CORRUPCIÓN
EUROPA SE CHILENIZA
EUROPA SE CHILENIZA
Por Luis Casado
Usted me dirá que yo le tengo manía a los economistas y a los
políticos corruptos, y le ruego que deje pasar este último gazapo visto que en
los tiempos que corren la expresión “político corrupto” está por entrar en la
categoría de pleonasmos de la Real Academia Española (RAE). En todo caso tiene razón. Y también la RAE.
Cuando uno se entera que el Sr. Sócrates (me refiero al ex
primer ministro portugués, no al filósofo griego ni al futbolista brasileño)
está preso por corrupción, que Tony Blair se está escapando por puntos, que la
ministro de Salud de España dimite por la trama Gürtel, que la
Directora-gerente del FMI está siendo procesada en el marco de una villana
estafa al erario público en Francia, que Sarkozy pagaba sus campañas
presidenciales con plata de Kadafi, que Jean-Claude Juncker organizaba la
evasión fiscal a escala industrial… en fin la lista es inacabable y si no me
cree le pregunta a la infanta Cristina o más cerca de nosotros a Piñera,
llega al extremo de pensar que “político” y “corrupto” son sinónimos.
Pero lo mío va –como siempre– de los economistas. ¡Tanto
boludo estudiando y hablando en difícil y haciendo
como que entendiese, para los resultados que vemos ante nuestras narices!
¿Cómo salir de la crisis? Silencio. O mejor dicho, el mismo
cacareo insulso que contribuye sistemáticamente a empeorar el desastre. Mejor
aún, ¿qué provoca las crisis? Silencio. Como en las encuestas, el economista “no sabe, no opina, no responde”. Sin embargo, para encontrarle un
remedio al mal sería un buen punto de partida el conocer sus causas, ¿no? No.
Como ya sabes, y si no lo sabes es que vives en Babia,
Europa va mal que con 30 millones de currantes sin
laburo tampoco es cosa de jugarla tan fina.
Visto que la crisis se eterniza, Jean-Claude Juncker,
presidente de Europa, ex presidente de la comisión de ministros de finanzas del
euro, y ex primer ministro de Luxemburgo, el mayor paraíso fiscal de Europa
continental, (por eso está donde está), anuncia urbi et orbi un
plan de relance de la economía.
Hasta Juli-Juli, nuestra nieta de seis años, sabe que un
plan de relance reposa sobre un aumento del gasto público, y también sabe que
los Estados europeos se la gastaron toda salvando un sistema financiero truhán
y no tienen ni uno.
De modo que el anuncio de Jean-Claude provocó un par de
preguntas que cayeron de cajón: ¿cuánto? y ¿de dónde?
Para “despertar” la economía europea, Jean-Claude propone
inyectarle 315 mil millones de euros. He ahí para el cuanto. Si la cifra puede
parecer importante en Burkina Fasso, representa apenas un pijotero 2,4% del PIB
europeo, que es como enviar a Nemo a sacudir una ballena azul.
Como será de rasca, que es incluso inferior al porcentaje
del PIB que debía recaudar la reforma tributaria de Bachelet, el porcentaje
original digo, porque después de la “cocina” de Andrés Zaldívar… lo
insuficiente se transformó en miserable.
Para responder a la cuestión ¿de dónde?, nuestro amigo
Jean-Claude descubrió la pólvora: la “alianza-público-privada”, ese matrimonio
entre la merluza y el huemul que suele saldarse por el pillaje de lo que queda
en las arcas fiscales.
De modo que en su desaforada creatividad, Jean-Claude
propone crear un fondo de inversiones en el que los Estados europeos –para
darle “confianza” a los privados– comenzarían poniendo 5 mil millones de euros,
lo que equivalente a un 0, 038 % de su PIB, no sé si se da cuenta de la
calidad del chiste.
Para ser justos, Jean-Claude asegura que pondrá otro resto
hasta llegar a 20 mil millones. Todo lo demás, para llegar a los pijoteros 315
mil millones, vendría de los efectos de apalancamiento del billete que pondrían
los privados.
Apalancamiento, figura financiera que consiste en poner cien
para pedir un crédito de mil, gracias a los cuales se piden otros diez mil que
abren la puerta a una pedida de cien mil. La genialidad del mecanismo se mide
en que provocó la crisis del 2007 de la cual aún no salimos.
Algo me dice que estos tíos cayeron en el integrismo
homeopático. Ya tu sabes: un principio básico de la homeopatía dice que el
veneno cura, siempre y cuando lo ingieras en dosis microscópicas.
De modo que el “electrochock” que Jean-Claude quiere
administrarle a la economía europea utilizará menos corriente que la que
produce HidroAysén, y movilizará, proporcionalmente, menos recursos financieros
que nuestra pinche reforma tributaria.
No es Chile el que se pone a nivel del primer mundo: es
Europa la que se está chilenizando.
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