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viernes, 17 de junio de 2011

Europa no quiere abandonar a Grecia y quiere salvarla pero bajo duras condiciones

La Unión Europea advirtió que no hay un “Plan B” para Grecia e igual que el Fondo Monetario Internacional (FMI) dijo que el gobierno griego debe hacer aprobar el plan de ajuste comprometido a cambio de ayuda financiera. Es un rechazo frontal a la idea de default (incapacidad de pago) o postergación de pagos de su deuda, que llega a 150% de su PBI.

El comisario para Asuntos Económicos de la Unión Europea, Olli Rehn, advirtió ya ayer que Grecia debe ajustar su presupuesto fuertemente y esperar un tramo de “ayuda” financiera que podría ocurrir este domingo y otro tramo en julio. En ese enfoque, un default de la deuda está descartado .

También el Fondo Monetario Internacional, que participa del armado financiero, lo condicionó a la aprobación del ajuste.

El domingo los ministros de Finanzas de la UE, el Eurogrupo, se reunirán de emergencia para decidir la liberación de 12.000 millones de euros del quinto tramo de ayudas por 110.000 millones acordadas el año pasado con la UE y el FMI a cambio de un ajuste severísimo. “No hay plan B”, insistió Rehn.

Las desinteligencias son con Alemania que impulsa que los bancos privados –los grandes acreedores de Grecia– compartan las pérdidas difiriendo vencimientos de los bonos de la deuda griega. El Banco Central Europeo lo rechaza pues considera que sería un escenario de default virtual que podría contagiar al resto de Europa , donde hay otros países comprometidos como Irlanda, Portugal y España.

En Grecia, el gobierno busca aprobar recortes por 6.500 millones de euros y recaudar 50.000 millones en privatizaciones . El plan encolerizó a la población, que volvió a las protestas violentas ante la inminencia de mayores sacrificios para asalariados, pensionados y ciudadanos en general.

La deuda griega cada vez debe pagar más seguros por su eventual default y el rendimiento de sus bonos subió a 30%, tasa altísima por el riesgo de incumplimiento.

El paquete

Ahorro. Se prevén recortes por 28.400 millones de euros para el 2015, que se suma a los ya aplicados en 2010, como la reforma de las pensiones, quitas de subsidios y recortes salariales en el Estado.

2011. Sólo este año el ahorro fiscal alcanzaría a 6.400 millones de euros, gracias a un aumento de la recaudación fiscal por suba del IVA, reducción de la masa salarial de los funcionarios y de gastos militares, y disminución de las inversiones públicas.

IVA. Llegaría al 23% en algunos productos. Además habría un “impuesto de solidaridad” de 1% a 4% en principio hasta el 2015 y otro para bienes suntuarios, uso de autos pero también uso del gas.

Privatizaciones. Abarca puertos, aeropuertos, Correo y apertura de capital en compañías eléctricas, de apuestas deportivas, lotería y en la empresa nacional de gas.

Encuentro entre Merkel y Sarkozy

Los mandatarios de Alemania y Francia expusieron sus diferentes posturas, pero aseguraron que comparten "la misma actitud". Atenas necesita un nuevo rescate, pero antes deberá hacer otro ajuste. Un nuevo "rescate" financiero para Grecia debe acordarse "lo más rápido posible", coincidieron hoy los mandatarios de Alemania y Francia, Angela Merkel y Nicolas Sarkozy, tras una reunión clave en Berlín para el futuro de Atenas.

"Queremos encontrar una solución lo más rápido posible", señaló Merkel en la conferencia de prensa posterior al encuentro. Por su parte, Sarkozy subrayó que ambos países comparten "la misma posición y la misma actitud" ante la crisis de Grecia y el euro.

El encuentro, en el que ambos hicieron una encendida defensa de la moneda común, enfrentó a las dos posturas que hasta ahora impidieron la aprobación de las nuevas ayudas que Atenas necesita con urgencia para evitar la bancarrota.

Alemania insiste en una participación "voluntaria" de la banca e inversores privados en el plan de ayuda, mientras que Francia, el Banco Central Europeo (BCE) y la Comisión Europea apuestan por inyectar dinero público.

Merkel y Sarkozy insistieron hoy en sus respectivas posturas, pero coincidieron en que los planes para Grecia tendrán que contar con el absoluto acuerdo del BCE y la participación del grupo formado por la entidad, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional (FMI).

Se estima que Atenas necesita entre 80.000 y 120.000 millones de euros para evitar la bancarrota del Estado y el default de sus obligaciones externas.

Las nuevas ayudas se sumarán a los 110.000 millones de euros que recibió el año pasado por parte de la UE y el Fondo Monetario Internacional (FMI), en un primer paquete de rescate que no logró convencer a los mercados.

¿Seguir el ejemplo argentino de comienzos del siglo?

A Grecia le aconsejan abandonar la UE y devaluar su moneda para resolver su crisis fiscal como Argentina lo hizo en el pasado, pero, ¿se pueden sacar otras lecciones de la caída y el nuevo auge del país latinoamericano?

La actual crisis fiscal griega y la “crisis del peso” que afligió a Argentina hacia el cambio de siglo tienen rasgos parecidos; son las soluciones a la mano las que parecen ser muy diferentes. El Gobierno de Atenas debe responder a la unión económica de la que Grecia forma parte, mientras que el de Buenos Aires tiene en sus manos el timón de la moneda nacional. Eso le permitió acoplar el peso argentino al dólar estadounidense y desacoplarlo más tarde, cuando se vio obligado a devaluarlo e imponer controles al tránsito de capitales.

“Hay argumentos a favor y en contra de que Grecia abandone la Unión Europea y responda a su crisis como lo hizo Argentina: yo creo que un paso como ese es demasiado riesgoso y complicado. Las reformas monetarias tienden a sustituir una moneda débil por una más fuerte y prometedora, pero en el caso de Grecia ocurriría todo lo contrario y los griegos no van a aceptar que les quiten el euro de las manos porque éste sigue siendo valioso y garantizando poder adquisitivo”, comenta el analista de coyunturas Klaus-Jürgen Gern.

“La Eurozona puede soportar que Grecia abandone la unión económica porque no se trata de un país muy grande, pero cabe preguntarse qué señal enviaría esa separación a los mercados internacionales. Es muy probable que se comience a especular sobre la posibilidad de que otros países comunitarios, afectados por problemas similares, sigan los pasos de Grecia y que se ponga en duda la estabilidad política de la Unión Europea”, agrega Gern, quien es especialista del Instituto para la Economía Mundial (IfW) de la Universidad de Kiel.

¿Qué experiencias se pueden sacar de la crisis Argentina?

Pero ¿no se pueden sacar otras enseñanzas de la dramática crisis de la deuda argentina con miras a solucionar la del país mediterráneo?

Ansgar Belke, director del departamento de Macroeconomía Internacional del Instituto Alemán para la Investigación Económica (DIW), con sede en Berlín, está convencido de que es posible: “Lo que ocurrió en Argentina sirvió para demostrar que un país puede recuperarse aún después de haber quedado en bancarrota y haber desaparecido de los mercados financieros internacionales”, dice el experto.

“Argentina lo consiguió apelando a un recorte de su deuda externa”, acota Belke, subrayando que, aunque esa decisión trajo problemas consigo, lo que cuenta a mediano plazo es el crecimiento económico del país. “Y la tasa de crecimiento de Argentina es exorbitante, con todo y que los acreedores siguen sin llegar a un acuerdo con el Gobierno de Buenos Aires”. A sus ojos, esta salida también le conviene a la Unión Europea, tanto en términos simbólicos –porque evita el desmembramiento de la comunidad– como materiales.

El recorte de la deuda, ¿última esperanza?

“Yo siempre he estado a favor de un recorte de la deuda griega porque eso no causaría tantos estragos como se teme. Grecia es relativamente pequeño como país; puede que algunos bancos alemanes y franceses se tambaleen, pero esa situación puede manejarse mediante la intervención de los respectivos Estados, en lugar de seguir aprobando créditos gigantescos como los que estamos ofreciendo hoy. Recortar la deuda griega sale más barato que continuar por la senda seguida hasta ahora para enfrentar la crisis”, asegura Belke.

“Grecia pagaría sólo la mitad de sus deudas, pero los bancos estarían en capacidad de soportar ese golpe porque ellos han ganado mucho al cobrar los intereses correspondientes. El recorte de su deuda contribuiría a que Grecia recupere su credibilidad y regrese a los mercados de capitales. Seguir concediendo créditos sólo ofrece desventajas”, explica Belke. Si la ilusión es lo último que se pierde, quizás convenga que Grecia aumente sus reservas de esperanza mirándose en el espejo argentino.

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