MEDICINA NATURAL
OTRO REGALO DE TENER SALUD
OTRO REGALO DE TENER SALUD
Por Carlos Padilla
“Lo he probado todo y no consigo adelgazar”
Si está intentando perder peso, quizá haya
pronunciado alguna vez esa frase. Si es así, seguramente le falta un elemento
clave.
Puede que sea que no cuente con una buena flora
intestinal.
Durante mucho tiempo se ha pensado que la flora
intestinal servía fundamentalmente de refuerzo para las defensas y,
efectivamente, garantiza el 80 % de sus defensas inmunitarias. Que no es poco.
(1)
Se han hecho progresos científicos en este campo
y, recientemente, los investigadores han descubierto que la flora intestinal
también incide sobre el control del peso.
Esta semana me gustaría hablarle del Lactobacillus gasseri, una
bacteria probiótica que cuenta con propiedades muy interesantes, pero que pese
a ello es bastante desconocida. Los investigadores han podido observar que
dotar a su flora intestinal de Lactobacillus
gasseri (o L. gasseri) puede ayudarle a
perder los kilos de más.
Con frecuencia, la bacteria L. gasseri se ve eclipsada por su primo el Lactobacillus casei (o L.
casei), que encontramos en los productos lácteos fermentados a la venta en
supermecados (tipo Actimel).
La mayoría de las bacterias probióticas, como el L. casei, se utiliza para mejorar
las defensas inmunitarias. Sin embargo, esto está cambiando.
Los investigadores punteros están constatando
que la composición de la flora intestinal es la responsable de la obesidad y la
diabetes de tipo 2.
Flora intestinal y sobrepeso
.
En materia de tratamientos para la obesidad y
la diabetes de tipo 2 hay una revolución en ciernes. Los investigadores
consideran que la introducción de bacterias beneficiosas en el intestino podría
resultar clave para tratar la obesidad.
Nuestro sistema digestivo alberga cerca de 500
especies diferentes de microorganismos que participan en la digestión y la
inmunidad. ¡Hay miles de millones de ellos! Conforman un ejército de billones
de microorganismos que pueblan su intestino y que, día y noche, lo protegen, lo
limpian e impiden que las bacterias y levaduras nocivas se desarrollen y les
quiten el sitio.
Para que se haga una idea, su cuerpo contiene
diez veces más de estos microorganismos que de células, es decir, 100 billones
–nada menos que 14 ceros–. (1)
A este inmenso ejército lo llamamos “flora
intestinal”.
Usted debe cuidar su flora intestinal con la
ingesta de alimentos sanos, además de repoblarla con cierta regularidad. De lo
contrario, su flora se convertirá en un refugio para organismos nocivos que le
provocarán estreñimiento, flatulencias, diarrea, inflamaciones de diverso tipo,
alteraciones cutáneas, ganas de dulce, sobrepeso y cambios de humor. Además,
una flora en mal estado también puede generar enfermedades más graves como
colon irritable, diarrea con sangre, cáncer de colon, diabetes de tipo 2 u
obesidad.
Se calcula que una flora intestinal en estado
óptimo debe contener un 85 % de bacterias buenas y un 15 % de bacterias malas.
Exceso de pasta, pizzas y
azúcares
.
El problema fundamental de la alimentación
básica moderna reside en que degrada la flora intestinal al reducir su
diversidad y potenciar la proliferación de microorganismos muy nocivos. Los
antibióticos agravan estos efectos, ya que destruyen las bacterias beneficiosas
que viven allí desde que usted nació y hacen que proliferen los microorganismos
indeseados.
En nuestra sociedad, el gluten, que encontramos
en el pan, la pasta y las pizzas, a menudo se digiere mal y puede provocar una
inflamación crónica del intestino, que a su vez es síntoma de un debilitamiento
de la flora intestinal.
La acción del gluten puede compararse con una
fricción constante de la pared interna de su intestino con un papel de lija,
que va destruyendo la mucosa que protege la pared. Esta mucosa se compone de miles
de millones de bacterias únicas, que se encargan de poner orden en su intestino
para mantenerlo limpio y sano.
La pared de su intestino se vuelve entonces
porosa y deja que todo tipo de sustancias nocivas pasen a la sangre, lo que
provoca innumerables alteraciones, entre otras una aceleración de la
acumulación de grasas.
Todos los alimentos azucarados o que se
transforman rápidamente en azúcar también resultan nefastos para su flora
intestinal. Tal es el caso de la glucosa de las patatas, la fructosa de los
zumos de fruta y la lactosa de los productos lácteos. Todos ellos favorecen la
proliferación de una flora fúngica (hongos) que altera la inmunidad y conlleva
una mayor exposición a la diabetes, la obesidad, los accidentes
cardiovasculares y algunos tipos de tumores.
El desequilibrio de la flora intestinal puede
provocar sobrepeso o dificultar la pérdida de peso. En numerosos estudios se ha
observado que la flora de las personas obesas tenía una composición diferente a
la de personas delgadas. (1)
.
El L. gasseri le ayuda a perder esos kilos de más
.
Unos investigadores japoneses han llevado a
cabo un estudio cuyo objetivo consistía en evaluar el impacto del probiótico Lactobacillus gasseri en la obesidad. Llevaron a cabo un
ensayo clínico aleatorizado doble ciego enfrentado a placebo en varios centros
clínicos sobre un total de 87 individuos con exceso considerable de grasa
abdominal. Tras 12 semanas, los individuos que siguieron el tratamiento con L. gasseri habían perdido de media un 4,6 % de su
grasa abdominal y un 3,3 % de su grasa subcutánea. Además, habían perdido un
1,4 % de su peso y reducido un 1,8 % el contorno de su cintura. (2)
El L.
gasseri también permite que
se modifiquen las señales químicas que provienen del sistema digestivo para
cambiar de este modo el tratamiento de la grasa en el cuerpo.
Este estudio confirma los resultados de un
ensayo anterior que había demostrado la eficacia del L. gasserien la disminución de
los niveles de grasa en animales. (1)
Desde luego, el L. gasseri no es la panacea para adelgazar. Los
resultados están ahí, pero no son ni mucho menos milagrosos. No espere
adelgazar de la noche a la mañana gracias a este probiótico.
No obstante, sumado a una alimentación sana y a
actividad física, el probiótico L.
gasseri puede marcar la
diferencia. Está claro que si mantiene una alimentación sana y hace ejercicio
pero, pese a todo, sigue sin ver los efectos en su báscula, el L. gasseri puede ser el desencadenante que le
haga perder sus kilos de más.
También ha quedado claro que una flora
intestinal mal cuidada no puede funcionar correctamente. Sería como tratar de
subir una colina en bici sin poder cambiar de marcha: más valdría bajarse y
empujar la bici a pie. Sin embargo, si su bici está en buen estado y le permite
cambiar a marchas más cortas, podrá ascender a la colina bastante más rápido
que andando.
Del mismo modo, podrá tener la flora intestinal
a su favor o en su contra, en función del cuidado que le dedique.
Una buena flora intestinal puede ayudarle en la
digestión, aportarle los nutrientes y las vitaminas necesarias, mejorar su
metabolismo para almacenar menos grasas y protegerle contra virus, hongos,
bacterias malas y contra las enfermedades que están al acecho.
Una flora intestinal en mal estado no sólo le
dejará sin defensas frente a ataques externos, sino que también entorpecerá su
digestión, con un incremento del riesgo de estreñimiento, diarrea, etc. Pero,
sobre todo, permitirá que bacterias nocivas, levaduras, hongos oportunistas y
patógenos (Candida albicans) proliferen en su intestino, ya que tienen
garantizado el calor, el alimento y la protección que necesitan.
Resulta por tanto fundamental que proteja su
flora intestinal
Si se asegura de que su tubo digestivo esté bien
poblado de L. gasseri,
conseguirá reequilibrar su flora intestinal y mejorar su metabolismo. El L. gasseri hace que la mucosa intestinal sea
menos permeable a microorganismos patógenos y modifica las señales químicas que
gestionan la grasa por todo el cuerpo, lo cual favorece la pérdida de peso.
El probiótico de la leche materna
El L.
gasseri ya era conocido como
probiótico para el refuerzo de las defensas inmunitarias. Se realizó un ensayo
clínico aleatorizado doble ciego frente a placebo en 44 niños con alergias. Los
niños que recibieron los probióticos experimentaron una aceleración de su
reacción inmunitaria a las alergias y su salud mejoró. (4)
El L.
gasseri forma parte de las
bacterias esenciales que garantizan la calidad de la flora intestinal y que
además fortalecen la salud en sentido amplio. Tiene su origen en la leche
materna. Si al nacer usted tuvo la suerte de alimentarse de leche materna, el L. gasseri se habrá instalado en su intestino
desde que era un bebé. De hecho, se sabe que los niños que han sido amamantados
tienen menos propensión al sobrepeso.
Para aquéllos que no hayan tenido esta suerte,
se recomienda encarecidamente que se sometan a un buen tratamiento de L. gasseri en forma de probiótico para
introducirlo de forma duradera en su intestino. Si se cuida, podrá beneficiarse
de la multitud de efectos positivos del L.
gasseri.
Su flora intestinal es herencia de su madre, así
es la naturaleza. Antes de nacer, el tubo digestivo es estéril, pero al salir
del vientre materno, la flora vaginal de su madre puebla su intestino. Después,
la leche materna le procura otras bacterias probióticas indispensables como el L. gasseri.
Hoy en día, las cesáreas y los biberones de
leche pasteurizada hacen que a menudo no sea la madre quien garantice este
poblamiento temprano. Con la cesárea, se salta la etapa de colonización a través
de la flora vaginal y, si además el recién nacido no es amamantado, tampoco
obtiene esas bacterias maternas buenas que deberían poblar su intestino.
Al final son las bacterias agresivas de los
hospitales o el aire viciado de nuestras ciudades los que se encargan de hacer
el trabajo. Esto ayuda a entender mejor la llegada de nuevas generaciones de
niños frágiles, alérgicos y asmáticos.
Tomar L.
gasseri es por tanto una
forma de reconstruir la flora intestinal sana y sólida.
.
El problema de los probióticos por vía oral
.
Cuando se ingieren probióticos, lo lógico sería
pensar que pasarán por su sistema digestivo para proliferar en su intestino.
Pero en realidad les espera un camino tortuoso.
Las bacterias probióticas sufren los ataques
ácidos de las enzimas de la saliva y del estómago. La mayoría de las bacterias
desaparece y las que sobreviven ya no tienen la posibilidad de instalarse en el
intestino una vez superada la barrera del estómago.
Por ello resulta esencial escoger una bacteria
probiótica capaz de resistir la barrera digestiva ya que, de lo contrario, el
tratamiento no reforzará su flora intestinal.
Para simular los ataques ácidos, unos
investigadores del Agroscope de Berna (organización gubernamental suiza
dedicada a la investigación alimentaria y ambiental) dispusieron una cepa de L. gasseri en una solución de sal biliar al 0,3%
durante tres horas. Al término del experimento, las bacteriasL. gasseri habían sobrevivido. También expusieron
la cepa de L. gasseri a un medio ácido en el que el PH era
igual a 3 durante tres horas y constataron que la población de bacterias se
había reducido a la mitad, lo que es una buena proporción. (5)
Estos mismos investigadores llevaron a cabo un
estudio en unos cochinillos a los que dieron L.
gasseridurante dos semanas. Como esta bacteria proviene de la leche humana,
resulta completamente extraña a la especie porcina. Al examinar sus heces tras
la ingesta, los investigadores hallaron residuos de la cepa de L. gasseri, incluso una semana
después del tratamiento, lo que es una prueba más de que las bacterias habían
sobrevivido a la digestión. (6)
En consecuencia, el L. gasseri es un probiótico que podrá tomar con
la seguridad de que conseguirá reforzar su flora intestinal.
Si quiere tener mas información escribanos a
ceoschile@gmail.com
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