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miércoles, 10 de septiembre de 2014

SOCIEDAD-ENCAPUCHADOS
EL ANARCOFASCISMO
Por Camilo Escalona

Una marcha por los Derechos Humanos, realizada en memoria de las víctimas del régimen dictatorial, entronizado en Chile desde el once de Setiembre de 1973, en su fase final fue una vez más escenario de la intervención violenta y brutal de grupos de choque que agreden con descontrolada odiosidad a pacíficos manifestantes, medios de prensa y efectivos policiales.

El propósito es evidente, provocar el caos y el desgobierno en las movilizaciones sociales y fomentar enfrentamientos que impidan su término en paz y con respeto a la libertad de expresión ciudadana.

La motivación de quienes generan estos hechos desprecia muy hondamente las marchas y manifestaciones masivas, sólo las utiliza como instrumento para provocar el caos que subyace en sus propios objetivos. La idea de la destrucción del Estado es la que alimenta y reproduce tales propósitos. La misma es la que se pretende alcanzar a punta de bombazos y agresiones a quienes aparecen como parte o cómplices del sistema.

La pretensión de aquellos que se sienten dueños de la verdad y que intentan imponerse de esa manera resulta ser profundamente antidemocrática. De tal magnitud resulta ser ese mesianismo que llega al extremo de agredir físicamente a quién se llegue a identificar como "enemigo". Así actuaban las llamadas "camisas pardas" en Alemania, los grupos de choque con que los nazis en los años treinta atacaron y silenciaron a las fuerzas opositoras a su designio de guerra, léase liberales, socialdemócratas o comunistas.

En esa conducta se inspiró el célebre poema de Bertold Brecht para convocar a la movilización antifascista que salvara la democracia.

En nuestro caso son grupos de choque autodefinidos como "anarquistas"; sin embargo, este último domingo al agredir a dos reporteros y rociar a uno de ellos con bencina para dominar la calle de acuerdo a su exclusiva voluntad, asumen la misma conducta que han tenido grupos fascistas en otras oportunidades, así como ejecutan la misma brutalidad irracional con que una patrulla militar quemo a dos jóvenes que demandaban justicia y libertad en Chile en 1986. Estamos en presencia de un nuevo tipo de conducta, el anarcofascismo.

Hace ya años, que ocurre este intento de impedir que la izquierda que participa del gobierno de la nación, pueda manifestarse masivamente en las calles y ciudades del país. Se quiere impedir el ejercicio de sus derechos y libertades, acallarla, intimidarla, cercenarla en su convocatoria popular.

Los llamados "encapuchados" actúan de manera ruin y cobarde. Con el insulto, la pedrada, la molotov y la agresión física. Esta situación no debe prolongarse más. El Estado de Derecho democrático debe asegurar la paz y la tranquilidad del país.


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