntos desde la medición anterior, obtiene un 64% de imagen positiva y 15% de opinión negativa contra 32 y 39 por ciento, respectivamente, de la candidata oficialista y el Me-O un 37% de percepción positiva contra 18% de opinión negativa.
En este punto, la que más rechazo recibe es justamente Evelyn
Matthei con 39 por ciento lo que significa que ella carga un rechazo mayor que
el apoyo que está recibiendo.
Con estos antecedentes es difícil pensar que el oficialismo
volverá en noviembre o en diciembre a cruzar el arco del triunfo hacia La Moneda que tanto le
costó conquistar a la derecha el 2010. Sin embargo hay algo mucho peor que todo
esto y es la posibilidad de quedar eliminado en la primera vuelta y ser superado por uno de
los dos candidatos que marcan preferencias de un 4% cada uno, el Me-O y Parisi.
Eso si que sería una derrota desastrosa para la derecha que la llevaría a una
nueva crisis profunda de la cual nadie puede predecir si habría o no
recuperación.
La situación actual de crisis de la Alianza por el Cambio se
debe a varios factores que atañen tanto al conglomerado en su conjunto como a
la actuación débil, desordenada, poco creíble y difícil de la candidata. Renovación
Nacional (RN) y la UDI no se pueden ver las caras ni siquiera en películas de
miedo, de lo cual todo el mundo se da cuenta de esto a diario. Los contactos
entre los dirigentes de ambos partidos son fríos y difíciles y cuando las
escenas se transmiten por televisión se notan las tensiones como en el
reciente encuentro entre Andrés Allmanad y Evelyn Matthei, ocasión en que el primero le
hizo entrega a la candidata de su proyecto de programa de un futuro Gobierno
aliancista.
El principal problema de campaña es que ni la UDI ni RN tienen
cosas concretas que ofrecer al electorado porque frente a cualquier reforma del
modelo aparece la UDI rechazándolo todo, es decir no se puede cambiar todo lo que dejó como legado el
fundador de este partido, estrecho asesor de Pinochet y autor de gran parte de la Constitución actualmente vigente en Chile, Jaime Guzmán. No basta solo con construir casas o puentes, la gente quiere además más libertad, mejor distribución de la riqueza, ingresos decentes salud y educación gratuitas y controles de precios de los productos, especialmente los alimenticios.
Es como remar contra la corriente en un país en que la gente
quiere y pide cambios profundos y donde más del setenta por ciento quiere
cambiar el binominal o espera una nueva Constitución. ¿Qué hace la UDI frente a
esto? Abandona el debate sobre la reforma del binominal como ocurrió ayer en la
Comisión de Constitución del Senado cuando el 52% de los encuestados por el CEP
está de acuerdo en cambiarlo.
Aparte de esto, en las pocas semanas de campaña la candidata
Matthei ha cometido errores gravísimos que le pueden costar la pérdida de
muchos votos. Primero criticó al BancoEstado por haberle otorgado un
crédito de campaña a Bachelet por 2.500 millones de pesos, diciendo que nadie
en Chile obtenía un préstamo en cuatro días y sin ninguna garantía. Todo era
falso y el BancoEstado lo corroboró en una declaración pública. Matthei se
disculpó aunque de una manera bien burda, porque dijo que había sacado de la
prensa los datos para su denuncia, es decir culpó a los medios de comunicación de
su grave error lo que no fue bien recibido tampoco en este sector que ella
necesita ahora más que nunca para la difusión de su campaña. No le costaba
mucho acercarse a la entidad bancaria, controlada por el oficialismo, para
saber de primera fuente lo que realmente había ocurrido.
El otro gran desatino fue decir que ella no estaba
disponible para pedir perdón por los desmanes de la dictadura militar porque el día del
golpe tenía sólo 20 años de edad. El hecho de haber sido tan joven, pero con discernimiento,
no la libera del perdón que esta semana pidió el UDI Hernán Larraín en el
antiguo Congreso Nacional en Santiago. Era cuestión de seguir su ejemplo y nada
más, pero en este punto tampoco fue bien asesorada.
Como vemos, la derecha tiene escasas posibilidades de mantenerse en el
poder, quedándole ahora solo un objetivo concreto que es tratar de obtener una mayoría
importante en el Parlamento, porque de lo contrario la actual oposición dispondrá
de todas las herramientas necesarias para hacer un país completamente nuevo con
al menos cambios contundentes en la Constitución, una reforma tributaria en
serio, la gratuidad de la educación y el fin del Fondo de Utilidades
Tributarias (FUT), como Bachelet lo ha prometido. Este último y el binominal fueron necesarios mantenerlos al
comienzo de la democracia porque brindaban estabilidad en el fomento de nuevas
inversiones y en la estabilidad política, pero hoy ya no son necesarios.
Esto debería tomarlo en cuenta la derecha, pero no puede hacerlo por
considerarse protectora de los empresarios y en general de la derecha económica. En todo caso 79 días son muy pocos para levantar una candidatura que está por los suelos.
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