CARACTERÍSTICAS DEL NUEVO PARADIGMA EMERGENTE
Por Leonardo Boff
Hoy se habla mucho
de la quiebra de paradigmas. Pero hay un gran paradigma, formulado hace ya casi
un siglo, que ofrece una lectura unificada del universo, de la historia y de la
vida. Nos atrevemos a presentar algunas figuras de pensamiento que lo
caracterizan.
1)
Totalidad/diversidad: el universo, el sistema Tierra, el fenómeno humano están
en evolución y son totalidades orgánicas y dinámicas construidas por las redes
de interconexiones de las múltiples diversidades. Junto con el análisis que
disocia, simplifica y generaliza, es menester elaborar la síntesis mediante la
cual hacemos justicia a esta totalidad. Es el holismo, no como suma, sino como
la totalidad de las diversidades orgánicamente interligadas.
2)
Interdependencia/re-ligazón/autonomía relativa: todos los seres están
interligados pues unos necesitan de otros para existir y coevolucionar. En
razón de este hecho hay una solidaridad cósmica de base que impone límites a la
selección natural. Pero cada uno goza de autonomía relativa y posee
sentido y valor en sí mismo.
3)
Relación/campos de fuerza: todos los seres viven en un tejido de
relaciones. Fuera de la relación no
existe nada. Junto con los seres en sí,
es importante captar la relación entre ellos. Todo está dentro de campos por
los cuales todo tiene que ver con todo.
4)
Complejidad/interioridad: todo viene cargado de energías en distintos grados de
complejidad e interacción. La energía altamente condensada y estabilizada se
presenta como materia y cuando está menos estabilizada como campo energético.
Dada la interrelacionalidad entre todos, los seres vienen dotados de
informaciones acumulativas, especialmente los seres vivos superiores,
portadores de código genético. Este fenómeno evolutivo viene a mostrar la
intencionalidad del universo apuntando hacia una interioridad, una conciencia
supremamente compleja. Tal dinamismo hace que el universo pueda ser visto como
una totalidad inteligente y auto-organizante. Cuánticamente el proceso es
indivisible pero se da siempre dentro de la cosmogénesis como proceso global de
emergencia de todos los seres. Esta comprensión permite plantear la cuestión de
un hilo conductor que atraviesa la totalidad del proceso cósmico que unifica
todo, que hace que el caos sea generativo
y el orden siempre abierto a nuevas interacciones (estructuras
disipativas de Prigogine). La categoría Tao, Javé y Dios hermenéuticamente
podrían llenar este significado.
5)
Complementariedad/reciprocidad/caos: toda la realidad se da bajo la forma de
partícula y onda, de energía y materia, orden y desorden, caos y cosmos y, a
nivel humano, en forma de sapiens y de demens. Tal hecho no es un defecto, sino
la marca del proceso global. Pero son dimensiones complementarias.
6) Flecha del
tiempo/entropía: todo lo que existe, pre-existe y co-existe. Por lo tanto la
flecha del tiempo confiere a las relaciones carácter de irreversibilidad. Nada
puede ser comprendido sin una referencia a la historia racional y a su
trayectoria personal. Está abierto al
futuro. Por eso ningún ser está listo y acabado, sino que está cargado de
potencialidades. La armonía total es
promesa futura y no celebración presente. Como bien decía el filósofo Ernst Bloch: “el génesis está al
final y no al comienzo”. La historia
universal cae bajo la flecha termodinámica del tiempo, es decir: en los
sistemas cerrados (los bienes naturales limitados de la Tierra) al lado de la
evolución temporal se debe tomar en
cuenta la entropía. Las energías se van
disipando irremediablemente y nadie puede nada contra ellas. Pero el ser humano
puede prolongar las condiciones de su vida y las del planeta. Como un todo, el
universo es un sistema abierto que se autoorganiza y continuamente transciende
hacia niveles más altos de vida y de orden. Estos escapan de la entropía
(estructuras disipativas de Prigogine) y lo abren a la dimensión del Misterio
de una vida sin entropía y absolutamente dinámica.
7) Destino
común/personal: Por el hecho de tener un origen común y de estar todos
interligados, todos tenemos un destino común en un futuro siempre en abierto.
Dentro de él se debe situar el destino personal y de cada ser, ya que en cada
ser culmina el proceso evolutivo. Como será este futuro y cual será nuestro
destino terminal caen en el ámbito del Misterio y de lo imprevisible.
8) Bien
cósmico/bien común particular: El bien común no es solo humano sino de toda la
comunidad de vida, planetaria y cósmica. Todo lo que existe y vive merece existir, vivir y convivir. El
bien común particular emerge a partir de la sintonía con la dinámica del bien
común universal.
9)
Creatividad/destructividad: El ser humano, hombre y mujer, en el conjunto de
los seres relacionados y de las
interacciones, posee su singularidad: es un ser exstremadamente
complejo y co-creativo porque interviene en el ritmo de la naturaleza. Como
observador está siempre interactuando con todo lo que está a su alrededor y
esta interacción hace colapsar la función de onda que se solidifica en partícula material
(principio de indeterminación de Heisenberg). Él entra en la constitución del
mundo tal como se presenta, como realización de probabilidades cuánticas
(partícula/onda). Es también un ser ético porque puede pesar los pros y los
contras, obrar más allá de la lógica de
su propio interés y en favor del interés de los seres más débiles, como puede
también agredir a la naturaleza y destruir especies (nueva era del
antropoceno).
10) Actitud
holístico-ecológica/antropocentrismo: La actitud de apertura y de inclusión
irrestricta propicia una cosmovisión radicalmente ecológica (de
panrelacionalidad y religación de todo), superando el antropocentrismo histórico. Favorece además
que seamos más singulares y al mismo tiempo, solidarios, complementarios y creadores. De esta manera estamos en sinergia
con todo el universo, cuyo término final se oculta bajo el velo del Misterio
situado en el campo de la imposibilidad humana. Lo posible se repite. Lo imposible
sucede: Dios.
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