EE UU
ORÍGENES, ANDANZAS Y DESGRACIAS DE LA CIA
Por Martín Poblete
Nada como el destape de presuntas ilegalidades y violaciones
a los estándares de los derechos humanos, civiles y políticos, en operaciones
de la CIA -U.S. Central Intelligence
Agency)- para provocar altas mareas con
visos de escándalo en los medios, electrónicos y escritos, a escala global.
Después de cinco años de trabajo, el personal profesional de
militancia Demócrata en el Comité de Inteligencia del Senado de Estados Unidos,
produjo un informe de 528 páginas
resultado de archivo y evidencia acumulada de mas de seis mil páginas,
la mayor parte clasificadas.
.
La circunstancia del informe provocó inmediatas acusaciones que denunciaron el carácter partidista y presuntivamente sesgado de sus
conclusiones. Esta ha sido la línea desde diversas fuentes ligadas al Partido
Republicano y especialmente de parte de personeros en el gobierno del presidente George W. Bush, como el ex-vicepresidente Dick Cheney, que ha sido
particularmente crudo en sus opiniones al respecto.
Prisión de Guantánamo
El informe, en algunos pasajes puede ser emocionalmente
difícil de leer, describe arbitrarios
niveles de brutalidad, deshonestidad, y actos de violencia en diversas formas
cometidos contra prisioneros indefensos a merced de sus captores/interrogadores; todas las graves denuncias incluídas en el
informe tuvieron lugar en cárceles ad-hoc en la Base Naval de Guantánamo en
territorio de Cuba, y en prisiones
secretas en Afganistán, Lituania, Polonia, Rumania, y Tailandia.
Tanto el informe como algunas opiniones de ex altos funcionarios
de la CIA, coinciden al ubicar las
órdenes autorizando los procedimientos cuestionados, en los mas altos niveles
del gobierno de Estados Unidos; el
Memorándum Presidencial del 17/9/2001 habría sido redactado por el abogado de
la Casa Blanca Alberto González,
revisado por el vicepresidente Cheney y la Consejera de Seguridad
Nacional Condoleezza Rice, para ser finalmente firmado por el Presidente George
W. Bush.
La total falta de experiencia de la CIA en manejar cárceles
en cualesquiera de sus formas, impulsó a la entidad a subcontratar servicios en
el sector privado. Según el Informe del Senado, entre 2006 y 2009 una empresa
formada por dos sicólogos con el exclusivo fin de asesorar en técnicas de
interrogación, recibió ochenta y un millones de dólares en honorarios.
.
", mientras José Rodríguez, ex-Director Alterno de la CIA encargado de supervisar las interrogaciones, afirmaba "...hay mucha hipocresía en los políticos".
En sus orígenes, la CIA fue pensada como organización
encargada de reunir inteligencia geopolítica para servir el trabajo del
Presidente, de su Consejero de Seguridad Nacional, y del Secretario de Estado,
así quedó establecido en el Acta de Seguridad Nacional del 26 de julio de 1947;
se le concedió jurisdicción sobre operaciones fuera de las fronteras de los Estados Unidos, dejando
el territorio nacional bajo la esfera del FBI, asimismo de una plumada se dio
por terminada la presencia del FBI en Latinoamérica. Desde un comienzo hubo problemas entre ambas
instituciones por el manejo de los temas de contrainteligencia. En otra variable, la CIA estuvo desde sus
inicios separada de funciones relativas al quiebre de códigos y análisis
criptológicos, esas funciones y otras relacionadas con espionaje electrónico quedaron en manos de la Agencia Nacional de
Seguridad/U.S. National Security Agency.
La relación de la CIA con el Congreso siempre fue compleja y
a ratos conflictiva. Senadores y
Congresistas fueron críticos de los fracasos en Bogotá en 1948, Corea en 1949,
y Bahía Cochinos en 1961; y de las intervenciones en Iran, Guatemala, y
Chile. Se intentó poner un marco de
referencia a la relación con el Acta de Inteligencia Central de 1949, pero su
vigencia fue terminada en 1971 a consecuencia del rol de la CIA en
operaciones clasificadas en Cambodia y
Laos, mantenidas ajenas al conocimiento
del Congreso.
Las relaciones con el Departamento de Estado tampoco fueron mejores, dos Secretarios de
Estado, Henry Kissinger y George Shultz
llegaron a decir que no recordaban haber recibido información útil de la
CIA. Por otro lado, el Presidente George
H. W. Bush y su Secretario de Estado James Addison Baker, cuestionaron
duramente la falla de la CIA en predecir el colapso terminal del comunismo
soviético.
Entre las numerosas implicancias del informe del Senado, ha
provocado una serie de cuestionamientos
a la utilidad de la CIA en el
marco del ordenamiento institucional de los Estados Unidos, y a la pertinencia
de tener una entidad dedicada a operaciones secretas conducidas con no poco
engaño, en el marco de un sistema democrático representativo.
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