ECONOMÍA Y FINANZAS
EL DÓLAR Y LA CONCENTRACIÓN ECONÓMICA, ARMAS DE DESTRUCCIÓN MASIVA
Por Mario Briones R.
Recientemente
la oficina de Análisis Financiero, del Departamento del Tesoro de EE UU., advirtió que “el sistema es vulnerable a
situaciones que producen las fuerzas del
mercado, debido a los cambios en la negociación y la alta volatilidad que
producen los inversionistas”. Es una clara advertencia a riesgos que pueden irrumpir sin mayor aviso y nos
deben alertar, por ejemplo, en los US$ 700 millones de millones estimados, invertido en derivados.
Partamos por
el Petróleo, que es el último efecto de la crisis. La caída del precio se
inició a mediados de Junio del 2014 a partir de un barril a US$ 107, llegando en estos días a US$
68.
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Si consideramos como efectivo el crecimiento de Estados Unidos y que la
baja del petróleo ayudará a dicho país y a muchos otros, existen factores negativos
a considerar, como las grandes pérdidas de las petroleras. Por ejemplo, la
petrolera Exxon sufre hoy una pérdida en bolsa
de US$ 400.000 millones de dólares. Si el
barril de petróleo baja a US$ 60, el “fracking” (2) en Estados Unidos y en países,
como Canadá, México, etc., deja de ser una fuente viable de energía y
propiciará el regreso a precios más altos, en un contexto de mayor demanda y
escasez.
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Además de las caídas en las grandes empresas de petróleo, existen
inversiones en perforaciones de pozos, aún no productivos, con cientos de miles
de millones de dólares apalancados con deudas bancarias que corren el riesgo de impagos. También se está
afectando a los fabricantes de equipos de minería y productos químicos. Si las
tendencias de precios a la baja aumenta y se mantienen en el tiempo, existe un
alto riesgo de una caída más permanente de la producción de petróleo por
desinversión de las petroleras, lo que volverá a elevar los precios del barril
por reducción de la oferta, quizás a precios superiores que en el pasado, hasta que se
restablezca el equilibrio de precios entre inversión y demanda, sin considerar
el factor especulativo que tiende a re-orientar los precios.
La otra arista en la baja del precio del petróleo es el desequilibrio del presupuesto
en los países petroleros, algunos de ellos muy gravitantes, como Rusia, que tiene
déficit a partir de precios inferiores a US$ 100 el barril y genera problemas
de pagos con dólares necesarios para las transacciones que se pagan en dicha
moneda. De un año a otro pueden ajustar el presupuesto, pero eso implicará
menor inversión y una fuerte baja en el gasto público y privado.
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La pregunta que surge es, ¿Qué cambios ocurrieron para que el precio del petróleo
cayera a menos de US$ 70 el barril, e incluso que pueda llegar a US$ 30 o 40?
La primera respuesta es, que estamos en
una crisis económica
mundial más severa de lo que se conoce, y tangencialmente colabora
la postura de Arabia Saudita de quebrar
el “fracking” en EE UU., lo cual se
logra con un barril a menos US$ 70, tal cual ya está ocurriendo.
Sabemos que las fuertes alzas del petróleo de mediados de
los años 70´s, generaron graves
problemas y recesión en la economía mundial, ¿Puede una rápida disminución del precio del
petróleo, provocar el efecto contrario, un auge en las economías? En el corto
plazo es posible, pero en el mediano plazo aparecerán numerosas actividades y
países con efectos negativos, porque están amarrados al petróleo y al dólar,
por consiguiente, la norma de que cuando
baja el petróleo, sube el dólar, producirá escases de dólares y propiciara más
y nuevos acuerdos energéticos pagados con otras monedas, elevando la tensión
geopolítica por el factor hegemonía que está detrás de todo esto.
Los resultados positivos de EE UU en los últimos días se refieren a un
aumento de la productividad de 2,3% en el sector no agrícola para el 3er
trimestre 2014, y los costos laborales unitarios se redujeron 1 %, (tasa anual
desastacionalizada). En la industria
manufacturera, la productividad aumentó un 2,9 % y los costes laborales
unitarios se redujeron un 1,3 % y la tasa de desempleo bajó a 5,8 %, (aunque
existe un desempleo en USA más profundo que se estima en 11 %). El empleo aumentó en los servicios de
alimentación y expendios de bebidas, comercio minorista y servicios de salud, y
no significan empleos permanente ni de
calidad. Los precios de
la demanda final se redujeron un 0,1 % en septiembre y se mantuvieron sin
cambios en agosto. En octubre, el índice de servicios de demanda final avanzó
un 0,5 % y los precios de los bienes finales de la demanda bajaron un 0,4 %.
Los precios de exportación de Estados Unidos cayeron un 1,0 % en octubre,
después de haber disminuido un 0,4 % en septiembre. La simple revisión de estas
cifras muestra que hay de dulce y agraz.
El resto del mundo no está comprando y además se aprecia que caen las
ventas minoristas en USA. El “Black
Friday” no fue el día de ventas
minoristas de gran éxito que se esperaba, cayó un 11 %, a pesar del estudio de mercado realizado por la
empresa Accenture antes del fin de semana, que vaticinaba un entusiasmo de los consumidores, en su nivel
más alto en ocho años. De acuerdo a la Federación Nacional de Minoristas en
EEUU (NRF, por sus siglas en inglés),
calculó que hubo 5.3 % menos compradores que el año pasado y tal como
expresamos, la venta bajó un 11%.
Los nubarrones negros de Estados Unidos, pueden
venir en el mediano plazo por la falta de confianza en el dólar. Las
desventajas que impone el dólar, operado por la FED, acelerara el cambio del
dólar como medio de pago hacia otras monedas, en las operaciones de petróleo y
comercio. Si se mantiene en alza el dólar, encarecerá las exportaciones desde
dicho país, y aunque puede ayudar a
otros países a exportar hacia EE UU., no necesariamente será así, si el factor
salario se mantiene estancado y frenando la demanda. La capacidad de endeudamiento está agotada a
todo nivel y se desconoce el valor de los activos de la banca y el riesgo
implícito en los derivados, activos con cifras realmente monstruosas, que algunos economistas estiman en US$ 700
millones de millones a US$ 1.000 millones de millones de dólares. Tampoco da confianza la colosal cifra de liquidez, que se estima en aproximadamente US$ 10,8 millones de millones en depósitos de las empresas y la banca de norteamericana, como
parte de la acumulación de los US$ 4.5 millones de millones emitidos por la FED,
alentando subir las tasas.
El
esfuerzo del Banco de Japón para debilitar el yen es un enfoque de empobrecer
al vecino lo que está induciendo reacciones políticas a través de Asia y de
todo el mundo. El Banco de Japón esperaba que la base monetaria, que a finales
de 2012 llegaba a ¥ 138 billones (USD$ 1.408 mm)-, alcance ¥ 200 billones en
2013 y ¥ 270 billones en 2014 (USD$ 2.755 mm). La expansión del banco central
sería entonces de ¥ 123 billones, equivalente a USD$1.347 miles de millones, el
23% del PIB japonés. La nueva expansión acordada acelerara las
compras de bonos soberanos japoneses para que aumenten a un ritmo anual de ¥ 80 billones de
yenes más, (US$ 723.400 millones de dólares).
Los bancos
centrales de China, Corea del Sur, Taiwán, Singapur y Tailandia, temerosos de
perder competitividad frente a Japón, se están relajando con sus propias
políticas monetarias, las que acentuarán más. El Banco Central Europeo y los
bancos centrales de Suiza, Suecia, Noruega y algunos países de Europa Central
son propensos a adoptar la flexibilización cuantitativa o utilizar otras
políticas no convencionales para evitar la apreciación de sus monedas. Los
ciudadanos norteamericanos pronto se darán cuenta que viajar al resto del mundo
les resultará muy conveniente por un
dólar sobrevalorado, precio que para el resto del mundo representa duda y ninguna
garantía de conservación de su valor intrínseco. Si EE UU., entra en cesación
de pagos, tendría que volver a imprimir dólares, lo que sería catastrófico si
el mercado advierte la severa pérdida de
valor de cambio en dicha moneda, y es lo que ha obligado al resto del mundo a sostener
el dólar, por ahora.
Estas son las
grandes cifras en dólares, yenes, euros y con bolsas que suben “drogados” por
las políticas laxas de los Bancos Centrales que intentan crear una ficticia recuperación
de la economía, lo que se agravará en EE UU., por un
discurso del Partido Republicano, que domina
el Congreso, hablando de los ideales libertarios y culpando sólo al Gobierno del
problema, y que el sector privado jamás es el problema. Sin embargo, es el
sector privado quien dirige en gran parte al Gobierno a través de megas
empresas, como Google o Goldman Sachs por sus enormes tamaños y monopolios,
dirigiendo los servicios centrales del Estado como si fueran el propio Gobierno.
Este fenómeno se advierte también en Chile y lo vemos expresado en un lenguaje muy
agresivo y hasta facistoide en personajes tales como Matthei, Silva, Kast, etc., que defienden
la concentración económica del sector más rico de Chile.
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Según el economista Thomas Piketty (1), la teoría de Kuznets de 1955, “que la
desigualdad del ingreso se ve destinada a disminuir en las fases avanzadas del
desarrollo capitalista, sin importar las políticas seguidas o las
características del país”, no se cumplió, porque él vio la época dorada después
de la II GM. Concretamente, el 10% de
los estadunidenses más ricos, a fines de la década de 1940, obtuvo un ingreso aproximado
del 30-35% del producto nacional. “La
disminución, en más de diez puntos del
producto nacional, de las desigualdades en los ingresos se produce en casi
todos los países ricos entre 1914 y 1945, es ante todo, producto de las guerras
mundiales y de los violentos choques económicos y políticos que éstas
provocaron, afectando las fortunas de los más ricos”.
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“Desde la década de 1970 la desigualdad creció significativamente en los
países ricos, sobre todo en los Estados Unidos, donde en la década de 2000-2010
la concentración de los ingresos superó todos los niveles anteriores conocidos.
El crecimiento moderno y la difusión de los conocimientos permitieron evitar el
“apocalipsis marxista”, más no
modificaron las estructuras profundas del capital y de las desigualdades, o por lo menos
no tanto como se imaginó en las décadas optimistas, posteriores a la segunda
Guerra Mundial”.
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“Cuando la tasa de rendimiento del
capital supera de modo constante la tasa de incremento de la producción y del
ingreso, lo que sucedía hasta el siglo XIX y amenaza con volverse la norma
en el siglo XXI, el capitalismo produce
mecánicamente desigualdades insostenibles, arbitrarias, que cuestionan de modo
radical los valores meritocráticos en los que se fundamentan nuestras sociedades
democráticas”. T. Piketty.
Si ocurre un colapso mundial, el dólar se perderá como medio de pago y la concentración económica no podrá
sostenerse en los términos que conocemos hoy.
Mario Briones R.
(1) “El capital
en el siglo XXI” de Thomas Piketty, fue elegido como el libro del año por el
diario Financial Times).
(2) El fracking o fractura hidráulica es una técnica para posibilitar o aumentar la extracción de gas y petróleo del subsuelo. Consiste en la inyección concentrada en la tierra, de agua, arena y productos químicos para provocar el flujo de gas, existentes en el sustrato rocoso que encierra el gas o el petróleo y favoreciendo su salida al exterior. Habitualmente el material inyectado es agua con arena, aunque ocasionalmente se pueden emplear espumas o gases. Se estima que esta técnica está presente en aproximadamente el 60% de los pozos de extracción actualmente en uso. Debido al aumento del precio de los combustibles fósiles, que ha hecho económicamente rentables estos métodos, se está popularizando su empleo en estos últimos años, especialmente en los EE.UU. Esta técnica se empezó a extender en EE UU hace diez años, pero su uso ya se está expandiendo en Europa y el resto del mundo.
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