El presidente sirio, Bashar al Assad, decretó hoy una nueva amnistía general para todos los crímenes cometidos antes del 20 de junio. Esta es la segunda medida de este tipo que impulsa en apenas tres semanas.
La amnistía anterior, decretada el 31 de mayo pasado, incluyó a todos los presos políticos y entre estos a los miembros de los Hermanos Musulmanes. Cientos de detenidos fueron entonces liberados, según organizaciones pro derechos humanos. Sin embargo, las protestas callejeras en las ciudad continúan y sus organizadores dicen que sólo se detendrán cuando Assad renuncie.
En tanto, miles de empleados públicos y miembros del partido gubernamental Baaz se manifestaron hoy a favor del régimen de Assad en el centro de Damasco.
Numerosas personas recibieron mensajes en sus teléfonos celulares convocándolas a la manifestación a favor de Assad, con lemas como "Que el mundo oiga nuestra voz" y “Siria es nuestro país".
En un discurso que brindó ayer por televisión y que no tuvo repercusión en la oposición, Assad volvió a quitarle legitimidad a las protestas contra el régimen y sostuvo que son producto de “una conspiración internacional” contra el país.
En su tercer discurso a la población desde el comienzo de las protestas, a mediados de marzo, dijo que “las reformas llegarán cuando termine el sabotaje y el caos”.
La oposición se organiza
Los opositores sirios formaron ayer un “Consejo Nacional” para “hacer caer” al régimen de Bashar al Assad en Siria, que enfrenta desde hace tres meses un movimiento de protesta sin precedentes al que reprime violentamente. En tanto, el ejército sirio reforzó su cerco sobre un pueblo cerca de la frontera con Turquía y prendió fuego a casas y una panadería que abastecía a los que huyen a ese país vecino, según testigos. Sorpresivamente el presidente Assad pronunció ayer discurso hoy “sobre los desarrollos en Siria”, pidiendo un diálogo con todas las fuerzas civiles (ver Krohne Archiv - Edicion Nº467-Mundo Clraboya).
Fue la tercera intervención pública de Assad desde el comienzo de la revuelta contra su gobierno, el 15 de marzo pasado. Horas antes, un grupo de opositores anunciaron en una rueda de prensa cerca de la frontera con Turquía la creación de “un Consejo Nacional para dirigir la revolución siria, compuesto de todas las comunidades y de representantes de fuerzas políticas nacionales en el interior y en el exterior” del país. Los opositores llamaron a “cooperar en todas las ciudades y provincias de Siria para realizar el objetivo legítimo de hacer caer el régimen y llevarlo ante la justicia”.
Según el Observatorio Sirio de Derechos Humanos, 1.309 civiles y 341 miembros de las fuerzas de seguridad han muerto desde el inicio del movimiento.
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