HISTORIA
ALLENDE Y NERUDA, EN TINTA VERDE
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Fotografía de la Fundación Neruda |
Un nuevo ensayo presenta la relación y amistad entre el ex
presidente chileno el socialista Salvador Allende Gossens y el poeta comunista
Pablo Neruda que fue investigado y escrito por Abraham Quezada.
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Rocío Montes escribe en el diario español El País:
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Son probablemente dos de los personajes chilenos de mayor
relevancia en el siglo XX: el expresidente socialista Salvador Allende y el
Nobel Pablo Neruda, militante comunista. Nacidos con cuatro años de diferencia
—el escritor en 1904 y el mandatario, en 1908— ambos fueron comprometidos
hombres de izquierda, que cultivaron por décadas una relación poco explorada,
que solo terminó con sus respectivas muertes: la de Allende el mismo día del
Golpe de Estado de 1973 y la de Neruda, 12 días después en una clínica de
Santiago.
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“¿Cómo dos hombres de la misma generación, de orígenes
sociales distintos —Allende de la pequeña burguesía y Neruda de clase media
baja—, llegaron a defender con tanta fuerza una misma ideología política en los
años 70?”, es la pregunta central que intenta responder el autor, el
historiador chileno Abraham Quezada Vergara.
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El texto está lleno de detalles exquisitos y en uno de sus
capítulos presenta 15 cartas que intercambiaron entre 1969 y 1973, la mayoría
inéditas. Como la que escribió Neruda en septiembre de 1970, cuando Allende
ganó las elecciones presidenciales en su cuarto intento, que dan cuenta de un
nivel de cercanía total. “Querido Salvador: no he ido a felicitarte porque he
estado felicitándome. Supongo que desbaratamos la conspiración. Esto prueba que
hay que pegarles fuertes. Ya vendrá el momento”, escribió el poeta desde su
casa de Isla Negra, a unos cien kilómetros de Santiago, con su tradicional
lapicera de tinta verde. En esa carta el escritor le comenta al presidente
electo algunos detalles sobre la ceremonia de toma de posesión:
"…Deberíamos invitar a algunos intelectuales extranjeros al cambio de
mando. Para esto me gustaría conversar contigo, someterte una lista probable.
Pero habría que hacer invitaciones desde ahora o mandar alguien. Yo puedo
invitar por telegrama”. Neruda también aprovechaba para animar a Allende a
celebrar juntos las fiestas patrias chilenas: “El 18 comeremos un ciervo que
preparará Matilde. Si vienes con Tencha sería espléndido para celebrar un
triunfo a pleno ciervo. Abrazos entre los abrazos, Pablo”.
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"Querido Salvador: no he ido a felicitarte porque he
estado felicitándome".
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El autor Abraham Quezada Vergara |
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El presidente y el escritor, sin embargo, también tuvieron
importantes divergencias. La más relevante se produjo cuando Neruda era el
embajador del Gobierno de la Unidad Popular en Francia y pidió que su amigo, el
escritor Jorge Edwards, fuera trasladado a París para colaborar con él. Pero
Edwards había sido expulsado recientemente de Cuba, donde cumplía labores
diplomáticas, y Fidel Castro le pedía a Allende expulsarlo del servicio exterior.
Quezada relata que ante la negativa del presidente para trasladarlo, Neruda
amenazó con su renuncia. El socialista finalmente cedió: “Fue la única vez que
el poeta le torció la mano al mandatario”. En cualquier caso, los conflictos no
dañaron esta amistad, que tuvo como elemento clave la simpatía que la esposa de
Neruda, Matilde, le tenía a la de
Allende, Hortensia Bussi: “No era fácil incorporarse al círculo íntimo
nerudiano en ese momento, si no se contaba con la aprobación de Matilde”,
señala el autor.
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Para escribir el libro, Quezada buscó documentos en
diferentes lugares del mundo. El historiador señala que la carta fechada en
septiembre de 1970 se encontraba entre los documentos que una de las hijas del
presidente, Tati Allende, alcanzó a salvar después del Golpe y guardó durante
su exilio en La Habana, antes de quitarse la vida en 1977. El Gobierno cubano
los conservó durante décadas y entre 2008 y 2009 regresaron a Chile, a la
Fundación Allende. Desde entonces, relata Quezada, nunca habían salido a la luz
pública.
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En el mismo paquete de cartas salvadas se encontraba otra
que fue escrita por Neruda como embajador en Francia, cargo que asumió a
comienzos de 1971. En esa misiva el escritor informaba al presidente de una
oficina comercial ligada a las anteriores autoridades democristianas que, según
creía Neruda, podría haber encubierto una caja electoral. “Es altamente
irregular y debe ser saneada”, señalaba el Nobel. El escrito refleja un hecho
poco común en el servicio exterior: que un embajador le escribiera directamente
al mandatario, saltándose toda la línea de mando de la Cancillería. Neruda
remataba señalando que “esta carta es confidencial y para el uso personal del
compañero presidente”. “Van dos anexos importantes. Un gran abrazo para la Tencha
y para ti mis deseos mejores. No podríamos tener mejor Presidente. Pablo
Neruda”. El investigador señala que “el poeta solía terminar sus misivas
estimulándolo políticamente”.
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Existe una misiva importante, según el investigador, que
Neruda escribió el 3 de noviembre de 1972 y en la que le expone las gestiones
efectuadas respecto del embargo de cobre y el papel de la justicia francesa.
“El objetivo de esta carta es advertir de alguna manera lo peligroso de una
actitud cerradamente optimista ante las dificultades que aquí estamos viendo y
palpando cada día”, señala Neruda en un franco consejo político hacia el
presidente.
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Pero el libro también contempla cartas del jefe de Estado
hacia el poeta. Según Quezada, “la redacción y estilo epistolar de Allende es,
en general, de fraseos breves, pero emotivos”. "Cuando escribe a mano, lo
hace con una letra enmarañada, de difícil lectura, propia de un médico,
quedando la impresión que escribía como hablaba”. En junio de 1972, por
ejemplo, el jefe del Estado le escribe una carta que da cuenta de la
preocupación del entorno político por el delicado estado de salud que aqueja a
Neruda, radicado en París, con un cáncer de próstata. “Pienso sería bueno para
ustedes Isla Negra —el calor del pueblo, el Partido, el terruño— y los amigos
de siempre”, le aconsejó Allende en esta carta escrita de puño y letra.
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"El 18 comeremos un ciervo que preparará Matilde. Si
vienes con Tencha sería espléndido para celebrar un triunfo a pleno
ciervo"
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Neruda finalmente regresó a Chile en noviembre de 1972. La
última vez que se vieron antes del Golpe de Estado fue en julio del año
siguiente, para el 69º cumpleaños del poeta, su último aniversario. En esa
ocasión, el presidente le regaló una fotografía en la que aparecen juntos, que
dedicó con un bolígrafo de tinta verde, similar a la que usaba el poeta: “Para
Matilde y Pablo con el cariño y afecto del compañero presidente”. Dos meses
después, los dos estaban muertos. Ninguno llegó a ser testigo del destino
oscuro de Chile en los siguientes 17 años.
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El libro Pablo Neruda y Salvador Allende. Una amistad, una
historia, de la editorial RIL, está a
disposición de los interesados en la librería Estrofas del Sur. Ubicada en
Galería Veneto Providencia 1108, local 17 acera norte, a una cuadra de metro
Manuel Montt casi esquina de Miguel Claro. Teléfono: 7 901 36 76.
estrofasdelsur@gmail.com
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