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lunes, 19 de abril de 2010
CRISIS DE LA IGLESIA
ANÁLISIS: HANS KÜNG Y LA REFORMA
Por Luis Petersen Farah
Tomado del diario electrónico Milenio de México
El revuelo no es gratuito. Por su remitente, claro, pero sobre todo por su contenido: es una llamada a exigir, a no obedecer, a pedir otro concilio. Sí, dentro la Iglesia católica.
Es la carta abierta que el célebre, viejo, polémico y a pesar de todo respetado teólogo Hans Küng dirigió a todos los obispos esta semana. Así empieza: “Joseph Ratzinger, ahora Benedicto XVI, y yo fuimos entre 1962 y 1965 los dos teólogos más jóvenes del concilio. Ahora, ambos somos los más ancianos y los únicos que siguen plenamente en activo”.
De entrada, Küng encuentra a la Iglesia actual “sumida en la crisis de confianza más profunda desde la Reforma”. Y al papado de Ratzinger lo ve como cinco años de “oportunidades desperdiciadas”: ni entendimiento con los judíos, ni diálogo con los musulmanes, ni reconciliación con los pueblos nativos latinoamericanos, ni ayuda a los pueblos africanos, ni paz con las ciencias modernas. Lo más grave que Benedicto XVI relativiza los textos del concilio Vaticano II y “los interpreta de forma retrógrada”.
A todo esto se añaden los escándalos que “claman al cielo, sobre todo el abuso de miles de niños y jóvenes por clérigos, ligado todo ello a una crisis de liderazgo sin precedentes”.
Ante una Iglesia así devastada, Küng hace a los obispos seis propuestas que, está seguro, “serán respaldadas por millones de católicos que carecen de voz”: sobre todo, no callar, pues “el silencio os hace cómplices”; además, actuar colegiadamente, negarse a la obediencia ilimitada (“esa obediencia sólo se debe a Dios”) aspirar a soluciones regionales (“un sacerdote que tras madura reflexión piense en casarse no tiene que renunciar automáticamente a su estado si el obispo y la comunidad le apoyan”), no enviar a Roma declaraciones de sumisión, sino demandas de reforma y exigir un concilio.
El revuelo no es gratuito. Son innumerables, afirma Küng, las personas que han perdido la confianza en la Iglesia católica. Para recuperarla no hay más que abordar de forma franca y honrada los problemas y las reformas consecuentes.
La mera existencia de esta carta refleja la situación interna de la Iglesia. Los argumentos de Küng, siempre impecables, son un diagnóstico de sus males crecientes y la propuesta de un tratamiento a la altura. Son indicios de lo que puede suceder, de lo que está sucediendo. ¿Es la Reforma que viene? Como van las cosas, es difícil no pensarlo. Y eso, si no es ya demasiado tarde.
luis.petersen@milenio.com
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