CUBA-EE UU
CERRANDO EL PRIMER CÍRCULO
"Que Cuba se abra al mundo y el mundo se abra a Cuba" (Papa Juan Pablo II, La Habana 21 de
enero de 1998)".
En el conflictivo año
de 1960, las relaciones entre el gobierno de los Estados Unidos y el
régimen revolucionario cubano liderado por Fidel Castro, fueron empeorando en
un curso de gradual fatalidad. La
llegada a Cuba del Primer Ministro Alterno de la Unión Soviética, Anastas
Mikoyan, un veterano bolchevique de tiempos revolucionarios, el 4 de febrero de
1960 recibió una lectura hostil en Washington conducente al rechazo de la nota
diplomática cubana del 29 de febrero.
El empeoramiento de las relaciones se aceleró a partir del 7 de junio 1960, cuando las refinadoras petroleras
Esso, Texaco, y la británica Shell rehusaron refinar petróleo crudo de
procedencia rusa; el gobierno cubano respondió nacionalizando las tres
refinerías el 28 de junio. El 3 de julio el Congreso de Estados Unidos
autorizó cancelar la compra de las 700.000 toneladas de azúcar pendientes de la
cuota anual comprada en Cuba, actuando con base en la decisión del Congreso, el
Presidente Eisenhower canceló la compra del remanente en la cuota de azúcar el
7 de julio; el régimen cubano respondió nacionalizando todas las empresas
agroindustriales propiedad de estadounidenses el 6 de agosto, ampliando la
expropiación a todos los bancos americanos en Cuba el 17 de septiembre.
En un giro diplomático y político de la situación, hablando
ante la Asamblea General de las Naciones Unidas el 26 de septiembre, Fidel
Castro fue duramente crítico de las políticas de los Estados Unidos hacia Cuba,
en un largo discurso aplaudido por Nikita Kruschev presente en la
Asamblea. Otra variable fue la
declaración del Departamento de Estado del 30 de septiembre, advirtiendo a sus
ciudadanos contra viajes a Cuba, y urgiendo a los americanos residentes en la
isla a enviar sus mujeres y dependientes de vuelta a casa.
Uno de los golpes definitivos en el desarrollo de la crisis
llegó el 19 de octubre de 1960, cuando el gobierno del Presidente Dwight
Eisenhower impuso un embargo comercial y financiero a Cuba, prohibiendo todas
las exportaciones excepto alimentos y medicinas. Este factor de la relación bilateral
americano-cubana continúa vigente, reforzado por el Acta por la Democracia y la
Libertad en Cuba, patrocinada por el Senador Republicano Jesse Helms, aprobada
en el Congreso de Estados Unidos en marzo de 1995 y luego firmada por el
Presidente Bill Clinton; esta legislación marcada por un proyecto buscando
micromanejar el desarrollo de las relaciones con Cuba, imponiendo numerosas
condiciones y exigencias de estricto cumplimiento, traslada al Congreso la
autoridad antes presidencial para decidir sobre continuidad o fin del embargo.
Interesado en su reelección, buscando complacer al
electorado del Estado de Florida especialmente los cubano-americanos, el
Presidente Clinton cometió el gravísimo error de abdicar su autoridad
presidencial, dejando en manos del Congreso el destino del embargo comercial y
financiero.
Hacia fines de 1960, la diplomacia entre Estados Unidos y
Cuba había entrado en crisis terminal.
En un discurso el 2 de enero de 1961,Fidel Castro exigió la reducción
del personal de la Embajada de Estados Unidos, pretendiendo dejarla reducida a
dimensiones consideradas ridículas por el gobierno americano. El 3 de enero de 1961 se anunció en Washington la suspensión de
relaciones diplomáticas con Cuba, mantenida sin mayores alteraciones hasta
abril de 1977 cuando el gobierno del Presidente Jimmy Carter propuso un cambio
de potencial significativo, la apertura de Secciones de Interés de los Estados
Unidos en Cuba adscrita a la Embajada
Suiza en Washington y a la Embajada de la entonces
Checoeslovaquia; la propuesta fue aceptada y en septiembre de 1977 se produjo el
intercambio de Jefes de la respectiva Sección de Interés con rango de embajadores, Wayne S. Smith en
La Habana y Ramón Sánchez Parodi en Washington.
Parecía promisorio, pero la entrada de Cuba en la guerra civil de Angola, bajo los designios de la Unión Soviética, derrumbó las perspectivas, de todas maneras se mantuvo
la formalidad, en algunas circunstancias fue útil.
Habrían de pasar treinta y siete años para llegar a cambiar
sustancialmente la situación. El
miércoles 17 de diciembre, en anuncio conjunto en La Habana y Washington DC,
Raúl Castro y el Presidente Barack Obama daban por terminados cincuenta y tres
años de confrontaciones y mutuos rechazos al informar de la reanudación de
relaciones diplomáticas entre ambos países, intercambio de delegaciones
encabezadas por funcionarios de alto nivel para negociar los detalles, y
algunas decisiones importantes. El
Presidente Obama, si bien consciente de las limitaciones impuestas en el
Acta por la Democracia y la Libertad en
Cuba, actuando en el ejercicio de su autoridad presidencial anunció permisos a bancos americanos para
operar con bancos cubanos, autorización a ciudadanos americanos para usar
tarjetas de crédito y débito en Cuba, duplicación de los montos límites de las
remitencias en dólares desde Estados Unidos a Cuba,
ampliación de las categorías de personas autorizadas a viajar a
Cuba, autorización a las empresas del
sector agroindustrial para negociar ventas de alimentos y equipos agrícolas,
intercambio de prisioneros designados por ambos gobiernos en el rango de espionaje y actividades tangenciales. Estas medidas son importantes, implican cambios creando una nueva realidad y un nuevo
marco en la relación bilateral. El
gobierno cubano, al liberar a cincuenta y tres prisioneros políticos y aceptar futura supervisión de Naciones
Unidas y de la Cruz Roja Suiza, reconoció la existencia del presidio político.
Ahora viene la implementación, los problemas estarán
predeciblemente mas en los Estados Unidos que en Cuba. En enero de 2015 asume un Congreso
controlado por el Partido Republicano en ambas cámaras, los líderes de ese
partido se han manifestado duramente críticos del Presidente Obama y su
normalización de relaciones diplomáticas con Cuba; uno de esos líderes, el
Senador Marco Rubio del Estado de Florida, hijo de exiliados políticos cubanos,
está en línea para el cargo de
Presidente del Subcomité del Hemisferio Occidental / Chairman, US Senate
Western Hemisphere Subcommitee , tendrá a su cargo las audiencias en la designación del primer
Embajador en Cuba en mas de cincuenta y tres años.
Iglesia y Papa Francisco
Al hacer el anuncio simultáneo, ambos gobernantes Raúl
Castro y Barack Obama, tuvieron palabras de agradecimiento por la participación
del Papa Francisco, en las negociaciones confidenciales conducentes a la
normalización de relaciones diplomáticas.
Después de recibir al Presidente Obama en la Santa Sede el pasado marzo,
el Papa Francisco dirigió cartas personales a los dos gobernantes instándolos a
perseverar en las negociaciones en la perspectiva de generar cambios en tan
prolongado extrañamiento.
Simultáneamente, la diplomacia vaticana, por intermedio del
Secretario de Estado de la Santa Sede Cardenal Pietro Parolin, había iniciado
contactos confidenciales con el Embajador americano Kenneth Hackett, mientras
se articulaban con el mismo propósito varias
visitas de miembros de la Jerarquía eclesiástica a La Habana.
En este marco tuvo singular importancia la figura del Arzobispo de La
Habana, Cardenal Jaime Ortega, quien tuvo una primera reunión con el Papa
Francisco para tratar el tema en noviembre
de 2013. Mientras eso sucedía en Roma, las partes a las negociaciones
acordaron aceptar la oferta del gobierno de Canadá de reunirse en ese país por
razones de seguridad y confidencialidad.
.
En el curso de las tratativas, el Cardenal Ortega volvió a reunirse con
el Papa Francisco el 5 de abril de 2014; en este contexto, el Papa designó al
Cardenal Ortega su representante personal en las festividades del 350 aniversario de la primera diócesis en
Norteamérica fuera de México, la de Notre Dame de Quebec, dando al Cardenal
Ortega la excusa perfecta justificando
varios viajes entre La Habana y Canadá,
celebró misa en la Catedral de Notre Dame de Quebec el 14 de septiembre, habló
ante la Conferencia de Obispos de Canada reunida en asamblea, y bajo los
discretos auspicios del Arzobispo de Quebec conversó con altos cargos de la
diplomacia canadiense, luego de breve
estadía en La Habana viajó a Roma
reuniéndose con el Papa Francisco el 3 de octubre pasado.
En otra dimensión, el Arzobispo Kurtz, Presidente de la
Conferencia de Obispos de Estados Unidos, se reunió con el Presidente Obama el
miércoles 17 en la Casa Blanca, un poco antes del anuncio. Según venga la mano con los líderes
republicanos, los obispos y su aparato institucional podrían tener un rol
significativo en impulsar la normalización diplomática anunciada por el
Presidente Obama.
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