12-6-2014-KRADIARIO-Nº901
Los permisos de edificación
TODO PERMISO DEBE TENER UNA VIGENCIA ACOTADA
Por Patricio Herman
En la Ordenanza General de Urbanismo y Construcciones (OGUC)
se señala con bastante claridad que los permisos de edificación caducan
automáticamente a los tres años de concedidos por el Director de Obras
Municipales, ello si no se hubieren iniciado las obras o si las faenas hubieren permanecido paralizadas durante
el mismo período de tiempo.
Para evitar “malos entendidos” entre los actores privados y
los funcionarios públicos, esta reglamentación dice que una obra se entenderá
iniciada cuando se hayan ejecutado los trazados y comenzadas en el terreno las
excavaciones contempladas en los planos del proyecto.
Llevado a un extremo
y para ejemplificar la situación, un día antes del cumplimiento del plazo, el privado realiza todos los trazados y excava el terreno en donde
levantará su edificación y con esa acción está en condiciones de esperar tres años
más para iniciar la construcción con las normas fijadas en el permiso, es
decir, si el Plan Regulador Comunal se transformó en más restrictivo, ese
privado mantiene las normas urbanísticas
por seis largos años, aunque las mismas estén derogadas.
Muchos actores privados, coludidos con funcionarios
municipales, utilizan rebuscadas interpretaciones para sobrepasar esa
disposición, siendo algunas de ellas francamente risibles, pero como es muy
difícil detectarlas se producen los efectos buscados y así mejoran
sustantivamente las rentabilidades de sus inversiones.
Las Resoluciones de Calificación Ambiental (RCA), ya sea vía
“Declaración” o “Estudio”, caducan a los 5 años si los proyectos evaluados
favorablemente por la institucionalidad no se hayan iniciado, lo que está
reseñado en la última modificación de la Ley Ambiental.
En todo caso, en el nuevo reglamento del Sistema de
Evaluación de Impacto Ambiental (SEIA), vigente desde el 24 de diciembre de
2013, por algún motivo incomprensible, se eximió a los proyectos inmobiliarios
que se ejecutan en las zonas declaradas latentes o saturadas de contaminantes,
a someterse al SEIA hecho extraño que, con dos abogadas expertas y un
competente arquitecto, nuestra fundación Defendamos la
Ciudad ya le representó formalmente esta irregularidad al nuevo ministro de Medio Ambiente.
Los proyectos inmobiliarios habitaciones y los de oficinas o
comerciales que tienen 250 y 150 estacionamientos, respectivamente, deben
someterse a un Estudio de Impacto Sobre el Sistema de Transporte Urbano
(EISTU), el que es elaborado por un consultor privado y posteriormente
analizado por diversos servicios de la Administración del Estado con
coordinación por parte del Seremi de Transportes.
En este análisis se establecen las medidas de mitigación
vial y una vez aprobado, el solicitante del permiso de edificación puede
obtener la autorización respectiva por parte del Director de Obras
Municipales.Pero, inexplicablemente por falta de rigor del sector público
sectorial, este tipo de actos tienen una vigencia ilimitada por no decir
perpetua, con lo cual, si ha transcurrido mucho tiempo, pierde eficacia el
EISTU.
Ya que en mi calidad de presidente de la fundación antes
nombrada, he sido invitado a formar parte de la Comisión Asesora Presidencial
Pro Movilidad Urbana, cuyo Decreto fue firmado el martes 10 de junio reciente
por la presidenta Michelle Bachelet en el Salón O¨Higgins del Palacio de La
Moneda, expreso en esta columna que mi primera intervención en este cuerpo
colegiado se relacionará con el cambio reglamentario para que los EISTU tengan
una vigencia determinada, la que podría ser cinco años como máximo, teniéndose en
cuenta el excesivo crecimiento del parque automotor en el país.
Declaro lo anterior porque existen diversos megaproyectos
inmobiliarios de altísimo impacto en las redes viales, que cuentan con EISTU
aprobados hace 14 años (?), como es el caso del mall Marina Arauco 2 en Viña
del Mar, ejecutándose en un sector totalmente colapsado, con el agravante de
que el permiso de edificación fue mal otorgado porque el proyecto no está
emplazado sobre una vialidad idónea para su alta carga de ocupación y más
encima dicho permiso ya está caducado por el imperio de la ley.
En resumen, estamos seguros que vendrán tiempos mejores para
los ciudadanos que habitan nuestras ciudades y ello dependerá de la necesaria
reingeniería al interior del aparato público y de la labor de control y
fiscalización por parte de la prensa y de las organizaciones de la sociedad
civil.
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